Un polícia, católico ferviente y a punto de casarse, es reclamada en una isla perdida del norte de Escocía para investigar la denuncia de la desaparición de una muchacha de 12 años. Cuando llega a ella se encuentra con que nadie parecer echar de menos a la muchacha, ni siquiera su supuesta madre. Pero es que todo en la isla está envuelto en un halo de extrañeza que no hará más que aumentar cuanto más vaya conociendo de ella.
enfrentar las creencias y valores de la sociedad occidental, con la moral judeocristiana a la cabeza, con un paganismo primigenio basado en la Naturaleza y los elementos como faros vitales. Pero todo esto, que podía asustar un poco por parecer muy sesudo, lo hace sin perder un instante, y ya desde los mismos créditos nos mete de lleno en la película, con ese viaje en hidroavión atravesando todas las Highlands escocesas, bonitas pero un auténtico páramo vistas desde el cielo mientras suena una música de corte melancólico, hasta que vislumbra la isla, con un verdor que contrasta con lo anterior y rebosa vida, y que se acompaña de una animada melodía folk. De esta manera así, guionista y director, preparan al espectador para el enfrentamiento entre los dos concepciones vitales, a la vez que demuestra que estamos llegando a un sitio basicamente inaccesible y aislado del mundo a todos los niveles.
Una vez en la isla este choque e ideas sigue, con el policía escandalizado ante la vivencia que se hace en el pueblo de temas como la muerte y la sexualidad. El protagonista, representa los más férreos valores morales de la sociedad occidental, no solo como rígido católico que como afirma en un momento dado no cree en el sexo antes del matrimonio, sino como figura de la ley que marca las normas a respetar. Así conforme va descubriendo que la muerte, el sexo y la desnudez no son un tabú en la isla, todo su ideario se empieza a desmoronar. A este respecto hay imágenes y secuencias brillantes y
turbadoras, como esa madre que se dedica a dar el pecho a su bebé apoyada en una lápida ya desvencijada de un cementerio; o la divertida y turbadora secuencia en la que el protagonista intenta reprimir la tentación sexual que le genera la mesonera de la pensión donde se hospeda, tentandole con su canto, como si de una sirena se tratara, a través de la pared que separa sus habitaciones, generando en él un estado de febril frustración. También es muy interesante el uso que hace el realizador de las canciones, todas ellas, llenas de referencias y juegos de palabras sexuales, que son cantadas tanto por niños como por ancianos, y que suenan por igual en el pub local y en la escuela, donde por cierto, los alumnos juegan
durante el recreo a celebrar rituales de fertilidad con una marcada simbología fálica ¿?. Sin embargo, el realizador, inteligentemente creo yo, no termina por decantarse ni por una creencia ni por otra, mostrando que, paganismo como cristianismo, son dos como maneras irracionales de entender la vida, dejando a ambas al mismo nivel (que es tirando a bajo, por cierto).
No sería justo hablar de la película sin reconocer la excelente labor de los actores, entre los que destacan los protagonistas Edward Woodward, y un curiosísimo Christopher Lee, alejado de la pose aristocrática que tantas veces defendió, para convertirse en un lider cuasihippie, además de una inolvidable Britt Ekland, que he descubierto, fue mujer de Peter Sellers.
turbadoras, como esa madre que se dedica a dar el pecho a su bebé apoyada en una lápida ya desvencijada de un cementerio; o la divertida y turbadora secuencia en la que el protagonista intenta reprimir la tentación sexual que le genera la mesonera de la pensión donde se hospeda, tentandole con su canto, como si de una sirena se tratara, a través de la pared que separa sus habitaciones, generando en él un estado de febril frustración. También es muy interesante el uso que hace el realizador de las canciones, todas ellas, llenas de referencias y juegos de palabras sexuales, que son cantadas tanto por niños como por ancianos, y que suenan por igual en el pub local y en la escuela, donde por cierto, los alumnos juegan
durante el recreo a celebrar rituales de fertilidad con una marcada simbología fálica ¿?. Sin embargo, el realizador, inteligentemente creo yo, no termina por decantarse ni por una creencia ni por otra, mostrando que, paganismo como cristianismo, son dos como maneras irracionales de entender la vida, dejando a ambas al mismo nivel (que es tirando a bajo, por cierto).
No sería justo hablar de la película sin reconocer la excelente labor de los actores, entre los que destacan los protagonistas Edward Woodward, y un curiosísimo Christopher Lee, alejado de la pose aristocrática que tantas veces defendió, para convertirse en un lider cuasihippie, además de una inolvidable Britt Ekland, que he descubierto, fue mujer de Peter Sellers.
Robin Hardy realizó una secuela en el siglo XXI llamada "The wicker tree", que intentaré ver si consigo encontrarla, y se quedó con las ganas de cerrar la trilogía con un crowdfounding, que no logró lo esperado, viendose frustadas en última instancia todas las posibilidades de llevarla a cabo con su muerte en poco después.
La película me ha parecido estupenda. Muchos cineastas la citan entre sus cintas favoritas y no me cuesta entenderlo: es corta e intensa, y es de esas que no se olvidan. Si os gusta el fantástico no os la perdais.
La película me ha parecido estupenda. Muchos cineastas la citan entre sus cintas favoritas y no me cuesta entenderlo: es corta e intensa, y es de esas que no se olvidan. Si os gusta el fantástico no os la perdais.
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha resutado interesante lo que cuentas. Así que me anoto la peli para verla cuando pueda.
Un saludo!
Hola! No creo que te defraude, además es corta y todo va muy rápido.
EliminarUn saludo
Esta película fue rodada por Charlemangue Productions, una compañía fundada por Christopher Lee, nada menos. Lee quería hacer algo distinto de la Hammer y lo consiguió, pues a veces "The Wicker man" parece un musical. Hay muy buenos detalles, como los árboles plantados sobre las tumbas, o el cordón umbilical que cuelga del árbol bajo el que supuestamente está enterrada la niña.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
No sabía los bretes de la producción, pero desde luego, creo que pudo quedar muy orgulloso porque la película es excelente. Esos detalles que cuentas también son estupendos, y el final es icónico.
EliminarUn saludo