viernes, 31 de mayo de 2013

Y este año disco nuevo...(XVI): Queens of the Stone Age



Pues tras hacer unos cuantos amagos Queens of The Stone Age vuelven. Y aunque no siempre me gusten, es uno de esos estrenos que hay que tener en cuenta.

Formados por Josh Homme, único elemento estable en una banda que por momentos parece un supergrupo por lo difícil que es encontrar una misma formación durante más de un disco…,  a partir de la disolución (aunque hace poco volverían por aquello del tema económico y tal) de “Kyuss”, su anterior banda y uno de los puntales del rock stoner. Lo del nombre tiene su tela, ya que Homme quería llamar a la banda Gamma Ray, pero había una banda de metal alemán de ese nombre, así que optaron por este apelativo que les dedicó un productor mientras hacían un disco “Kyuss”. Y con él se quedaron.
Yo tengo que reconocer que no les conocí desde el principio (y es que el stoner nunca fue mi rollo), sino a partir del “Songs for the deaf”, disco de 2002 con el que lograron reconocimiento crítico y comercial. Aunque los puristas vieron como una traición que se alejasen de los sonidos repetitivos y pesados de sus primeros trabajos, yo no puedo más que celebrar su acercamiento al rock duro, y más si está defendido por un discazo como este. Hay momentos que transmiten el sofocón de sus trabajos pretéritos, pero hay más huecos por los que su música se oxigena (algo que en lo que seguro que tuvo que ver la colaboración de Dave Grohl), dando lugar a pelotazos como “Millonaire”, esa mejor-canción-Bond-sin-haberlo-sido-nunca que es “No one knows” o “Another love song”. Si que es cierto que luego me puse a indagar en sus discos previos, y encontré grandes canciones como “Leg of lamb”, “Mexicola”, “Feel good hit of the summer” o “The lost art of keeping a secret”.





Después editaron “Lullabies to paralize” en 2005 y “Era vulgaris” en 2007, que no es que me maten, pero aun  así, les tenemos que reconocer que nos han dado la oportunidad de verlos en directo en dos ocasiones. Y la verdad es que la contundencia que presentan en el escenario es alucinante. Puede que Homme no sea el tío más simpático del rock (aunque si que sea un virtuoso en su instrumento) pero eso le quita ni un ápice de su carisma: con su casi dos metros de altura y su actitud orgullosa se hace el dueño de la función.





Después de esto y hasta este año que han sacado disco, Homme se ha dedicado a continuar unos proyectos paralelos (Eagles of Death Metal) y crear otros (Them Crooked Vultures), además de colaborar con artistas de lo más variado, a veces en alguna canción suelta (Primal Scream, The Strokes, Lupe Fiasco, Florence + The machine, Peaches…), y otras recluyendoles en su rancho del desierto para producirles discos, como hizo con Arctic Monkeys, a los que les produjo “Humbug”, que, aunque en su día no me gustó, tengo que reconocer que ha sido vital para seguir enriqueciendo su sonido y hacerles crecer.




Homme y Turner
Y tras tanta espera, en este 2013, regresan con “…Like Clockwork”. Y aunque no sale hasta el día 3 de Junio, por esos milagros de la modernidad, se ha filtrado, y la verdad es que no esta nada mal. Ya antes de estrenarse ponía los dientes largos con la nómina de colaboradores: Dave Grohl, Trent Reznor, Alex Turner, Mark Lannegan y ¡¡¡Jake Shears y Elton John!!! Es bastante cachondo como terminó Sir Elton John colaborando, ya que al parecer telefoneó el mismo a Homme diciéndole “si no le parecía que ya iba siendo hora de que hubiera una reina de verdad en su disco”. El single de impacto inmediato es ese “My God is the Sun”, que es un trallazo en toda regla y pegará fuertes en las listas de éxitos. Pero la cosa no acaba ahí: “Keep your eyes peeled”, “If I had a Tail”, “Kalopsia” y “Fairweather friends” están a gran nivel. Y eso con solo un par de escuchas, que seguro que conforme siga escuchándolo, aparecen más perlas. Os dejo con el corto que han montado empalmando varias canciones y que les ha quedado bastante cañero.


martes, 28 de mayo de 2013

No soy un número... ¡Soy un hombre libre!


Tenía yo una deuda pendiente con la fundacional serie “El prisionero”, y entre invierno y primavera me la he ido viendo. Y tengo que reconocer que no me cuesta nada entender la gran fama de la que goza, y que no es nada difícil el rastrear influencias en tanto series como películas que han venido después.

Producida en los años 60 por la cadena inglesa ITV y creada por su protagonista, Patrick McGoohan, esta serie nos cuenta los intentos de escapatoria, en plena Guerra Fría, de un espía del servicio británico de “La villa”, una mezcla entre ressort, residencia de ancianos y campo de concentración, a la que ha ido a parar después de ser drogado y secuestrado tras haber presentado su renuncia.
Así de simple es el argumento. Pero es que no sabemos nada más: ni porque presenta su renuncia; ni donde está “La Villa” ni tampoco quien esta a cargo de “La villa” (bueno, si, “el numero 1”...), si el bloque comunista o el capitalista… Por no saber, no sabemos siquiera el nombre del protagonista, ya que durante toda la serie le conoceremos (muy a su pesar), como “el número 6”. Todo es muy críptico, y desde ya aviso que nadie espere un final que aclare todas las preguntas, pero en esta serie, esa ausencia de explicaciones, en lugar de resultar molesta (¿alguien ha dicho “Perdidos”?), le añade significados y riqueza. Fijaos si la serie es abstracta, que hay hasta dos versiones (por lo menos) del orden de los episodios: aquella en la que fueron emitidos; y otra alternativa que es la recomendada por el propio creador, que al parecer reniega del orden que se siguió para emitir los capítulos.

Pero si esta serie ha pasado a la Historia, no es (únicamente) por su argumento, sino por lo bien rodada que esta. En estos tiempos en los que nos vanagloriamos de estar disfrutando la Edad de Oro de la televisión, no esta de más volver la vista atrás y ver como hace ya casi 50 años y en la televisión británica, se hacían cosas como esta, con factura cinematográfica y con ideas muy audaces. Hay algunos tics visuales que hacen imposible olvidarse de que nos encontramos en los 60 (esa moda inconfundible; esa decoración tipo lounge; el abuso del zoom…), pero lo que al principio resulta irritante, termina haciéndose entrañable conforme uno va viendo la serie. Pero es que la puesta en escena hace uso de recursos que entonces eran audaces en el cine (no te quiero contar en la televisión…): flashbacks; cámara subjetiva; capítulos narrados casi sin diálogos; interludios de otros géneros; pesadillas; manipulación de la realidad; y hasta happenings, que para eso estamos en los 60… Lo que se quiera y más.

Pero es que el guion no se queda atrás. Aunque haya pasado tanto tiempo, hay reflexiones muy lúcidas sobre: la democracia; la manipulación del pueblo que en muchos casos realizan los medios de comunicación; la perdida de identidad; las drogas… Vamos, sobre la libertad. Y es que esta serie es una hija clarísima de su época. Además, como McGoohan siempre dijo, la mejor manera de ver la serie era verla como una alegoría. Y gracias a eso no ha perdido un ápice de vigencia y frescura.




Entre los episodios memorables que nos brindó la serie estarían “A. B. and C”, “The Schizoid Man”, “Free for all”, “Many happy returns”, “Do not forsaken me, Oh my Darling”, “Living in Harmony”, “The Girl who was… Death”, y los delirantes capítulos finales “Once upon a time” y “Fall out”, que casi convierten el cine de David Lynch en “Teo va  al zoo”…

No me resisto a acabar dejar de hablar de ella sin nombrar las obras que han venido después en las que se puede ver su influencia: “El show de Truman”, la citada “Perdidos”, “Matrix”, “Origen”, "Double Team", “Naufrago”, “Almas de metal”, “Desafio total”…

Y los homenajes se pueden encontrar en los sitios más inesperados: en los tebeos van desde “Los cuatro fantásticos” de Lee y Kirby al “Watchmen” de Alan Moore; en televisión se han citado líneas de dialogo en “Fringe”  pasando por “Los Simpsons”, serie en la que McGoohan presto su voz durante un capitulo para un personaje que homenajeaba al suyo en la serie. Pero es que en música la cosa no se queda atrás: le han dedicado canciones a la serie “Iron Maiden” entre otros, y Supergrass se fueron a grabar el video para su pelotazo “Allright” al sitio que hacía las veces de “La villa” y se vistieron con los trajes que usaban sus habitantes. Os dejo aquí unas cuantas muestras de todo ello (el de los Simpsons empieza en el minuto 2:30).





Por cierto, hace unos años se hizo una miniserie protagonizada por Jim Caviziel y Ian McKellen, y aunque el reparto no pinta mal, esperaré un tiempo antes de verla...

Sé que puede dar pereza meterse con esta serie. Y más si ve doblada, ya que el único doblaje que hay es en español latino, y se hace muy extraño para los que no tenemos costumbre de ver cosas con este doblaje (aunque al final a mí terminó gustándome: imagino que sería las nostalgia de los doblajes que veíamos de pequeños…). Pero la cosa merece mucho la pena. Es original, está bien hecha y permite saber de donde vienen muchas ideas de historias que tanto nos han gustado. Os dejo con los míticos títulos de crédito, para que os entre el gusanillo.


jueves, 23 de mayo de 2013

Crónica de un reencuentro



Al fin he podido agenciarme el documental del que todos los medios especializados en cine y música estaban hablando, “Searching for Sugar Man”. Y no sé si será por las expectativas tan altas que me había hecho, pero, aunque me ha gustado, después de tanto halago, esperaba más.

Rodriguez es un cantautor de Detroit que a inicios de los 70 sacó dos discos que tuvieron críticas estupendas, pero que no lograron el éxito comercial que merecían. Excepto en un sitio, Sudafrica, país en el que su mensaje caló profundamente entre la juventud que acabaría derrocando el Apartheid, llegando a un nivel de popularidad digno de los Beatles o Dylan, a pesar de la rígida censura y bloqueo internacional al que los sudafricanos se vieron sometidos en aquellos años. Pero él solo fue consciente de su fracaso, lo que hizo que  se retirara, desatando todo tipo de teorías sobre su situación. ¿Estaba vivo? ¿Se quitó la vida sobre un escenario? ¿Se prendió fuego ante sus fans? Durante mucho tiempo nadie supo de él, hasta que desde Sudafrica se puso en marcha una investigación para saber que había sido de él…

En lo que a ruido mediático se refiere, es indudable que estamos ante el documental de la temporada. Y aunque la historia que cuenta es interesante y por momentos emociona, yo la encuentro algo falta de garra. Si alguien nos dijera que este documental ha sido rodado hace 50 años, nos lo creeríamos. Desde luego que es una opción lícita y respetable por parte del director, pero yo echo de menos algo más de arrojo en la puesta en escena. Casi todo el metraje se compone de gente hablando a cámara e imágenes de archivo. Solo en las secuencias en las que vemos a Rodriguez caminando solo por las calles nevadas (que se convierten prácticamente en un videoclip para la canción que suena en ese momento), hay cierto afán por dotar de vida a la película más allá de la bonita historia que nos están contando.
Otra cosa que he leído por ahí, es que en la película se obvia el éxito (moderado) que Rodriguez tuvo en países como Australia o Nueva Zelanda, en los que llegó a girar a finales de los 70 y principios de los 80. No es que nos tengan que contar absolutamente todo lo que ha hecho en la vida este hombre, pero podrían haber nombrado, aunque fuera por encima, que hubo sitios en los que si que recibió cierto reconocimiento y realizó giras. Pero claro, esto restaría épica al relato…

Todo esto no quita para que el documental se vea con interés, y no se haga aburrido. Es reconfortante encontrar a un artista realmente comprometido con su obra, y que se ha mantenido fiel a sí mismo, pero que no ha buscado labrarse una fama de proscrito ni convertirse en un icono: este hombre actuó durante toda su vida como el creía que tenía que hacerlo, sin darse importancia por ello, y lo que es más importante, sin sermonear a nadie. Esto es algo a alabar a día de hoy, cuando cualquier persona se dedica a esgrimir su ideología (que, además en muchas ocasiones se trata de una pose de cara a la galería…) y manera de vivir como si fueran el único modo, ético y estético, de hacerlo. En este aspecto resultan entrañables las secuencias en las que vemos a Rodriguez contar lo sucedido, momentos en los que percibimos su timidez y, lo que es aun más admirable, su total falta de rencor por lo que le ha tocado vivir. Se muestra satisfecho y disfruta de ello, sin lanzar veneno a cada comentario por no haber recibido el reconocimiento que probablemente merecía. También me gustan aquellas secuencias en las que entrevistas al dueño de la discográfica con la que editó sus álbumes, que niega con (risible) vehemencia haber recibido ningún dinero de las más que importantes ventas del disco en Sudáfrica. Y por supuesto, las imágenes de archivo de los multitudinarios conciertos que dio a principios del presente siglo en Sudafrica, en las que resulta palpable la emoción tanto del artista como del público.

Un documental interesante, y que permite conocer a un artista que de otra manera seguiría pasando desapercibido, pero en el que, paradójicamente para tratarse de una película sobre un músico, se echa de menos más Rock&Roll…

domingo, 19 de mayo de 2013

Y este año disco nuevo...(XV): Daft Punk




Por si alguien ha estado viviendo en un agujero muy, muy profundo, la próxima semana sacan disco el dúo más famoso de la música electrónica (con permiso de The Chemical Brothers): Daft Punk. Y aunque su último trabajo fuera de bandas sonoras y remixes no fue todo lo bueno que se esperaba de ellos, aun cuentan con crédito, y más si nos fijamos en el adelanto que han presentado y la impresionante lista de colaboradores.

El origen de los robots se remonta a 1993 año en el que Guy Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter, amigos del instituto, tras recibir malas críticas por parte de su anterior proyecto musical, la banda de pop-rock Darlin´ (en la que también estaba Laurent Brancowitz, el que luego sería el guitarra de Phoenix, curiosamente, el último grupo que tratamos en esta sección), deciden montar un duo de música electrónica. Y al año siguiente presenta “The new wave”, canción que en su remix se convertiría en “Alive” y acabaría incluida en su primer disco. Al año siguiente sacaron el single “Da funk”, que funcionó muy bien y les consiguió un contrato discográfico con Virgin. Y así en 1997 editaron su primer trabajo “Homework”, uno de los albums más influyentes e importantes de la década, y que junto a los trabajos que realizaron por aquella época Fatboy Slim, The Chemical Brothers, Air y Moby, se encargo de acercarnos la electrónica a gente a la que hasta el momento no nos había interesado mucho (o nada). Al descomunal éxito crítico y comercial que tuvo el álbum ayudó no poco el excelente trabajo que hicieron en el aspecto visual, desde su propia imagen, hasta los estupendos videoclips, a cual más flipante, que fueron realizados por futuros cineastas punteros como Spike Jonze que realizó “Da Funk”, Roman Coppola que hizo lo propio con “Revolution 909”, y Michel Gondry que marcó época con “Around the world”. Aquí tenéis todas estas pequeñas joyas:








En 2001 volvieran para entregar el que a día de hoy es su trabajo que más me gusta: “Discovery”. En esta ocasión, se alejaron un poco del house para acercarse al sonidos más funkys y cercanos a la música disco de los 70. Y el resultado es una de esas joyas de principio a fin, que te pones en bucle y escuchas una y otra vez. Y sin cansarte, ya que encuentras varios  géneros. Pasas del dance de “Faster, better, faster, stronger” a los arreglos clásicos de “Veridis Quo”, pasando por el disco de “One More Time”, el jazz electrónico de “Something about us” y el funky de mi canción favorita del disco “Too long”. Para los videos esta vez optaron por una relato de ciencia ficción en anime japonés, y lo que al principio fueron videos aislados, en 2003  acabaron dando lugar a “Interstella 5555: The 5tory of the 5ecret 5tar 5ystem”, una película de anime a cargo de los celebres estudios Toei, de la que “Discovery” era una banda sonora. Ahora disfrutad de “Too long” (aunque me dan ganas de poner todo el disco, pero no toca…):




Cuatro años más tarde en 2005 estrenaron el que por ahora es su peor disco “Human after all”. En su momento fue todo un bajón. Ellos eran conscientes de ellos, ya que con este disco se alejaron del optimismo de sus dos primeros trabajos y se metieron en atmosferas más densas repetitivas y difíciles de digerir. Este cambio de rumbo también llegó a los videoclips, que pasaron de ser joyas a ser, quitando el caso de “The Prime Time of Your Life”, una grabación de una imagen en una pantalla de televisión. Según ha comentado gente que lo vio, la gira que hicieron de este álbum descubría todo su potencial, pero como yo no he tenido la suerte de verlo, pues la verdad es que no me termina de llegar. Aquí tenéis, la que quizás sea la canción más popular de este álbum, la citada "The Prime Time of Your Life":





Después de esto se tomaron un largo descanso de cinco años, no absoluto, ya que siguieron haciendo remixes y colaboraciones, para regresar en 2010 con la banda sonora de “Tron: Legacy”. A falta de ver esta película, la verdad es que la elección del dúo para poner música a la película me parece más que lógica, teniendo en cuenta el espíritu del original “Tron” del año 1982. Y nadie puede negar que el tema principal no les quedó nada mal:




Pero la banda no llegó a colmar las expectativas, y seguíamos esperando un disco de Daft Punk que nos volviese a regalar otro puñado de melodías de esas que te siguen para siempre. Y este 2013, por fin, parece ser que nuestras plegarias han sido escuchadas, ya que vuelven con lo que tiene toda la pinta de ser un discazo en toda regla: “Random Access Memories”. La lista de colaboradores es de esas que ya te ponen los dientes largos: Giorgio Moroder, Pharrell Williams, Julian Casablancas, Paul Williams (¡¡el de "El fantasma del paraiso" de De Palma!!), Nile Rogers de Chic, Panda Bear de Animal Collective... Un locurón. El adelanto es ya una joya, y si todo sigue así, los franceses volverán a hacer historia. Ahi va "Get lucky", a bailar se ha dicho:


miércoles, 15 de mayo de 2013

Asuntos de familia


Pues aunque contuvimos la respiración hasta que la vimos en la cartelera de nuestra ciudad, al final pudimos ver este finde el estreno en nuestra ciudad de una de las películas que más esperábamos, "Stoker" de Park Chan Wook. Y hemos salido bastante satisfechos del cine, ya que la película da todo lo que promete y redime a Wook de sus dos últimas obras, las decepcionantes "Soy un ciborg" y "Thirst", aburridas y totalmente predecibles.

India Stoker (Mia Wasikowska) es una chica un tanto extraña, que se fija en cosas en las que nadie más lo hace y que no se deja tocar por nadie, pierde a su padre y su mejor amigo el día de su 18 cumpleaños en un accidente de trafico, quedandose sola en la casa familiar con su madre Evelyn (Nicole Kidman), a la que nunca ha estado muy unida. Para sorpresa de todos, sin que nadie lo espere aparace su tio Richard (Matthew Goode), del que India no sabía nada, y que con su perturbadora actitud trastornara la ya de por si complicada vida en la mansión familiar.

Hace 30 años, esta cinta la hubiera dirigido sin duda Brian de Palma, ya que esta película vendría aser a "La sombra de una sospecha" lo que para "Vértigo", "Psicosis" y "La ventana indiscreta" en "Fascinación", "Vestida para matar" y "Doble cuerpo" respectivamente: una suerte de puesta al día  exagerada de un argumento del maestro Alfredo. Y es que esta película no busca ser otra cosa que un divertimento perverso que indaga en el lado oscuro de las personas Pero no estamos en los 70-80 y  De Palma ha sido expulsado del sistema de estudios hollywoodienses, ahora este argumento se lo han ofrecido a Park Chan Wook, el que para mí es el director más interesante de la fecunda cinematografía coreana y autor de dos películones como "Old Boy" y "Joint Security Area", y que con este trabajo toma la alternativa en el cine norteamericano. Pero que sus fans no se inquieten (yo que me encuentro entre ellos, si que lo estaba un pelín), que no ha perdido su garra.

Ya los originales títulos de crédito iniciales avisan al espectador que nos encontramos ante un juego, y que lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar para disfrutar de la propuesta, y no plantearse mucho el guión (a cargo de uno de los actores de "Prison break" Wenworth Miller, que mejor que deje el teclado...) que es lo más flojo de la propuesta, funcional en el mejor de los casos y predecible en el peor, ya que recurre a todos los tópicos y lugares comunes mil veces vistos: (el funeral, los matones de instituto, la bajada al sótano... Pero ya se sabe que de guiones mediocres se han sacado en ocasiones películas fascinantes.

La puesta en escena es vistosa y original. Algunos dirán que es esteticista y gratuita (que si que eran adjetivos aplicables a "Soy un ciborg" y "Thirst"), pero en mi caso no es así. El interesante uso que este hombre hace aquí de los decorados (toda una constante en su cine), y que convierten sus planos casi en lienzos, pero con un valor narrativo, ya que se convierte en una manera perfecta de mostrar el aislamiento que sufren todos los personajes, y la capacidad que tienen los personajes de India y Richard de fijarse en cosas en las que nadie más repara. A esto ayuda mucho la estupenda fotografía del también coreano Chung-hoon Chung, que ya era colaborador de Wook en sus anteriores trabajos y que logra un color a medio camino entre el Technicolor y la pintura de Hooper y el american gothic, logra un look simplemente fascinante.. El aspecto gótico de la historia: la familia encerrada en la mansión, los recovecos de la casa, la turbulenta relación madre-hija (impagable la secuencia en la que India le cepilla el pelo a su madre) hace que la película se acerque al Robert Aldrich (uno de los directores de cabecera de Wook) de "¿Que fue de Baby Jane?". También recupera Wook esas transiciones dentro del mismo plano tan características suyas, entre las que destaca el plano de los zapatos, y no digo más para no estropear la sorpresa.
Capitulo aparte merecen las secuencias de eróticas y violentas, y las pongo juntas ya que están rodadas de la misma manera que hacía Hitchcock: rodando las secuencias eróticas como si fueran crímenes, y los crímenes como si fueran secuencias amorosas. Entre todas ellas, las que más me impresionaron fueron las del piano (quizás la mejor secuencia erótica que he visto en el cine en lo que va de año), y por supuesto, la de la ducha, que empieza de manera totalmente predecible (el personaje se da una ducha para limpiar su cuerpo y su alma después de haber formado parte de un suceso terrorífico) pero que el director retuerce para descolocar al espectador, logrando una escena retorcida y que me hizo sonreír.

Otro aspecto llamativo es el diseño de sonido, del que se sirve el director para dar a entender por momentos que algunos personajes tienen capacidades sobrenaturales dignas de un vampiro, a lo que ayuda que a uno de los personajes no le veamos tomar comida en toda la película, ni siquiera cuando esta sentado en la mesa.
Entre los actores cumplen muy bien Wasikowska y Kidman (que debería denunciar a su cirujano, al parecer el mismo que destrozó el rostro a Meg Ryan a la vista de los resultados...), quedando en meramente correcto en el mejor de los casos Goode, que en ocasiones, con su mediocre actuación, hace que se tambalee la película. Si este papel hubiera estado a cargo de, por ejemplo, Michael Fassbender o Ben Winshaw, estaríamos ante un personaje que pasaría a los anales del género.

Recapitulando una buena película muy entretenida que no llega al nivel de "Old boy" (son pocas las películas que lo hacen) y que  he disfrutado de principio fin y que encantará a los que disfrutaron con las obras de Tennesse Williams, "¿Que fue de Baby Jane'", el cine de De Palma de los 70 y 80, "Hannibal" y "El cisne negro".

sábado, 11 de mayo de 2013

Recuperando clásicos (VIII): "Desafío Total"



Hace poco, mirando las etiquetas del blog, me di cuenta que aun no había escrito nada por aquí de uno de mis directores de cabecera, Paul Verhoeven. Y eso era inaceptable, así que el otro día decidí ponerle fin a esa anomalía y revisé “Desafío Total”. Y, aunque esta no es su mejor película (ese honor le corresponde a "El libro negro"), volví a confirmar que el tiempo la esta tratando estupendamente, y que Verhoeven es una especie aun viva, pero en peligro de extinción (tristemente lleva ya 6 años sin ofrecernos nada, y sin proyectos firmes en el horizonte…).

En el año 2084, Douglas Quaid (Arnold Schwarzennager) es un trabajador de la construcción (de ahí el cuerpo anabólico que gasta) que está obsesionado con visitar el planeta Marte, que a mediados del siglo XXI fue colonizado para explotar las minas de un compuesto muy valioso, el turbinio. Ya que su mujer Lori (Sharon Stone) se niega a hacer ese viaje, decide acudir a una empresa llamada Rekall, que a petición del cliente inserta recuerdos falsos de todo lo que el cliente quiera. Quaid decide que le inserten recuerdos relativos a una trama espacial conspiranoica llena de dobles identidades, ruinas de civilizaciones alienígenas y luchas rebeldes.  Al empezar el proceso de inserción de los recuerdos algo se tuerce. Y al despertarse, se encuentra en un taxi, sin saber como ha llegado hasta allí. Pero lo extraño solo acaba de empezar, su mejor amigo y su mujer intentan matarle. Desconcertado y sin saber quien es en realidad, Quaid emprenderá un viaje a Marte (aconsejado por gente que dice conocerle pero que el no recuerda) con la intención de aclarar quien es y cual ha sido realmente su vida.

A pesar de no ser un cineasta perfecto, Verhoeven es uno de los autores que es capaz de insertar ironía y múltiples interpretaciones en cualquiera que sea el proyecto que asuma, y en este caso, alcanza el culmen de su carrera en EE.UU. El guión de esta película, basado en un relato corto de Phillip K. Dick, llevaba muchos años dando vueltas por los despachos de Hollywood y había pasado por las manos de gente tan diversa como Bruce Beresford o David Cronenberg. Hasta que cayó en manos del director holandés, que había ganado crédito e la ciencia-ficción gracias al triunfo económico y crítico (este último solo parcialmente, que la prensa nunca ha sido benevolente con él) de “Robocop”, su anterior película.

Aunque había llegado a la historia de rebote, el director encontró como asidero a la historia el miedo a la despersonalización y a la locura, algo que no le era ajeno en absoluto. Y es que, como refleja Tomas Fernández Valentí en el imprescindible libro “Paul Verhoeven. Carne+Sangre”, durante su juventud tuvo un episodio psicótico propiciado por una situación estresante, durante el cual padeció alucinaciones y perdió el contacto con la realidad. Afortunadamente se recuperó de él sin secuelas,
sobre todo, como el mismo reconoce, gracias al apoyo de su esposa, psicóloga de profesión. Pues gracia a eso, convirtió lo que en principio solo era un vehículo de lucimiento para Schwarzennager en una fascinante recorrido por el miedo a la locura y a la pérdida de la personalidad, con un final totalmente ambiguo. Y esto lo logra sobre todo gracias a detalles de la puesta en escena, que en ocasiones puede llegar a parecer hasta soez, pero que, si se indaga un poco, se muestra mucho más trabajada, sofisticada y llena  de detalles maliciosos que trascienden las macho-movies ochenteras.

Estas son algunas de los cosas que más me gustan de este peliculón:
- El aire violento y excesivo aire que posee la película a partir del momento en que visita la agencia de sueños. Buena muestra es el tiroteo que sucede tras sobrevivir al ataque de su esposa y su mejor amigo, toda una pesadilla de carne y sangre, con cadáveres siendo utilizados como escudos, que enrarece lo que hasta ese momento había sido algo más o menos normal, adentrándonos en un terreno mucho más ambiguo en el que dejamos de sentirnos seguro como espectador.
- Como no podía ser de otra manera tratándose de Verhoeven, la manera de retratar a las mujeres. Aunque algún estrecho mental lo haya calificado de machista, las mujeres del cine de Verhoeven siempre han destacado por ser aguerridas y decididas, huyendo del tópico de mujer frágil a rescatar. Buena muestra de ello son las dos chicas de la película, una morena (Rachel Ticotin) y una rubia (Sharon Stone). Son de todo menos complacientes y apocadas. Son impagables las secuencias de lucha entre ambas, o las que enfrentan al matrimonio que forman la Stone y Schwarzennager (riete tu de “La guerra de los Rose”…). Y tampoco falta la mujer que se cambia el  color de sus uñas con un puntero digital, una alusión a las armas femeninas que (casi) nunca falta en el cine de Verhoeven.
- Las referencias sexuales. También una constante en el cine del holandés.  Es un momentazo la llegada al barrio rojo de Marte, que bien podía ser el del Amsterdam natal del director, lleno de prostitutas (¿¿¿quien no se acuerda de la mujer de las tres tetas???, seres deformes y rebeldes. Y es que con esto Verhoeven nos muestra la escasa fe que tiene en la condición humana: por mucho que pasen los años y en cualquier mundo seguirán existiendo los guetos y los lupanares en los que las clases desfavorecidas tendrán que sobrevivir como puedan. Sharon Stone también genera otro momento jugoso, como aquel en el que uno de los agentes que quieren matar a Quaid le hace una referencia a “los deberes conyugales” a los que ha tenido que hacer frente para hacerse pasar por su mujer, a su auténtica pareja, interpretado por el siempre malcarado Michael Ironside, que está a puntito de pegarle un tiro…
- Las soluciones de puesta en escena y encadenados que realiza. Una secuencia que se me quedó grabada a fuego es aquella en la que siguiendo las indicaciones que se da a sí mismo desde una grabación que él no recuerda haber realizado, Quaid se 

inserta una especie de pinza por la nariz que le extrae del tirón el sensor del tamaño de una pelota de ping-pong por el que le siguen el rastro, y que es una muestra de dos de los delirios más recurrentes de en los trastornos mentales, control y paranoia o persecución, y a su vez, una representación de una lobotomía (no olvidemos que esta fue una manera tristemente popular para tratar este tipo de problemas). Pero la brillantez de la secuencia no acaba allí, ya que al poco la imagen de Quaid en el televisor queda salpicada por sangre de unas ratas tiroteadas  (¡¡!!). Lo que en principio podía parecer una excusa para aumentar la hemoglobina del producto y hacerlo más cañero, es una brillante manera  de vaticinar que el futuro del protagonista va a estar marcado por la sangre. Con la llegada a Marte no baja el nivel y además de la ya mítica secuencia de la cabeza explosiva, esta el espectacular y muy descriptivo movimiento de cámara que va desde Quaid en el tren que le lleva a la colonia de Marte, hasta el pico de la mina de turbinio, ligando íntimamente el destino de ambos. O ese momento en los que pasa de un plano de los peces  que han caído de una acuario asfixiados al quedar al aire, a otro al que vemos a los rebeldes a los que se les ha cortado el suministro de oxigeno agonizando. También me gusta mucho el que se use el holograma que duplica al que lo lleva para despistar a los enemigos, un inteligente modo de mostrar la psique fragmentada de Quaid ¿Que mejor arma podía tener un hombre que posee dos personalidades?

- Y como no, el final, abierto a todo tipo de interpretaciones ¿hemos visto una película de acción en la que el héroe triunfa sobre todas las dificultades? ¿O acaso hemos presenciado el delirio de un pobre hombre que ha perdido la cabeza?






Además de todo esto, a nivel técnico es impecable, pero entre todos los apartados destaca la ya mítica partitura que elaboró Jerry Goldsmith y la estupenda labor de Rob Bottin en el maquillaje, algo que a día de hoy, es un arte practicamente perdido entre tanto efecto digital...

Como se ha podido ver, me encanta esta historia de ciencia-ficción, y si me pongo a buscarle un fallo, pues el único que le puedo encontrar son los chistes malos de Schwarzennager, que nunca podían faltar en una película de este tipo de aquellos años.

Ya se que el año pasado hicieron un remake, y aunque me gusta Colin Farrell, aun no he reunido valor para echarle un vistazo. Y es que me cuesta imaginar esta historía sin la mirada irónica y provocadora del genio holandés...

viernes, 10 de mayo de 2013

Ha muerto Alfredo Landa



Vaya semanita de óbitos que llevamos... Si el otro día moría Harryhausen, ayer me acosté con la noticia de que Alfredo Landa ha fallecido. Y aunque ya estuviese retirado, da pena, ya que este hombre, además de ser un gran actor, forma parte del imaginario cinematográfico ibérico. Es de los pocos, poquísimos (unicamente me viene a la cabeza Chaplin), que fue capaz de que su nombre se convirtiera en un género. Y solo por eso ya merecería un lugar en la historia del cine.

Durante los 50, 60 y parte de los 70 interpretó películas con un valor cinematográfico dudoso (aunque hay joyas como "Atraco a las tres", "Placido" o "El verdugo") pero de gran valor sociológico e histórico, ya que son todo un documento de lo que era el país en aquellos del desarrollismo (y si alguien lo duda, que revise "No desearas al vecino del quinto", "Cateto a babor" o "Vente a Alemania, Pepe" para ver como era este país en aquellos años...). Pero en los 80 ya se confirmó como un grandísimo actor (para mí, el Gene Hackman ibérico...) con  películas como "El crack", "El bosque animado" (que mi padre me llevó a ver al cine), "Los santos inocentes", "La vaquilla" o la fallida adaptación de la maravillosa novela "El rio que nos lleva" de Jose Luis Sampedro, en la que era lo que más brillaba.
Me es imposible no acordarme de este hombre sin pensar en mi abuela y las películas españolas que veíamos tronchandonos de risa los sabados y domingos por la tarde. Solo por eso, siempre tendrá un hueco en mi corazón cinematográfico. Aquí os dejo con un trailer de "El crack" (indispensable para cualquiera que ame el cine negro) y una secuencia de la descacharrante "La vaquilla". Que en paz descanse.




miércoles, 8 de mayo de 2013

Ha muerto Ray Harryhausen


Uno de los hombres que me hizo amar el cine cuando aun no sabía que había directores, ni actores, ni mucho menos técnicos de efectos especiales, Ray Harryhausen, ha muerto. Este hombre cambió la historia del cine fantástico, con sus criaturas trágicas y expresivas, y nos hizo creer que todo era posible. Aprendiz del gran Willis O´Brien, el creador de King Kong, revolucionó para siempre los efectos especiales, logrando que viésemos a dinosaurios, Medusas, Cíclopes, gorilas gigantes, pulpos, abejas monstruosas, alfombra voladoras, monstruos marinos y todo lo que pudiéramos imaginar. Os dejo con una secuencia de su película que más me gusta me hizo descubrir que los superheroes ya las habían descubierto los griegos dos mil años antes de que llegase la Marvel, "Jason y los argonautas". Que en paz descanse, rodeado de sus fascinantes criaturas.

domingo, 5 de mayo de 2013

O(b)lvidando que es gerundio...




Aunque al principio no teníamos intención de verla, como teníamos unas ofertas para coger entradas, el otro día nos animamos a ver “Oblivion”, la última propuesta del últimamente ubicuo Tom Cruise, en su afán por seguir siendo una megaestrella, en este caso enmarcada en la ciencia-ficción.

Estamos en el año 2077. Hace 50 años, la Tierra fue atacada por unos alienígenas, los carroñeros. Después una dura lucha, durante fue destruida la Luna y se usaron armas nucleares, las terrícolas vencieron, pero dejaron la Tierra inhabitable. En este momento la población superviviente vive en una gran nave en la  órbita de la Tierra, a la espera de que unos generadores de energía instalados sobre lo que queda del mar, absorban la energía necesaria para realizar el Éxodo de los terrícolas que quedan a Titan, la mayor luna de Saturno. Como los alienígenas que aun quedan en la Tierra intentan continuamente sabotear los generadores de energía, en cada sector hay una pareja de humanos (previamente sometidos a un borrado de memoria voluntario) encargada durante cinco años de la protección y mantenimiento de dichos generadores. Una de estas parejas es la formada por Jack Harper y Vica. El problema es que a Jack, se le presentan continuamente en sueños imágenes de un pasado en la Tierra previo a la guerra, pasado que él no vivió. Todo esto, unido al aterrizaje de una nave espacial que ha estado años en hibernación, hará que se tambalee su mundo y todo en lo que ha creido.

¿Habrá ido el protagonista a la fábrica de sueños de “Desafío total”? ¿Estaremos ante la guerra que
desencadenó “El planeta de los simios”? ¿Pertenecerían “Wall-E” y Jack Harper al mismo sindicato? ¿O acaso la empresa responsable de la base en “Moon” se ha diversificado y ha buscado otras formas de negocio? ¿No se encontrará casualmente el protagonista un monolito como en “2001 Odisea en el espacio”? Pues si, todo esto está en la película, ideas cogidas de varias cintas míticas (y superiores a esta) de la ciencia-ficción. Y aunque lo del megamix puede ser una base tan buena como cualquier otra para una película (que se lo pregunten a Tarantino…), en este caso lo que malogra el conjunto es la ausencia de profundidad. Las grandes películas de ciencia-ficción, tienen siempre un gran tema de fondo que es lo que hace que la historia funcione (como ocurre en la estupenda película que nombramos aquí hace poco, ”Splice”) más allá del aparato tecnológico: la muerte; la soledad; la perdida de identidad; el paso a la madurez; el abuso de la tecnología; la familia… Bueno pues que nadie busque nada de eso en esta película. La trama tiene un uso meramente funcional para lograr entretener y entregar alguno que otra imagen deslumbrante. Y es que si algo destaca en el conjunto es la labor de Kosinski.

Aunque no he visto aun su "Tron: Legacy" todas las reseñas que he leído, llaman la atención sobre el
cuidado que el director pone en la composición de planos y en el diseño de los mundos. Y en este caso,  vuelve a destacar en eso. Pero curiosamente, donde llama la atención no es en las secuencias de acción (simplemente correctas en el mejor de los casos), sino en las más pausadas, dándoles un gran aire fantástico (a lo que ayuda mucho la estupenda fotografía de Claudio Miranda, de tonos frios y metalizados). Así nos encontramos con escenas estupendas como aquellas que muestran la vida de Jack y Vica en su torre de vigilancia, entre las que destaca una de las mejores imágenes que he visto en lo que va de año: el baño de los dos en esa piscina suspendida en el vacío, absolutamente fascinante. O el primer despegue de la nave de reconocimiento desde la base, que logra hacer novedoso algo mil veces visto (aunque luego las secuencias de vuelo sean bastante más rutinarias). Y por supuesto, esos planos de Nueva York medio enterrado e invadido por vegetación, bellos y perturbadores como ellos solos. Y también la secuencia del enfrentamiento contra los alienígenas final, que resultó un cruce entre el final del arco de Warren Ellis en la serie de tebeos "The Authority" y "2001. Odisea en el espacio".

Los actores están correctos, sin llamar la atención para bien ni para mal, y en la banda sonora llama la atención que en lugar de tirar de un compositor cinematográfico, haya optado por la banda de pop electrónico francesa M83 (al igual que hizo en su última película, en la que encomendó la labor a los superiores y también franceses Daft Punk), con un resultado bastante agradable.

En resumen, un pastiche de ciencia ficción a ratos simpático, pero que deja cierta sensación agridulce si se piensa en todo lo que podría haber dado de sí si hubiera trabajado más el guión. Aquí tenéis el trailer:

viernes, 3 de mayo de 2013

Cine en random (II): "Splice"


Aunque hace mucho que le tenía ganas a esta película (auspiciada entre otros por Guillermo del Toro, que no pierde ni una...), no ha sido hasta ahora que le he hincado el diente a este "Splice" titulo al que se le añadió por aquí la apostilla Experimento Mortal, para dejar bien claro que se trata de una película de ciencia ficción (por eso el experimento) con toques de terror (y por eso lo de mortal). Impresionante la labor de los distribuidores y traductores... Pasando eso por alto, vamos al grano, que que la cosa tiene bastante interés.

Dos científicos, Clive y Elsa, también pareja sentimental, crean un híbrido genético de varios animales y plantas en un laboratorio a las ordenes de una empresa farmaceútica con la intención de encontrar medicación de uso ganadero. Por su cuenta, añaden al híbrido ADN humano, con la intención de crear medicación que tenga uso en humanos y pasar a la Historia de la ciencia. Pero cuando el laboratorio rechaza ese tipo de investigaciones por la polémica que puede desancadenar, deciden quedarse con el especimen Dren, que han creado en secreto, ya que se han encariñado con ella (es hembra). Pero claro, como los niños son impredecibles, no se imaginan las consecuencias que tendrá su decisión.

El motivo principal para ver esta película era que tras ella estaba Vincenzo Natali, el realizador de la mítica "Cube" (que allá por finales del siglo pasado nos dejó con el culo torcido a mi generación con es idea flipante de meter a varios desconicidos en un cubo de Rubik lleno de trampas mortales...) y tambíen de "Cypher", que no llamó tanto la atención pero no estuvo nada mal. Y tras haber visto este "Splice", la verdad es que no ha perdido la buena mano, ni en el guión ni en la realización.

La historia sin ser un dechado de originalidad (hay unas cuantas sorpresas que no lo son tanto si se conoce medianamente el género y se atiende a varías pista que se van dan dando), plantea varios temas interesantes. Y logra lo que todas las películas fantásticas deberían coneguir, y es servirse de un relato fantástico (que tiene como clara base el "Frankenstein" de Mary Shelley)  y de una buena puesta en escena para hablar de temas universales, en este caso las relaciones paterno-materno-filiares.

Ya de primeras, con los estupendo títulos de crédito, que trascurren dentro del cuerpo de un ser vivo, se nos muestra como la carne, la sangre y los sentimientos más profundos van a ser el motor de la historia. A continuación, tras ver la llegada al mundo de uno de sus experimentos mediante un plano subjetivo (estupenda idea para introducirnos en el mundo de la película), se introduce a la pareja protagonista (que incorporan muy dignamente Adrien Brody y Sarah Polley) que quedan retratados como egoistas y ambiciosos a los que, a pesar de lo que digan de curar enfermedades y demás, lo único que les mueve es el marcar un hito en su campo. A esta imagen tan dura contribuye tambíen los motivos que tienen cada uno para no ser padres: ella no quiere deformar su cuerpo con el embarazo y él no está dispuesto de ninguna manera a cambiar su estilo de vida. Otra escena estupenda, y que trae a la memoria al Cronenberg primerizo, es el nacimiento del especimen con genes humanos, un parto en toda regla, con rotura de aguas, dolor y sangrado de la madre. Impresionante.
A PARTIR DE AQUÍ SI ALGUIEN QUIERE LLEGAR A LA PELÍCULA (MEDIANAMENTE) VIRGEN, QUE DEJE DE LEER.
Seguidamente hay una serie de escenas muy interesantes, en las que , gracias a la cotidianidad que el director imprime a las imagenes, convierten los cuidados del especimen recién llegado, en los probemas de una pareja se enfrenta a las dificultades de unos padres primerizos: noches sin dormir, problemas para conseguir que el retoño coma, y el desconcierto sobre que hacer cuando cae enfermo. Unido con esto, encontramos a una de las mejores secuencias de le película, aquella en la que la criatura está agonizando sin que ellos sepan que hacer. Él, completamente sobrepasado, la introduce en un tanque agua con la intención de ahogarla y acabar con el sufrimiento de todos (sobre todos los de él), pero para su sorpresa ¡la criatura revive!. Ante esto la mujer le felicita por su buena idea, y el en su cobardía, le responde que si que sabía que con eso iba a revivir...  ¿Quién no ha ido a unos padre primerizos superados por las circunstancias decir que harían cualquier barbaridad para dejar de oir al bebe?
Hay que elogiar también en este tramo la labor de maquillaje y efectos especiales, que hace que el ser
 se vaya pareciendo cada vez más a Sarah Polley, lo que va adelantando la revelación de que los genes que se usaron son los de la propia científica, lo que da pie luego a un interesante triangulo amorosos-incestuoso. Tras producirse el despertar sexual de la criatura, Clive y la criatura se sienten atraidos, ya que si Clive y Elsa se había enamorado, ¿porque no iba a sucederle lo mismo Clive y Dren?. La manera de mostrar esto es bastante audaz y perversa. Pero aun mejor es la secuencia que muestra la reacción de Elsa tras enterarse del affaire...: ata a Dren a una camilla, convirtiendola de nuevo en un especimen de laboratorio, y se dedica a arrancarle su ropa
violentamente (despojandole así de la humanidad de la que hasta ese momento había ido dotándole ante la desprobación de Clide) para luego amputarle al aguijón en el que termina su cola, una obvia metáfora de la castración. Lo que sigue después es quizás el tramo más endeble de la película, en el que se adentra en el terror de sustos más predecible, aunque con alguna imagen de esas que se te graban, como un coito bastante enfermizo. Aunque la película retoma el vuelo en la perturbadora secuencia final, en la que Elsa, embarazada del monstruo, firma un contrato con la empresa farmaceútica para la que trabaja para cederle el fruto de su vientre. ¿Puede hacer una visión más descarnada de la condición humana?
YA PODÉIS VOLVER A LEER LOS QUE QUERIÁIS LLEGAR (MEDIANAMENTE) VIRGENES.

Una más que interesante película que dejamos pasar en su día, y que sin duda merece una recuperación por parte de los que disfrutan del cine y del fantástico en particular. Aquí va el trailer, que afortunadamente no es de esos que destripan el asunto de cabo a rabo. Y de propina, no me puedo resistir a insertar aquí el homenaje que hicieron los de "¡Que vida más triste!" (¡¡Como echo de menos esta serie!! a "Cube". Impagable.