Tenía yo una deuda pendiente con la fundacional serie “El prisionero”, y entre invierno y primavera me la he ido viendo. Y tengo que reconocer que no me cuesta nada entender la gran fama de la que goza, y que no es nada difícil el rastrear influencias en tanto series como películas que han venido después.
Producida en los años 60 por la
cadena inglesa ITV y creada por su protagonista, Patrick McGoohan, esta serie
nos cuenta los intentos de escapatoria, en plena Guerra Fría, de un espía del
servicio británico de “La villa”, una mezcla entre ressort, residencia de
ancianos y campo de concentración, a la que ha ido a parar después de ser
drogado y secuestrado tras haber presentado su renuncia.
Así de simple es el argumento.
Pero es que no sabemos nada más: ni porque presenta su renuncia; ni donde está
“La Villa” ni tampoco quien esta a cargo de “La villa” (bueno, si, “el numero 1”...), si el bloque comunista o el capitalista… Por no saber, no sabemos siquiera el
nombre del protagonista, ya que durante toda la serie le conoceremos (muy a su
pesar), como “el número 6”. Todo es muy críptico, y desde ya aviso que nadie
espere un final que aclare todas las preguntas, pero en esta serie, esa
ausencia de explicaciones, en lugar de resultar molesta (¿alguien ha dicho
“Perdidos”?), le añade significados y riqueza. Fijaos si la serie es abstracta,
que hay hasta dos versiones (por lo menos) del orden de los episodios: aquella
en la que fueron emitidos; y otra alternativa que es la recomendada por el
propio creador, que al parecer reniega del orden que se siguió para emitir los
capítulos.
Pero si esta serie ha pasado a la
Historia, no es (únicamente) por su argumento, sino por lo bien rodada que
esta. En estos tiempos en los que nos vanagloriamos de estar disfrutando la
Edad de Oro de la televisión, no esta de más volver la vista atrás y ver como
hace ya casi 50 años y en la televisión británica, se hacían cosas como esta,
con factura cinematográfica y con ideas muy audaces. Hay algunos tics visuales
que hacen imposible olvidarse de que nos encontramos en los 60 (esa moda
inconfundible; esa decoración tipo lounge; el abuso del zoom…), pero lo que al
principio resulta irritante, termina haciéndose entrañable conforme uno va
viendo la serie. Pero es que la puesta en escena hace uso de recursos que
entonces eran audaces en el cine (no te quiero contar en la televisión…):
flashbacks; cámara subjetiva; capítulos narrados casi sin diálogos; interludios
de otros géneros; pesadillas; manipulación de la realidad; y hasta happenings, que para eso estamos en los 60… Lo que se quiera y
más.
Entre los episodios memorables que nos brindó
la serie estarían “A. B. and C”, “The Schizoid Man”, “Free for all”, “Many
happy returns”, “Do not forsaken me, Oh my Darling”, “Living in Harmony”, “The
Girl who was… Death”, y los delirantes capítulos finales “Once upon a
time” y “Fall out”, que casi convierten el cine de David Lynch en “Teo va al zoo”…
No me resisto a acabar dejar de
hablar de ella sin nombrar las obras que han venido después en las que se puede
ver su influencia: “El show de Truman”, la citada “Perdidos”, “Matrix”,
“Origen”, "Double Team", “Naufrago”, “Almas de metal”, “Desafio total”…
Y los homenajes se
pueden encontrar en los sitios más inesperados: en los tebeos van desde “Los cuatro fantásticos” de Lee y Kirby al “Watchmen” de Alan Moore; en televisión
se han citado líneas de dialogo en “Fringe” pasando por “Los Simpsons”, serie en la que
McGoohan presto su voz durante un capitulo para un personaje que homenajeaba al
suyo en la serie. Pero es que en música la cosa no se queda atrás: le han
dedicado canciones a la serie “Iron Maiden” entre otros, y
Supergrass se fueron a grabar el video para su pelotazo “Allright” al sitio que
hacía las veces de “La villa” y se vistieron con los trajes que usaban sus
habitantes. Os dejo aquí unas cuantas muestras de todo ello (el de los Simpsons empieza en el minuto 2:30).
Por cierto, hace unos años se hizo una miniserie protagonizada por Jim Caviziel y Ian McKellen, y aunque el reparto no pinta mal, esperaré un tiempo antes de verla...
Por cierto, hace unos años se hizo una miniserie protagonizada por Jim Caviziel y Ian McKellen, y aunque el reparto no pinta mal, esperaré un tiempo antes de verla...
Sé que puede dar pereza meterse
con esta serie. Y más si ve doblada, ya que el único doblaje que hay es en
español latino, y se hace muy extraño para los que no tenemos costumbre de ver
cosas con este doblaje (aunque al final a mí terminó gustándome: imagino que
sería las nostalgia de los doblajes que veíamos de pequeños…). Pero la cosa
merece mucho la pena. Es original, está bien hecha y permite saber de donde
vienen muchas ideas de historias que tanto nos han gustado. Os dejo con los
míticos títulos de crédito, para que os entre el gusanillo.
Mr. Leon,que bueno que haya recordado a tan magnifica serie; yo la vi hace una punta de años y habia quedado encantado,¡y que final! Yo tambien tengo que ver la nueva serie. Saludos.
ResponderEliminarMr Belknap: Esta serie es una gran joya, y todo aquel que se precie de amar las buenas series de televisión debería verla. Y desde luego, el final es de esos en los que piensan varios días después.
EliminarSaludos
También me bajé esta excelente serie tan audaz para su época con un episodio -el de la fuga del protagonista- sin apenas diálogos. El 12 de mayo de 2009 publiqué una entrada "NÚMERO SEIS" en la que hablaba de esta serie incluyendo un homenaje al Rover, el inquietante globo-vigilante. ¿Has visto el episodio homenaje de Los Simpson?
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Es difícil no alabar esta serie, ya que se trata de una pequeña joya sin duda. El capitulo de "Los simpsons", sorprendentemente, no lo he visto (y eso que creo que habré visto el 85% de los capitulos), pero es de agradecer que se hagan homenajes que hagan que esta maravillosa serie no caiga en el olvido.
EliminarUn abrazo