jueves, 30 de junio de 2016

Deliciosa anacronía


El detective privado Holland March y el arreglador Jackson Heally son dos hombre que viven un tanto a la deriva, pero que que verán como sus vidas chocan, y posteriormente se cruzan al encontrarse con una trama delictiva que les pondrá al límite a todos los niveles.

Resulta difícil para alguien que vivió su en formación fílmica el auge del cine de acción norteamericano de finales de los 80 y principios de los 90 es imposible no tener en estima a alguién como Shane Black, el responsable de dar sus señas de identidad a la buddy movie de acción. A base de poner al día conceptos del noir más pulp, comedia, violencia y referencias pop (que anticiparon lo que Tarantino realizaría en las décadas venideras...), los guiones de este hombre marcaron a fuego a una generación de cinéfilos. Recuperado con dos grandes películas como "Kiss kiss bang bang" (para la cinefilia) y "Iron Man 3" (para los estudios), con este "Dos buenos tipos" retoma un proyecto personal que reafirma todas sus señas de identidad. Para lo bueno y,lastima, para lo malo.

Partiendo de un estupendo trabajo de la pareja protagonista, en el que resulta sorprendente la vis
cómica de Ryan Gosling (Crowe no sorprende porque casi siempre es genial), Black despliega una alambicada trama de cine negro que abarca desde movimientos contraculturales de protesta hasta magistrados pasando por la incipiente y casi entrañable escena pornográfica de los 70 y la entonces aun potente industria automovilistica de Detroit. Pero el disfrute no está tanto en seguir el desarrollo de la trama como en disfrutar el viaje.
Todas las secuencias en las que aparece la hija de Ryan Gosling, son deliciosas, no solo por el buen hacer de, sino por la buena mano que sigue teniendo Black dirigiendo a niños, (casi a la altura de Spielberg). Pero es la fiesta nocturna, probablemente la mejor escena de la película, ya que auna de manera modélica humor con acción y unas gotas de emotividad, todo ello bañado por una selección excepcional de canciones de la época con unos sosias de Earth Wind & Fire tocando en directo.

Sin embargo, no todo iba a ser maravilloso, ya que quizás Black se haya dejado llevar por su ingenio y haya pecado de introducir demasiadas paradas en el camino, sobre todo en el tramo final, donde se acumulan demasiados falsos finales, entorpeciendo el ritmo de la película.



Con todo lo positivo gana. A nivel de guión, son agradables las referencias cinematográficas, no solo las referencias al cine de la época y bromas como que en un cine se proyecte "Kiss kiss Bang bang", sino que también homenajea al cine como herramienta capaz de concienciar a la gente y cambiar la realidad. También son interesantes los apuntes económicos sobre la crisis del petroleo y las referencias a la industria automovilistica de Detroit, y sobre el panorama social de la época, con unos USA al borde de la descomposición, a causa de la crisis económica y la deriva política  (atención al personaje que interpreta una recuperada Kim Basinger...) que había marcado una década que marcada por el Watergate y por Vietnam, que sirven de espejo deformado de la situación actual del país, y que arrojan una visión más amarga de lo que pudiera parecer a simple vista.
En cuanto al aspecto visual, además del cuidado diseño de producción y el buen manejo del gag, tanto de diálogo como visual, resultan curiosas las escenas de acción. Lejos de la tendencia de tour de force in crescendo que dirige el cine de acción actual, Black prefiere mantener la cinta en una escala más pequeña y surrealista, más cercana al slapstick de Buster Keaton que a la grandilocuencia de, pongamos, maestros como John McTiernan o James Cameron.

Por todo esto la resulta resulta una agradable y curiosa sorpresa, casi una rareza en el panorama del cine norteamericano actual. Solo por eso merecería ya una oportunidad.

martes, 21 de junio de 2016

De espaldas a la civilización.


A mediados del siglo XVII una familia es expulsada de su colonia por motivos desconocidos. Decididos a sobrevivir a pesar de todo, se estableceran en una zona salvaje, pero la desaparición de su hijo recien nacido, será el inicio de una auténtica pesadilla.

Amparada por su gran recepción en festivales como Sundance o Sitges, llegaba una de las propuestas fantásticas más esperadas del año. ¿Estaba justificado el revuelo? Pues, aunque, a lo mejor se ha sobredimensionado un poco este "La bruja. Una leyenda de Nueva Inglaterra", en general, si.

Lo primero que llama la atención es el estupendo guión de la película. Más allá de la construcción de los personajes y los diálogos, ambos notables, resulta llamativa la representación de la brujería como la emancipación ultima de la mujer, la única manera de lograr libertad y control total en una sociedad en la que estaba totalmente constreñida bajo el yugo de los hombres. También es digna de mención la capacidad del realizador para ir introduciendo detalles e ideas de notorio simbolismo que van enrareciendo el ambiente de la película, y lo que había empezado como cine de época va retorciendose hasta convertirse en algo completamente distinto e incomodo. Sirvan como ejemplo
la presencia de un macho cabrio, la mención reiterada de manzanas en momentos importantes de la trama, o que el motivo de la expulsión de la familia de la comunidad en la que vivía quede sin explicación, dejando a la intuición del espectador valorar si dicha expulsión fue justa o no. Esto ultimo puede parecer algo banal, pero no lo es en absoluto, ya que hace desde el principio que no tengamos asideros emocionales con los personajes, lo que imprime un tono de desconfianza a todo el relato. Gracias a eso el realizador y guionista Robert Edgerton consigue algo tan difícil de lograr como que se pongan en duda las aseveraciones que realizan los niños, algo nada frecuente en una sociedad como la actual, que convierte en dogma la bondad intrínseca de los infantes.
Estas propuestas de guión, podían quedar en meras ideas desperdiciadas si la puesta en escena no le sacara el jugo que tiene. Afortundamente lo hace y bastante. Apoyado en una fotografía naturalista hipnótica con reminiscencias de "Barry Lindon" que hace que varios planos luzcan como auténticos lienzos, el autor logra sumergir al espectador en el aislamiento y el ambiente opresivo que viven los personajes. A esta sensación contribuye también el excelente diseño de producción y de sonido. Además de esto Edgerton va haciendo cada vez más irrespirable la atmósfera intensificando la feminidad de Thomasin, la hija mayor, y el despertar sexual del hijo mediano, Caleb, con esos planos en los que el muchacho fija la mirada en escote cada vez
más turgente de su hermana, y secuencias tan estupenda como el encuentro con la bruja. Siguiendo con los pechos femeninos, que en la película se presentan en su doble vertiente de órgano sexual y de sustento de bebes, hay una gran secuencia  que involucra un cuervo y a la madre de la familia, interpretada por Kate Dickie, que sin ánimo de entrar en detalles se convierte en una brillante metáfora visual. No me deja de llamar la atención como está actriz, Katie Dickie, ha incorporado las dos secuencias de lactancia materna más perversas que recuerdo haber visto: la que tiene en la película, y la que tuvo en "Juego de tronos", en la que incorporaba a la reina del Nido de Águilas.
Volviendo con "La bruja", el director, a base de momentos como el que acaba de citar, logra ir forzando el tono de la película de tal manera que lo que parecía plenamente realista se va tornando en algo fantástico, aunque con una realización suficientemente ambigua como para sembrar la duda en el espectador sobre si lo que se ha visto es fruto de fuerzas sobrenaturales, o de toda la represión religiosa y frustración sexual acumulada. A este respecto es ejemplar el montaje de la secuencia final, la más fantasiosa de la película, que se produce después de un fundido a negro más largo de lo esperable. A través de algo aparentemente tan simple como mantener durante unas segundos más la pantalla oscura,el director logra sembrar la duda de que si se trata de un fundido con el uso habitual, es decir, el separar dos secuencias que transcurren separadas en el tiempo o el espacio, o algo más ¿Es que dicho fundido representa la perdida absoluta de contacto de la realidad del personaje protagonista de esa secuencia tras todo lo sufrido? ¿O acaso es que esa pantalla oscura lo que refleja es la muerte y lo posterior es una suerte de cielo/infierno? Cada uno que elija lo que le más le convenza.


viernes, 10 de junio de 2016

Salto evolutivo.


Tras lograr sofocar el intento de asesinato de Bolivar Trask, los mutantes viven sin hacer mucho ruido, o con una falsa identidad. Sin embargo, la aparicion de Apocalipsis, el mutante más antiguo conocido, que promulga la supervivencia del más fuerte, dará un vuelco, quien sabe si fatal a su situación.
NOTA DEL AUTOR: Dado que esta película refleja unos tebeos muy queridos para un servidor, que se inició con ellos en el mundo de los mutantes, puede ser que mi criterio haya sido (parcialmente) abolido.
Siguiendo con la cada vez más enraizada y despreciable  tendencia de coger manía a una película sin haberla visto, se esta extendiendo la idea de que esta "X-Men: Apocalipsis" se trata de la peor entrega de la saga mutante, a la altura de "X-Men. La decisión final" aquel despropósito que perpetro el siempre temible Brett Ratner hace ya 10 años. Una vez vista la película no puedo evitat empezar a preguntarme si no estaré perdiendo la cabeza y/o el gusto, ya que me ha parecido que se trata de lo mejor que que ha salido del universo cinematográfico mutante junto con las estupendas "X-Men 2" y "X-Men. Primera Clase", quedando a mí parecer por encima de la interesante pero algo rutinaria "X-Men: Días del futuro pasado".
¿Que tiene fallos? Por supuesto.
El primero es ese que afecta con frecuencia a las películas con tantos personajes como esta: la falta de profundidad de muchos de ellos. Y eso que servidor tiene un cierto conocimiento previo de los referentes en la viñeta, lo que hace que, en parte, esos vacios se vean parcialmente cubiertos por horas y horas de lectura. Y a pesar de todo, hay personajes que quedan quedan reducidos a meras siluetas, con Júbilo y los jinetes de Apocalipsis, más allá de Magneto, claro está, como mayores damnificados. Su concepción visual está más que lograda en todos ellos (la Mariposa Mental de Olivia Munn tiene desde ya ganado un lugar en el Olimpo de las fantasías eróticas nerds...), pero a la hora de la verdad se quedan en meros cromos que casi no tienen ni frases y ni peso en la trama.
En relación con esto esta la labor de los actores, sobre todo de los jóvenes, que no es que sea nefasta, pero si que es un tanto pobre y no termina de sacar todo el jugo a sus personajes. El que más me ha decepcionado quizás sea el Cíclope de Tye Sheridan. Y no porque James Mardsen lo hiciera mejor (más bien al contrario...), pero ni de lejos extrae todo el potencial que tiene este personaje. Quizás sea por el hecho de que para interpretarlo no se pueden utilizar los ojos, pero su labor queda a años luz del emotivo trabajo que realizó en la genial "Mud". Los nuevos interpretes de Jean Grey, Tormenta y Rondador Nocturno, aunque tampoco son desastrosos, no llegan al nivel de los interpretes previos. Miedo me da cuando sustituyan a Hugh Jackman...
Y por ultimo está el humor autoconsciente y referencial, que no funcionan en absoluto. Las películas de los mutantes nunca se han caracterizado por su humor, y el trabajo de Bryan Singer tampoco, y no es algo censurable en absoluto. Pero seguramente espoleados por lo bien que ha funcionado el humor que Marvel Studios ha introducido en sus películas y por el éxito de "Deadpool", los autores no resisten la tentación de meter un chiste metacinematográfico relativo a la calidad cinematográfica de las secuelas, que da como resultado el que probablemente sea el momento más sonrojante del año en el cine superheroico... Eso sí, las notas de comedia que introduce el personaje de Mercurio, son de agradecer.

A pesar de lo que pueda parecer, la película me ha parecido una gozada, porque estos fallos están  compensados por multiples aciertos los aciertos que aporta.

La ambientación de época de cada una de las películas de esta nueva trilogía en las décadas de los 60, 70 y 80. Si "X-Men. Primera generación" eran la Patrulla-X de Thomas y Adams, "X-Men. Dias del futuro pasado" eran los de Claremont y Byrne, estos son los de Claremont, Silvestri y el matrimonio Simonson: espectaculares, excesivos y rozando el horterismo en su vestimenta y con un punto sombria. El espíritu de cada época contagia todas las películas con detalles como la música (impagable el uso de "Four horsemen" de Metallica...) dandoles personalidad, y en este caso se hace presente con ideas tan brillantes como el lanzamiento de misiles involuntario por los dos bandos de la Guerra Fría (el mayor miedo de todos los habitantes del planeta en aquellos años...) o la aparición de lugares tan turbulentos en aquellos años como Berlín, Polonia o El Cairo. Todo un acto de valentía por parte de los creadores en una época en la que el cine de entretenimiento carece de de contexto más allá de las ya cansinas reminiscencias del 11-S. Si hubieran incluido a personajes tan netamente ochenteros como Dazzler o Longshot, servidor aun estaría dando palmas con las orejas.
La elección de Apocalipsis como villano era una apuesta arriesgada: el hacer que el villano sea un tio azul de aspecto biomecánico tenía muchos votos para convertirse en algo desastroso, pero no solo logran sortearlo sino que lo convierten en alguien bastante terrorífico. La excelente escena inicial es en gran parte responsable de esto, pero sería injusto negarle a Oscar Isaac el mérito por lograr que su incorporación del personaje no caiga en el ridículo. Además a nivel de guión, hay aspecto que mejoran el original de las viñetas, como el reclutamiento de los cuatro jinetes.
Y no se puede hablar de esta película sin reconecerle las excelentes secuencias de acción. Ya he citado la estupenda secuencia inicial que narra el origen de Apocalipsis con un vibrante aliento aventurero, pero es que momentos como la emboscada y el reclutamiento de Magneto, la secuencia de hipervelocidad de Mercurio, o la estancia en Arma-X (Barry Windsor Smith puede estar orgulloso con la crudeza de esta secuencia) no le quedan a la zaga. Pero es en el climax donde la película alcanza unas cotas de personalidad y abstracción más elevadas, con esa batalla simultanea en el plano físico y psíquico, a medio camino entre la destrucción desaforada de los tebeos Marvel que la inspiran y la carga psicoanalítica del Surrealismo, resuelta de manera magistral y con reminiscencias a "Origen" o a aquella reivindicable película de los 80, "La gran huida".
Por si ha quedado alguna duda, me ha encantado. Si la saga va a seguir, tal y como muestran la escenas post-títulos con Mr. Siniestro en la década de los noventa, y los personajes van a gastar ese look en plan Jim Lee (época por la que, a pesar de lo denostada que está hoy en día también siento una especial querencia), la cosa pinta muy bien.

jueves, 2 de junio de 2016

Honrosa actualización.


Siendo un bebé, fue encontrado en la selva india por la pantera Bagheera y criado por una manada de lobos. Sin embargo, conforme va creciendo y se extiende por la jungla la noticia de su existencia, se convertira en el foco la ira y el recelo de muchos animales.

Dentro de las reimaginación en imagen real de sus clásicos, le ha tocado el turno a uno de los clásicos más magistrales y entrañables (por lo menos en lo que a mi respecta, ya que se trata del único clásico Disney que siendo un niño conseguí ver en cine durante un reestreno): "El libro de la selva". Y a falta de haber visto (más por pereza que por falta de tiempo si tengo que ser sincero...) las otras reinterpretaciones, más allá de la reivindicable "Alicia en el país de las maravillas", tengo que reconocer que esta me ha parecido una propuesta más que digna, y que me ha convencido bastante más de lo esperaba.
En todos los sitios se ha llamado la atención, y hasta la propia  la película se encarga de recordarlo en sus títulos de crédito, sobre el hecho de que esta película ha sido integramente rodada en estudio, con la única presencia física de Neel Sethi encargado de dar vida a Mowgli (labor de la que, por cierto, sale bastante victorioso). Todo lo que vemos más allá de este muchacho está generado por ordenador. Y esto generaba un poco de recelo, ya que más allá del lucimiento de músculo tecnológico por parte de la Industrial Light&Magic, temía que el resto fuera  humo, con planos imposibles y animales desbocados en plan "Jumanji". Pues como tantas otra veces, estaba equivocado. Por lo menos un poco.
Porque sí, los efectos especiales son alucinantes, y no es aventurado suponer que probablemente marquen un antes y un después en este campo. Escenas como la reunión de los animales en la Roca del agua son simplemente mágicas. Y lo que logran con Baloo, es también alucinante: el aspecto es el de un auténtico oso, pero a la vez logran que presente la tan característica mirada de Bill Murray, el actor que le presta voz en la versión original.


Pero a pesar de ello, la película tiene un cierto tono artesanal, que a mi parecer la enriquece. Sé que a algunos les sorprenderá esta afirmación, pero para mi es así. Sobre todo en lo que a puesta en escena se refiere. Ya que Favreau ha optado por una realización en la que no hay planos imposibles, al estilo "Gravity" o "Los Vengadores": a pesar de que en un entorno virtual no hubiera tenido más límite que su imaginación a la hora de estirar los planos estirados hasta el infinito, el realizador, sin perder el tono de fábula que preside todo el relato, ha concebido la película tal y como se hubiera rodado si todo, animales y entornos, fuera real. Aunque tampoco debería ser una sorpresa, ya que incluso cuando ha dirigido otros blockbusters como "Iron Man" o "Cowboy&Aliens" había una realización que huia (bastante) de efectismos, a veces a costa (reconozcamoslo) de rozar la mediocridad. A pesar de ello aquí hay momentos bastante inspirados, además del citado de la Roca del Agua:  el flashback narrado por Shere Khan; el rescate de la cria de elefante por parte de Mowgli, que resulta emocionante gracias a la elipsis con la que está resuelto; el climax final; o los simpáticos títulos de crédito, que reinciden en el tono de fábula de la cinta.
También hay que reconocerle al realizador pericia a la hora de resolver la díficil papeleta de integrar las entrañables canciones del original animado sin caer en el más absoluto de los ridículos, y de darle una conclusión menos complaciente de lo esperado (aunque también es cierto que puede tratarse de una mera excusa para la ya confirmada secuela.
Sin embargo, hay un tramo de la película que si que me pareció que desmerece bastante la adaptación animada, y es todo lo relativo al Rey Louie, personaje, por cierto, inventado ex profeso para la película animada. Quizás sea el impacto que generó en mi mente de crio de 8 años toda esa parte, pero en aquella cinta el orangutan era presentado como un aparente loco anáquico y amistoso con Mowgli que en verdad ocultaba a alguien envidioso, calculador y perverso. En este caso, el gigantopitecus en el que han convertido al célebre orangutan, tiene un aspecto imponente y gasta maneras de mafioso italiano (a lo que no sera ajeno que le ponga voz en la versión original alguien con tanto arraigo en el cine gansteril como el siempre perturbador Christopher Walken...), que busca intimidar desde el primer momento al chiquillo. ¿Que es más perturbador? A mí entender desde luego el primero: alguién que intenta embaucar siempre da más mal rollo que el que va de frente. Pero es que además,  este es el único momento en el que el afán de epatar al espectador que tanto miedo me daba al entrar a la sala, pesa más que las necesidades narrativas: la secuencia es desde luego espectacular y esta bien dirigida, pero pierde efectividad y garra, porque olvida que a veces, menos es más.
A pesar de todo, este tramo aunque desluce el conjunto, no da al traste con una dignísima revisitación de la obra de Kipling. Ojala las venideras "La bella y la bestia", "La sirenita" y más que le seguiran presenten como mínimo este nivel.