jueves, 31 de marzo de 2016

Con la Iglesia hemos topado.


A principios de este siglo, el equipo de investigación de un periodico de Boston, destapó una trama de abusos infantiles por parte del clero de la ciudad, que fue un escandalo a nivel mundial, y que a día de hoy sigue teniendo repercusiones en la Iglesia. Esta película narra el proceso que siguió dicha investigación.

Tocaba ver la última ganadora del Oscar, para saber si en realidad merecida haber pasado por encima de grandes películas como "Mad Max. Furia de la carretera" o "La gran apuesta". Y si bien no me ha gustado tanto, como esas dos película, es indudable que se trata de una buena película, pero un tanto olvidable.




Apoyada en un guión bien armado y con buenos diálogos, y defendida por unos interpretes más que competentes, entre los que destacan los siempre estupendos Michael Keaton y Stanley Tucci, la película persigue el sello de qualité y la colección de premios, algo que para mi sorpresa (porque me tocó pagar...), logró. Como haría un buen periodista confía en el poder de la palabra, no recurriendo a flashbacks explicativos, sino unicamente al poder de la narración para generar tensión y sentimientos, como las excelentes secuencias en las que victimas de abusos infantiles lo narran. Uno de ellos tiene serios problemas para manejar su ansiedad
y presenta una actitud nerviosa, y otro muestra cicatrices de pinchazos que hacen pensar en una adicción a la heroína, sin que mencione directamente. Y es de agradecer que el guión no se vaya por las ramas con tramas que expliquen la vida personal de los distintos periodistas del grupo: de su vida personal solo vemos aquello que se ve influido por la labor de investigación que están realizando, y cuando los personajes hablan de asuntos personales, no trasciende lo que todos podemos compartir con nuestros compañeros de trabajo. Todo un acierto, y un acto de valentía por parte de los guionistas, que han confiado en que la historia narrada se basta para emocionar e interesar.



Siguiendo con esta tónica de sobriedad, la realización se pliega al guión y a los actores, dejando que estos sean los que marquen el tono de la película, sin en caer en virtuosismos a ningún nivel visual (como si que pasaba con "Todos los hombres del presidente", un claro referente para este "Spotlight". Aun así, esto no quita para que tenga interesantes apuntes de puesta en escena como esa siluetas de torres de iglesias que, como si fuera de manera casual, se yerguen como amenazas o mudos observadores, sobre los periodistas mientras indagan en el caso: un buen reflejo de como la ciudad de Boston se encuentra, aunque sea de manera velada, siempre a la sombra del catolicismo. Y ya que he nombrado la película de Pakula, es imposible que no venga a la mente cuando se producen las conversaciones telefónicas con el "garganta profunda" particular de esta investigación, un sacerdote que se dedicó a hacer psicoterapia a otros miembros del clero, que hace revelaciones espeluznantes, y lo que es peor, totalmente certeras.



Si le tengo que poner un pero, es que da una imagen demasiado idílica del periodismo. La visión nostálgica de tiempos pasados, alejados de lo digital preside el relato, siendo en ocasiones un tanto excesiva y se echa de menos ahondar más en la autocrítica, que queda apuntada en algún momento del relato, en el que el director del equipo Spotlight, se pregunta a sí mismo porque se obvió la misma noticia cuando se recibieron indicios de ella años antes. Pero la reflexión se queda ahí, cuando hubiera sido interesante indagar en como probablemente el poder de la iglesia y los creencias de los periodistas le restaron valor a esa noticia. Esta bien que la película reivindique el poder que tiene la prensa para hacer notorios escándalos, pero no estaría de más que se reflejara como esta capacidad de influir en la opinión pública puede tener en ocasiones objetivos no tan nobles...



De todos modos, una película interesante y reveladora. Y aunque no fuera la mejor, una digna ganadora del Oscar a mejor película. Ojala todos los años la ganadora tuviera como mínimo este nivel.

martes, 15 de marzo de 2016

Héroe por accidente.


Chris Kyle es el mejor francotirador que nunca ha habido en el ejercito norteamericano. Con un record de más de 150 muertes en cuatro misiones a sus espaldas, se convirtió en toda un leyenda. Esta película explica su vida antes, durante y después de la guerra.

A sabiendas del enorme éxito que tuvo esta película en USA, uno no puede menos que pensar que esta película ha sido (bastante) malinterpretada, y que esas decenas de millones de norteamericanos que pasaron por taquilla obviaron toda la carga crítica que Eastwood incluye en la cinta. Porque aunque la película trata la historia de un heroe desde el punto de vista del propio protagonista, es decir, sin juzgar  sus acciones más allá de lo que lo hace él mismo Chris Kyle, la representación que hace de lo que es la heroicidad para el ciudadano norteamericano actual carece de toda épica. Aunque mirando con un poco de perspectiva, no es algo nuevo en la carrera de Eastwood, al que se tilda con muchísima ligereza (y sin ningún fundamento...) de reaccionario y conservador, cuando hace ya treinta años, y tras contar con todo el apoyo del ejercito durante la administración de su amigo Ronald Reagan, presentó una película tan venenosa y crítica con el estamento militar como la estupenda "El sargento de hierro".

Chris Kyle es sin duda alguna un lugar un superdotado en su especialidad, lo que ocurre es que su especialidad no es ni más ni menos que matar a gente a través de su rifle con mira telescópica. A través del largo y estupendo flashback que abre la película y que se inicia con las primeras vidas con las que acabó en misión de guerra, Clint Eastwood va mostrando como la violencia esta insertada en la sociedad norteamericana y por añadidura en su educación desde la más tierna infancia, mediante las pautas de comportamiento que le va dando su padre. Este hombre además lleva una vida desastrosa hasta que decide alistarse en el ejercito, y es a partir de ese momento cuando consigue que su brillante puntería compense sus carencias para funcionar en el resto de los ámbitos de la vida.


Porque en las tensas y además excelentemente rodadas secuencias bélicas, se ve como el personaje se desenvuelve como pez en el agua en zona de guerra. Cuando lo que priman son la agresividad y los instintos es en el único momento en el que Kyle encuentra su razón de ser y se convierte en un fuera de serie. Sin embargo, el desempeño de su labor hace que se vea obligado a acabar incluso con niños que, con sus atentado suicidas, ponen en peligro la vida de sus compañeros de batallón. Por eso cuando sus compañeros se refieren a él como "la leyenda" y le felicitan por su abultado numero de enemigos abatidos, el presenta una actitud que puede parecer humildad, pero más que probablemente se trate de vergüenza, por saber que su don unicamente destructivo. Y pero será aun cuando en su ciudad, un soldado amputado le muestre su admiración y sobre todo su gratitud por haberle salvado la vida en el campo de batalla, a lo que el responde de manera taciturna y evasiva...

Y cuando regresa a la vida civil, se vuelve mucho más llamativa su incapacidad para funcionar con normalidad: no sabe que hacer cuando esta en su casa y es casi incapaz de coger a su hijo recién nacido. Pero la secuencia que mejor lo ilustra será su acceso de furia cuando vea a su recién nacida hija en la zona de nidos del hospital. La manera que tiene de enfrentarse a los problemas en el mundo real es igual que le guerra, a sangre y fuego.Y que decir de la manera que Chris Kyle tiene de reconciliarse con su vida de civil es ayudar a antiguos soldados mutilados y víctimas de estrés post-traumático ¡¡¡llevandoselo a hacer prácticas de tiro!!! Con fatales consecuencias además.

Hace poco comenté por aquí la interesante "El puente de los espías" y como me pareció que a Spielberg se le fue la mano encumbrando al bloque capitalista contra el bloque comunista, hasta alcanzar cotas bochornosas en la secuencia final. Pues este "El francotirador" se trata de un buena película, bastante más ecuánime de lo que se ha comentado, que, eso sí, exige más esfuerzo del espectador. Nunca eso debería ser un problema.


lunes, 7 de marzo de 2016

El mercenario bocazas.


Wade Wilson es un mercenario ultrasecreto y bastante descerebrado, que de manera inesperada, a consecuencia de un experimento al que acepta someterse como última solución a una situación desesperada, recibira poderes alucinantes. Aunque esos poderes no harán que cambie un ápice su actitud vital...

Tras una desastrosa aparición en la aun más desastrosa "X-Men Origenes: Lobezno", un tortuoso proceso de preproducción y una casi milagrosa puesta en marcha, por fin se estrenó "Deadpool". Precedida por un brutal e inesperado éxito en taquilla y por comentarios que la convertían en la salvación del cine de superheroes (¿necesitaba ser salvado?), ya está al alcance de todos la adaptación de Masacre, uno de los héroes más irreverentes de la Marvel. ¿Es para tanto la cosa? En lo que a mí respecta no, lo que no quiere decir que se trate de una película despreciable.

Desde luego que en "Deadpool", hay muchas cosas que no se han visto en cintas de superheroes, como sexo (más o menos explícito y con algún que otro desnudo), ultraviolencia y un humor negrísimo y desvergonzado. Y hasta cierto punto se agradece, pero si se mira en profundidad lo que en realidad ofrece la película de nuevo es poco o nada.

Los autores de la película han optado por lo que la vía de la que tantas veces ha abusado Mark Millar, que es coger lo que no deja de ser la típica historia de origen superheroico e incluir unos cuantos exabruptos para descolocar un poco al personal y hacerle creer que le están ofreciendo más novedades que las que en realidad hay. Porque a fin de cuentas esta película lo que cuenta es la típica historia de origen superheroíco protagonizada por un antiheroe con un punto trágico: vida disoluta, adquisición de poderes de manera involuntaria tras una traición, el progresivo control sobre esos superpoderes, creación del traje y la máscara y enfrentamiento con su némesis (bastante sosa, por cierto).  O sea, nada nuevo bajo el sol.

Todo esto que he comentado no significa que la película sea un desastre: hay bastantes puntos que hacen de ella una experiencia muy entretenida. El debutante Tim Miller sorprende rodando con bastante desparpajo las escenas de acción (sobre todo la inicial), y solventa con bastante acierto la historia de amor, con detalles simpáticos, como esa celebración de las fiestas que hacen Wade y Copycat via coyunda. Para mi sorpresa, Ryan Reynolds realiza una gran actuación y sin abandonar ni un momento la pantalla, exuda una simpatía y una fé en
el personaje que logran llegar hasta el espectador. También son afortunados algunos apuntes cómicos, como las referencias explicitas a la saga cinematográfica de los mutantes (¡la primera aparición de Deadpool incluida!), el estupendo cameo de Stan Lee, las referencias a los creadores del personaje (Fabian Niciez y Rob Liefeld), los divertidos títulos de crédito (deudores de "El club de la lucha"), las rupturas de la cuarta pared o algunos chistes escatológicos bastante inspirados.

No puedo cerrar este entrada sin comentar que viendo esta película, me vino muchas veces a la mente la genial "Guardianes de la galaxia", que da la impresión de haber sido muy tenido en cuenta por los responsables de esta película: el humor desatado; la multitud de referencias pop; la reivindicicación de música ochentera mal vista (en este caso Wham!)... Sin embargo, en ningún momento se logra la implicación e inmersión que si que lograba aquella maravilla.



"Deadpool" es una película entretenida, pero da un poco de lástima que la primera película basada en un superheroe desde "El castigador", que ha recibido la calificación R (que en USA obliga a los menores a ir acompañados de adultos), haya desestimado las posibilidades de ofrecer algo más adulto o subresivo, para unicamente elevar el tono de los chistes, la violencia y enseñar algunas tetas y culos. De cualquier manera, si esta película sirve para demostrar a los estudios que hay espectadores adultos dispuestos a aceptar otros acercamientos a los superheroes (y parece que va a ser así...), bienvenida sea.