viernes, 28 de junio de 2013

Pena, peníta, pena


Bajonazo. Ya puedo decir que me he encontrado con una de las mayores decepciones del año. Esperaba este "El hombre de acero" como agua de mayo, y de primeras pintaba que las expectativas se iban a cumplir por todos los implicados en ella. Pero desgraciadamente, en esta ocasión el resultado  ha sido inferior (bastante inferior) a la suma de todas sus partes.

Clark Kent (Henry Cavill) un joven con misteriosos y enormes poderes de origen desconocido, se dedica a vagar por el mundo para buscar una explicación a estos. Una serie de hallazgos harán que todo de precipite, haciendo que Clark Kent se vea obligado a decidir si salir de su anonimato, encarar su destino y hacer frente a la mayor amenaza que ha sufrido nunca el planeta.

Pues, como ya he dicho, y como ya mostré en su día, esta película era una de las que más esperaba. Nunca he sido un gran conocedor de Superman, ni gran seguidor de sus tebeos, más allá de algunas etapas puntuales imprescindibles en cualquier tebeofilo que se precie, pero si una película asociaba a dos de los directores que más me han interesado en la pasada década, podía contar con mi dinero. Por eso mismos la decepción ha sido mayor. Y es que Zack Snyder, probablemente mi director favorito entre los surgidos la pasada década, ha realizado aquí su peor película. Así de simple. No digo que sea una absoluta perdida de tiempo, pero la balanza se inclina claramente hacía lo negativo.

El guión, por ejemplo, es una suma de despropósitos (los más) e ideas brillantes (alguna que otra hay). Entre las brillantes, la estructura del guion. En lugar de hacer un seguimiento cronológico de la evolución del personaje, está narrada con flashbacks. Me parece una buena manera de romper así el esquema típico de película de superhéroes tantas veces visto: trauma infantil-despertar de poderes adolescente-desorientación vital-decisión de hacer el bien-conversión en superhéroe.  Además los flashbacks, no es que sean maravillosos, pero cumplen con su función (aunque el que peor queda es el que tendría que haber sido más emotivo…), en gran parte gracias a la labor de los actores que interpretan a Clark Kent de niño y adolescente y a la labor de Diane Lane y Kevin Costner como Ma y Pa Kent. También podrían haber estado bien las referencias mesiánicas si hubieran estado mejor resueltas, pero no es el caso. Quitando esto, el resto dela historia deja bastante que desear. Más que problemas puntuales, el fallo esta en el enfoque dado a la historia, que es demasiado serio. No hay prácticamente ningún chiste. Y la historia de amor, por más que los actores hagan lo posible para defenderla, queda forzadísima. Por momentos parece que ha Superman le han puesto novia para que nadie piense que es homosexual. Yo creo que  esto ha sido culpa sobre todo de Goyer y Nolan, ya que Snyder ha demostrado en todas sus películas su sentido del humor irónico respecto a lo contaba en sus películas. Han aplicado el acercamiento serio y realista que utilizaron con Batman, que no hay que olvidar que no deja de ser un humano, y claro, aquí no funciona.Vale que Superman tiene que encontrar su lugar en el mundo y tiene un origen trágico, pero quien tiene esos poderes no puede tomarse la vida con la misma seriedad que Bruce Wayne. Alguien así tiene que estar más relajado y menos circunspecto. Tampoco me gustó nada la resolución de la pelea final: es bastante ridícula y forzada   SPOILER No ha podido vencer a Zod en ningún momento, y de repente le hace una llave Nelson (de esas de Pressing Catch...) y con eso le reduce por completo. Ya podía haber hecho eso desde el principio, y le   ahorraba un montón de trabajo al servicio de limpieza, que va a sudar la gota gorda para recoger tanto escombro… Y luego está el tema de que acabe con la vida de Zod, y se quede tan tranquilo. Pega un grito –¡¡¡YEEEAOU!!!, y con eso se queda tan tranquilo. ¡Vamos, hombre! FIN DEL SPOILER

Y ahora lo que más me duele que falle en la película, y es la puesta en escena de Zack Snyder. Este tío ha firmado acción como nadie, logrando secuencias entre lo epatante y lo ironico pero siempre rebosantes de adrenalina (“Amanecer de los muertos”, “300” y “Sucker Punch”) pero también logrando ser elegante y majestuoso cuando la ocasión lo requería (“Watchmen”). Bueno pues esta ocasión requería todo eso, y se queda en corrección. Las batallas son espectaculares, pero no logran emocionar al espectador como debieran. Y luego está el hecho de que, no se sí se ha visto una sobredosis de películas de los 60 en la preparación de esta cinta o qué, pero se ha empeñado en incluir zooms y rodar todo como si fuera cinema-verité con pulso tembloroso. ¿Con que motivo? Estamos hablando de una película con un personaje más grande que la vida. Estoy no hay que rodarlo con cámara en mano y con picados absurdos, si no capturando la inmensidad de sus acciones. Y esto es algo que sorprende viniendo de un hombre que ha puesto la cámara en los sitios más inimaginables en sus anteriores trabajos.

Otra cosa que no me gusto mucho fue el diseño de Kripton, que tiene un diseño biomecánico (vale que H.R. Giger mola, pero no siempre hay que hacerle referencia...) que no le pega mucho, con unas naves que parecen una mezcla entre una cagarruta de oveja y una mariquita. La música de Hans Zimmer no está del todo mal, pero tampoco triunfa del todo: parece un continuo crescendo que no termina de fructificar en el tema mítico que la película estaba pidiendo a gritos.
Y los actores, bueno, cumplen bastante dignamente con su cometido, menos uno de ellos, el que menos me esperaba que fallase: Michael Shannon. Este hombre ha bordado prácticamente todo lo que ha hecho, y aquí compone un villano que ni aterra ni genera compasión, que es lo que la ocasión pedía a gritos. Y luego esta su destino, uno de los más ridículos que se ha visto nunca para un villano en una película de superheroes.

Hasta ahora he evitado, voluntariamente, compararla con el "Superman" de Richard Donner. Y es que esta película queda deslucida por si misma. Si la comparamos con el gran trabajo que realizó Donner, queda a la altura del barro...

En fin, una oportunidad malgastada. Si, como se ha rumoreado, esto es el origen de la Liga de la Justicia (hay algunos guiños, pero demasiado sutiles como para despertar la simpatía en el espectador geek... Nada que ver con el festival que fueron "El increible Hulk" y "Iron man"), espero que enderecen el asunto, porque mala manera es esta de iniciar varias franquicias... Para dejar mejor sabor de boca, acabo con una canción llamada "Superman", que siempre me ha gustado. Andarse al loro, que los 90 están a punto de volver a ponerse de moda...


jueves, 20 de junio de 2013

Recuperando clásicos (X): "El club de la lucha"


Pues ya estaba tardando mucho esta película en aparecer por aquí, pero eso va a quedar arreglado, ya que el otro día saqué un rato y volví a disfrutar de esta obra maestra.
Finales del siglo XX en una ciudad norteamericana cualquiera. Jack (Edward Norton) es un alto empleado de uan empresa automovilística, que a pesar de aparentemente tenerlo todo para no ser infeliz, lo es totalmente. Su insomnio le lleva a probar de todo, hasta que descubre que la única manera de dormir es hacerse pasar por enfermo terminal y acudir a grupos de autoayuda, para así sentir la cercanía de la gente. Esto es solo el principio de una espiral que le llevará a conocer a personas límite como Marla (Helena Bonhan-Carter) y Tyler Durden (Brad Pitt) que le harán replantearse su vida y sacarán facetas completamente desconocidas de él.
A PARTIR DE AQUI ABSTENERSE LOS QUE NO HAYAN VISTO LA PELÍCULA ¡¡Y QUE LA VEAN DE UNA VEZ!! ¡¡PERO YA MISMO!!
¡Como me la jugó el cabrón de David Fincher! Ahí estaba yo con mis amigos el día del estreno, 5 de
Noviembre de 1999, con 18 años y ganas de ver lo nuevo del tío que había dirigido "Seven" y "The game", que eran buenos thrillers y tal. Pero de ahí a estar preparado para que Fincher demoliese mis cimientos como hacen con los edificios del final de la película, había un trecho... Y es que esta película es todo un collejón en el pescuezo. Es para mí generación lo que para la generación de los  60 fue "El graduado": una llamada a despertar y darse cuenta de que la vida no es todo lo que llevan años intentando hacer que creas. Ser consciente de esto de esto te va doler tanto como las hostias que se ven en la película. Pero al igual que le pasa a los personajes, gracias a todo este sufrimiento, es posible que aprendas a valorar más las cosas que tienes en la vida y el alcance de tus capacidades.
El origen de esta película hay que buscarlo en la novela del mismo nombre de Chuck Palaniuhk, que desconozo, pero que habiendo leído tres o cuatro obras de su autor, seguro que se trata de una debil hilazón de episodios entre humorísticos y truculentos con más o menos gracía... De ahí podría haber salido algo meramente entretenido como lo fue por ejemplo "Asfixia", la otra adaptación que se ha hecho de una obra de este hombre. Pero afortunadamente ahí estaba David Fincher, el mejor realizador surgido en los últimos 20 años, que ya había intentado hacerse con los derechos de la novela, pero no pudo, y que por esas cosas de la vida, le fue ofrecido el proyecto cuando Danny Boyle lo rechazo. Y quizás Boyle hubiera logrado algo bueno, pero yo creo que unicamente Fincher era el director capaz de  destruir todo con esta película.
Porque esta es la película más punk de todos los tiempos. O por lo menos la más punk que yo me he echado a la cara. ¿Por qué que puede haber más punk que ridiculizar a los grupos de autoayuda y crecimiento para ensalzar un grupo de autodestrucción que finalmente es retratado como una cuadrilla de borregos descerebrados sin cabeza capaz de acatar cualquier orden que se les dé sin plantearse motivos o consecuencias? Tal y como lo retrata esta película son igual de tontos (o de listos, según como se mire) los grupos de autoayuda y los grupos antisistema o antiglobalización o como quiera llamarse. No es el pertenecer a algo lo que te hace mejor o peor persona, sino la reflexión que te haya motivado a hacerlo. Por eso yo siempre he pensado que esta película debería formar parte del programa educativa de todos los institutos. Pero estoy convencido que va a ser más fácil que se descubra el bacon light a que ocurra esto, pero la esperanza es lo último que se pierde...

Pero la manera que tiene Fincher de remover conciencias es más sutil de lo que podría parecer. Lo que visto de manera (muy) superficial, podría ser tomado como una apología de la violencia (violencia que es mostrada en todo su crudeza, salpicando al espectador con fluidos y huyendo de toda banalización), es en realidad una llamada a volver a entrar en contacto con nosotros mismos y a reflexionar sobre el mundo que nos rodea y el papel que jugamos en él. A veces ese aprendizaje viene a base de hostias, pero bienvenidas sean si nos hacen despertar e intentar cambiar esta sociedad pasteurizada en la que vivimos. Y siguiendo con las interpretaciones erróneas, otra chorrada más que se oye sobre esta película es que es machista. A mi parecer no lo es en absoluto, ya que los hombres son retratados como seres bastante infelices y con el cerebro y el corazón bastante huecos: lo mismo se apuntan a un grupo de autoayuda que se unen a un club paraterrorista de tintes sectarios. Solo hay que ver la delirante evolución del personaje de Robert Poulson: de culturista de éxito a depresivo emasculado con pechos gigantes para acabar como el primer martir del club de la lucha. Un carrerón, vamos. Además, aunque salgan pocos personajes femeninos (basicamente, solo sale uno, Marla), no creo que salga peor parado que los personajes masculinos en el balance final de la película.

Hasta ahora me he limitado a hablar de la trama de la película, que está muy bien, pero si por algo a pasado a la Historia esta cinta es por la puesta en escena de Fincher. Tomando siempre un punto perspicaz e irónico, que impregna todo el metraje de la película con un humor con bastante mala uva, hace un compendio de cine total, utilizando todas las técnicas imaginables: rupturas de la cuarta pared, planos imposibles, ralentis, imágenes subliminales, escenas en las que el negativo parece a punto de salirse del rollo, bullet time, cámaras capaces de atravesar edificios, flashbacks, flashforwards… Todo eso y mucho más, pero sin caer nunca en lo gratuito: todo son pistas que van introduciendo al espectador en este mundo fascinante y haciendo que cada vez tenga menos agarraderos, para terminar de descolocarle con el final. ¡Ay, el final! Es un giro que te hace replantearte todo lo que has visto hasta ese momento, pero que no es el objetivo único de la película. De hecho, el verla conociendo la sorpresa, aumenta su capacidad de sugestión, un poco como pasa en su contemporánea “El sexto sentido”. Así uno se va dando cuenta como Tyler Durden y Jack no hablan a la vez con nadie en la misma escena, o como no hay ningún plano de Durden en el que la cámara este por encima de la altura del hombro de Jack. O que la atracción homosexual que por momentos se siente entre Jack y Tyler Durden, no esta ahí solo para provocar a la platea.

Por último los actores, que entran en el juego y dan lo mejor de si mismos. Brad Pitt está aquí en el que probablemente sea el papel de su carrera y no duda en poner toda la carne en el asador, metafórica y explícitamente hablando… Es de agradecer aquí que no tuviera ningún miedo a insinuar la  citada homosexualidad latente en la relación entre Jack y Tyler Durden, asumiendo la mayoría de sus escenas con medio pubis al aire y prestándose a vestir en muchas secuencias una bata rosa que le convierten en toda una ama de casa. Edward Norton, que ya venía despuntando, se confirmo como uno de los mejores actores de su generación con su interpretación en este película y en “America History X”. Y Helena Bonhan-Carter empezó a cambiar aquí la imagen de chica-buena-en-películas-de-época para dejar de ducharse y peinarse e ir asumiendo su papel como futura señora de Burton. También merece una mención el simpático trabajo que realiza Meat Loaf en una de sus dos imprescindibles incursiones en el cine (la otra sería su interpretación de Eddie en “The Rocky Horror Picture Show"). Y Jared Leto, del que lo mejor que podemos decir es que encaja muy bien la paliza que le pegan.

A nivel técnico, esta cinta, como todas las de Fincher es impecable. La fotografía es estupenda con estilo oscuro y ocre que destaca el aspecto humano y marginal de la película, y que saca mucho partido a los recintos cerrados, que son la mayoría de la película. Y el montaje es de los que hacen época, con un estilo ágil fascinante, imitado hasta la extenuación por un montón de directores que han venido después con la intención de hacer sus películas rápidas y cañeras. Sin el mismo resultado, por supuesto. Y por supuesto la música. Además de la banda sonora electrónica a cargo de los Dust Brothers, suena Tom Waits, y sobre todo los Pixies. Nunca he sido mucho de los Pixies, pero la imagen de los edificios derrumbandose con "Where is my mind?" de fondo, es una de esas secuencias que no se olvidan.

Aunque también tengo que reconocer que la película tiene un bajón de ritmo cuando lleva unos 90 minutos de metraje, a partir del momento en el que los miembros del Club de la Lucha se encierran en el caserón y empiezan a vivir como una secta. Aquí la cosa se hace algo monótona. Pero afortunadamente, a partir del momento en el que desaparece Durden, la cosa remonta y no para hasta el soberbio final.


En fin, una de las mejores películas de los 90, y probablemente la cinta cuya visión más me ha afectado en la vida. Me da igual si alguien piensa que soy un pesado, insisto: todo ser humano debería verla. Y varias veces mejor que una.


domingo, 16 de junio de 2013

Y este año disco nuevo...(XVII): Kanye West ¡¡Again!!


Ya, ya se que a Mr Kardashian a.k.a Kanye West ya le dedicamos una entrada el año pasado por aquello de que sacaba disco, pero es que la semana próxima... ¡¡¡Saca disco otra vez!!!

Esta vez no me voy a dedicar a hacer un repaso a su carrera, ya que ya lo hice en su día. Si alguien tiene curiosidad, que le eche un vistazo. Lo único que puedo añadir a  nivel musical a lo que escribí es que el disco del año pasado, "Cruel Summer" no fue enteramente un disco de él, si no un disco en el que el colaboraba con una serie de artistas de su sello discográfico. Haciendo un simil cinematográfico, sería algo así como las películas que producía Spielberg en los 80: tenían parte de su estilo, pero no eran tan buenas como los trabajos propios. Había alguna cosa buena como, por ejemplo, "Mercy". Pero claro, contando que venía de hacer una obra maestra como "My dark beautiful twisted fantasy", y otro disco bueno como fue el "Watch the throne" junto a Jay-Z, pues como que la cosa sabía a poco.

Lo más llamativo que ha hecho desde la anterior vez que hablamos de él han sido dos cosas: la primera girar con Jay-Z por todo el mundo con "Watch the throne", forrandose, y de paso, dandonos la oportunidad a la Gata y servidor de cumplir el sueño de verlo; y la otra es que ha empezado a salir con Kim Kardashian y han engendrado una criatura que está a punto de venir al mundo. Y gracias a eso he aprendido unas cuantas cosas:

1) Que tristemente ha sido unicamente por esto último por lo que Kanye se ha dado a conocer por aquí. Ejemplo de conversación:
-¿Que escuchas?
- Kanye West, un rapero.
- No tengo ni idea de quien es
- Si, hombre. El que está saliendo con la culona esa que salía en un video porno follando con un exnovio, la Kim Kardashian.
- ¡Ahhh! Ya se quien es ella. ¿Y su novio hace música?

2) Que este hombre no escucha las letras de sus propias canciones, ya que sino, no se puede entender que él, que escribió "Golddigger" que va sobre las celebrities caza-fortunas que se dedican a liarse y tener hijos de hombres de éxito para luego vivir de la pensión, se haya liado con una mujer que fue capaz de filtrar un video porno casero para hacerse famosa y que tuvo otro matrimonio con una estrella del deporte que duró ¡¡¡72 dias!!!...

3) Que lo el que los raperos elijan a mujeres culonas para sus videos no es solo por lo bien que dan en la pantalla, también las quieren para la vida real. Y por si alguien piensa que la pasión de Kanye por los traseros grandes era flor de un día, aquí esta el videoclip en el que colaboró con 2 Chainz "Birthday song". Toda una declaración de principios y una premonición de su relación con Kim Kardashian. Mirad el video de la derecha y flipad:




4) Que de voz este hombre anda justito, algo que ya se puede intuir en sus discos, pero que verle en directo es una experiencia de esas que no se olvidan. Uno de los mejores conciertos que uno puede ver, y si encima es junto con Jay-Z, y con Rihanna de invitada sorpresa haciendo enloquecer a la platea, pues ya ni te cuento...


5) Que el culo de la Kardashian no esta logrado con efectos de cámara, ni photoshop ni nada de eso. Es así de grande al natural. Nosotros la vimos de lejos, mientras ella paseaba por el backstage, y no había duda de que era ella: tenía un trasero que tenía pinta de tener su propia gravedad...




Pero aprovechando la ocasión, vamos a poner alguna canciones y colaboraciones que no pusimos en su día:
- "The college dropout": me es muy duro elegir nada ya que se trata de un disco que a día de hoy sigo escuchando con bastante frecuencia, y sigue dejando con la boca abierta. Aquí va "All fall down", que pongo en parte por aquello de que mola más que haya videoclip, lo que no quita que sea un pelotazo en toda regla:



-"Late Registration": Diga lo que diga la crítica no es un disco tan redondo, pero tiene sus momentazos, y por eso se me quedó en el tintero esa joyita que es "Touch the sky", con Lupe Fiasco. A disfrutarla:




-"Graduation": Otro disco cojonudo. En su día no colgué este "Homecoming", en la que colabora ese tristezas que es Chris Martin, pero que aquí arropa de maravilla con su piano esta canción. Y de propina la interpreación que hizo en directo de "Stronger", con sorpresón incluido al final:






-"808 & Heartbreaks": Un cagarro total. Bueno, igual total no, porque puede ser un boceto de lo que estaba por venir en su próximo disco. Un boceto bastante feo, pero un boceto. De entre lo que se salva de la quema, está este "Love lockdown":




- "My beautiful dark twistes fantasy". A día de hoy, su obra maestra. Cualquier canción es genial, pero este "Power" es de esas que tienen un ritmo que se mete en la cabeza y no te deja nunca




- "Watch the throne". No se que porcentaje del mérito de este disco corresponderá a cada uno, pero poco importa eso si se las arreglan para parir trallazos como este "Otis"




- "Cruel Summer". Bueno pues como ya he dicho, se puede contar como disco suyo o no, pero aun así hay poco que se salve. Quizás lo más aceptable sea el single "Mercy":





- Y como bonus track, su colaboración con Kate Perry, que igual es un poco un placer culpable que dicen los entendidos, pero que me gusta bastante. Y el video me parece bastante bueno. Abucheadme si queréis, pero a ver a quien no se le pega la melodía...:





La portada que nunca estuvo allí...
Y volviendo con el tema del disco nuevo, con este hombre tengo una regla y es que sus disco impares, molan mucho, pero sus discos pares, no molan nada. Así el 1º, 3º y 5º son geniales, y el 2º y 4º apestan (bueno, el segundo no apesta, pero no es tan bueno como los otros). Y este disco que sería ¿par o impar? Pues como quiere que nos de un discazo, vamos a contar "Cruel summer" como su 6º disco (lo que coincidiría con la regla, ya que no fue ninguna maravilla), y este 7º, que se va a llamar "Yeezus" (si, este tío sigue con sus ínfulas mesíanicas...) le tocaría maravillarnos de nuevo. De primeras descoloca la portada que os dejo aquí a la derecha.
Promete interesantes colaboradores: Daft Punk, Frank Ocean, Skrillex, Justin Vernon (o lo que es lo mismo, Bon Iver), RZA... Pero nunca se sabe con este tio. En unos días saldremos de dudas. Según sus declaraciones no va a ser un disco fácil y de impacto directo, de hecho afirma que no contiene ningún single obvio ¿¿¿??? Mientras, tenemos dos muestras de entre lo que ha ido dejando por ahí, que por ahora hacen preveer un disco bastante oscuro y más cercano al rock industrial, con sonidos que a mi me recuerdan a Depeche Mode y ¡aydiosmio! a Marilyn Manson. La primera es "Black skinhead", que adelantó en el Saturday Night Live, y que esta coescrita por Daft Punk. La segunda canción es "New Slaves", primer adelanto del disco, y que fue estrenada proyectandose de manera simultanea en varios edificios de distintas ciudades del mundo. Una maniobra brillante a nivel de marketing, pero que demuestra que la vanidad de este tío no tiene límites. Y es que solo a él se le podía ocurrir proyectar su  cara de tal manera que parezca que mide 50 metros...




jueves, 13 de junio de 2013

El hijo adolescente como condena


Precedida por el éxito que logró en el Festival de Málaga, el finde pasado fuimos a ver el última película de Gracia Querejeta. Fue una casualidad que la vieramos justo después de habernos enterado de la muerte de su padre, uno de los productores más importantes de la historia del cine español y responsable de que el cine español sea a día de hoy un fijo en el circuito de festivales prestigiosos.

Jon (Aaron Piper) es un chico vasco al borde de cumplir los 15 años que es expulsado del colegio por motivos disciplinarios. Su madre Margo (Maribel Verdu), viuda desde hace cinco años, se ve incapaz de educarle y decide enviarlo con su abuelo Max (Tito Valverde), un militar retirado de férreos valores que vive solo en el Levante desde que hace tres años se separase sin motivo aparente de su mujer. Como es lógico nieto y abuelo chocaran bastante. Y a pesar de sus intentos de darle valores, el muchacho acabará metiéndose en problemas.

Gracia Querejeta siempre ha tenido un rincón en mi corazón cinéfilo. Todas sus películas me han gustado bastante. Tiene una manera bastante reposada de narrar cosas que nos afectan a todos en mayor o menor grado, como es la familia como elemento que condiciona nuestras vidas, para bien y para mal, y los secretos que hay en ellas. Además me encanta la manera que tiene de enfrentarse a los muertos: en nuestra sociedad los muertos son algo intocable, y en sus películas los personajes siempre se ven lastrados por sus finados, que se mantienen sobre ellos como una los que les impide crecer. Hasta que no son capaces de reconocer sus sentimientos (negativos y positivos) hacia ellos, sus protagonistas no son capaces de dejar atrás el pasado y avanzar. Este aspecto me parece algo muy necesario en nuestra cultura, en la que los sentimientos hacia los muertos siempre tienen que ser inmaculados, o silenciados cuando son negativos. Por todo esto tenía bastantes ganas de ver este trabajo. Y por todo ello, me apena decir que aquí ha realizado la que quizás sea su peor película, lo que no significa que sea mala, pero si que resulta un poco decepcionante viniendo de quien viene.

La película tiene su mayor problema en el casting de los actores adolescentes: lo hacen todos rematadamente mal. Ninguno de ellos resulta creíble, lo que hace que sus acciones parezcan más impuestas por el guion que motivadas por su personalidad. Dirigir a actores jóvenes y noveles es siempre complicado, pero no esperaba encontrarme esto en un trabajo de Querejeta, que hasta ahora si había destacado por algo, era por dirigir bien a actores adolescentes, como demostró en la emotiva “Hector”, en la que presentó toda una camada de actores jóvenes que cumplieron más que bien con su trabajo.
El guion tampoco es una de los mejores que ha escrito esta mujer, ya que a veces parece avanzar a trompicones, sin que haya mucho sentido a las decisiones que toman los personajes. Vale que son adolescentes, y que en esa edad no hay nadie al volante, pero se lo podían haber trabajado un poco más… También es cierto que si hubieran tenido mejores actores defendiéndolos, serían más creíbles las acciones de los personajes. Y la historia deja igualmente bastantes cabos sueltos, sobre los que se llama la atención en algún momento, pero que terminan por no llevar a ninguna parte.

Pero tampoco es que sea todo negativo. Si hay dos cosas que esta cinta se vea con agrado son algunas de sus actuaciones. Por un lado esta Maribel Verdú, que en este momento se halla en una madurez interpretativa estupenda y tiene a su cargo el momento más emotivo de la película. Y por otra parte estaría el largo tiempo desaparecido Tito Valverde, que borda su papel de abuelo solitario e incapaz de expresar sus sentimientos. Esperemos que no se vuelva a hacer tanto de rogar para regresar a la gran pantalla de nuevo, ya que se trata de uno de los grandes de este país, por mucho que ahora no esté de moda.

Una película aceptable, pero que no alcanza el nivel de otras obras de esta mujer, que posiblemente ha entregado aquí su trabajo menos redondo.


domingo, 9 de junio de 2013

Recuperando clásicos (IX): "Tiburón"



Aprovechando unos días festivos, por fín el otro día, pude ver la edición remasterizada en Blu-Ray de “Tiburón” que me compré hace 8 meses (vergüenza de mis hijos, lo sé). Y bueno, la película sigue siendo tan genial como siempre, y ahora además tiene una calidad como nunca la había visto (ya que, por edad, me pilló bastante lejos disfrutar de esta maravilla en pantalla grande).

La historia por si hay alguien que ha estado viviendo en una isla desierta los últimos 40 años es la historia de un agente de policía, Brody, que tras muchos años en Nueva York, se traslada con su familia a una pequeña localidad costera en una isla, Amity, para vivir más tranquilo. Con lo que no cuenta es con la aparición de un gran tiburón blanco de más de siete metros que se va dedicar a merendarse a los bañistas y amenaza con arruinar la temporada veraniega a comerciantes y políticos. Para enfrentarse a la bestia, contará con la ayuda de un joven oceanógrafo Hooper y un viejo lobo de mar, Quint.

Aunque la novela de Peter Benchley en la que se basa tiene pinta de ser mala como ella sola (me leí un libro de este hombre y era como para echar a correr…), las distintas rescrituras que sufrió el guion, lograron entregarnos una historia más que aceptable, con algún personaje inolvidable, como ese Ahab del siglo XX que es el capitán Quint encarnado de manera soberbia (como era habitual en él) por Robert Shaw, y un montón de secuencias que ya forman parte de la historia del cine. Y es que, a pesar de que Spielberg solo contaba con 27 años cuando dirigió esta película, y además llegó a ella de rebote, con esta cinta dio un golpe en la mesa, (algo que ya había hecho parcialmente con su anterior y también genial telefilm “El diablo sobre ruedas”) pasando a convertirse en el director más taquillero de su generación (y de paso de todos los tiempos…) y creando el concepto de blockbuster (este es el único fallo que se le puede poner a la película…).

Y es que si algo destaca en esta cinta es la puesta en escena. Más cercano que nunca a Howard Hawks, el entonces semidebutante director logra, bebiendo también de Hitchcock (en la manera de concebir el suspense y con alguna cita explícita), Lean (esa manera de fotografiar el mar) y Capra (con el personaje principal que por su moral se tiene que enfrentar en soledad a los poderes establecidos), una puesta en escena tremendamente moderna, y que desde el primer momento agarra al espectador y no lo suelta.

Aunque toda la película es genial, la parte más fascinante quizás sea toda la que transcurre en la isla, antes de embarcarse para cazar a la bestia. Hay encontramos momentos magistrales: la introducción, con el primer ataque del escualo, en el que no le vemos en ningún momento, pero que es de una efectividad aplastante; el primer ataque en la playa en el que Spielberg rompe uno de los mayores tabús del cine, la muerte de un niño (otro tio que tuvo los arrestos de hacerlo fue Carpenter
 en su primera obra maestra, “Asalto a la comisaria del distrito 13”), y logra una secuencia de suspense magistral, con apuntes de humor que sirven para descargar la tensión al principio, y con una idea genial, como es que el zoom se vaya acercando a la cara de Broody aprovechando el paso de los bañistas entre el y la cámara, hasta llegar al momento en que logra un primer plano, que rompe a continuación con un zoom de acercamiento más alejamiento de cámara, o al reves, aun no lo tengo claro (¿Alguien dijo “Vertigo”?); la presentación de Quint, totalmente mítica; la llegada de Hooper al pueblo, mientras todos los pueblerinos salen a la pesca del bicho y la posterior llegada a puerto con una pieza, que a todas luces no es la que buscaban, y que concluye con la desgarradora secuencia del reproche de la madre del niño muerto; la zambullida nocturna para ver el barco hundido…

Lo magistral de esta primera parte no hace que desmerezca la segunda parte de la película, la que transcurre en mar abierto. Al ser el espacio más cerrado, hay menos lugar para la inventiva visual de Spielberg, aunque eso no quita para que haya ideas visualmente muy poderosas, como la representación del depredador mediante los barriles que le van prendiendo a arponazos, que logra transmitir inquietud sin necesidad de enseñar nada, y que demuestran que con dos barriles es suficiente para convertir al animal en un ser casi mitológico, capaz de cualquier cosa. Además, en esta parte está mi secuencia favorita de la película (y la de la mayoría de la gente): aquella en la que Quint y Hooper empiezan compitiendo a ver quien presenta mayores cicatrices y en la que el viejo lobo de mar recuerda el incidente (que ocurrió en realidad) que vivió tras el naufragio del buque militar Indianapolis. Esta secuencia tiene mucha miga. Ya había sido reescrita en múltiples ocasiones durante la preparación del rodaje, fue Howard Slacker quien la ideo, pero mientras rodaban, Spielberg le pidió a su amigo, el mítico John Milius, que reescrbiera la secuencia. Aunque al parecer le quedó muy bien, después de eso fue el propio Shaw, que además de actor era también dramaturgo, quien le dio un repaso, lográndose así esta pieza maestra.


En la citada edición de Blu-Ray, la calidad de imagen y sonido es alucinante. Nunca se había visto tan clara esta película. Aquí voy a romper una lanza a favor de la nostalgia para decir que aunque esta disponible la opción de ver esta película en dolby 5.1 con un nuevo doblaje y en versión original, yo he optado por verla en mono con el doblaje original con el que fue estrenada. Y es que aunque en muchas ocasiones opto por la versión original, con esta película, que he visto tantas veces (algo que tambíen me pasa con otras, como, por ejemplo, "El padrino"), se me hace imposible imaginarla sin las, por otro lado estupendas, voces del doblaje realizado en los 70. Es una gran detalle por parte de la productora, y espero que cunda el ejemplo, y aunque se remastericen clásicos, se permita disfrutar del doblaje que ya forma parte del ideario cinéfilo. Pero no es solo eso una de las maravillas que ofrece este edición, ya que entre los extras hay dos documentales sobre el rodaje y el legado de la película de casi dos horas de duración (que ya debía estar en las ediciones previas en DVD) en el que se desgranan la concepción y la filmación de esta maravilla, y que esta lleno de jugosas anécdotas sobre el tormentoso rodaje. Entre otras cosas nos hacen partícipes de las ya célebres múltiples averías que sufrió el tiburón mecánico, que limitaron su aparición (y que a mi parecer, y al del propio Spielberg, mejoraron la película, al acentuar la sugerencia por encima de la presencia), el rodaje de múltiples escenas o la elección del reparto. En esto me he encontrado con la anécdota que más me ha sorprendido, y es que a Lee Marvin le ofrecieron el papel de Quint, pero lo rechazo. Y vale que Shaw está increíble, pero ¿quien puede evitar pensar que hubiera logrado Marvin con ese papelón? Nunca lo sabremos. Además, vemos intervenciones a cargo de gente como Tom Savini, Bryan Singer, Eli Roth, M. Night Shyamalan, Greg Nicotero o Kevin Smith hablando de la película y el impacto que tuvo en ellos. Una gozada.

La bestia siempre esta acechando...

Vamos, que esta película es una auténtica gozada, y en este edición aun más. Cualquier excusa es buena para recuperar esta película y volver a disfrutar de una de las más grandes películas de aventuras jamás rodadas.


sábado, 8 de junio de 2013

Aquellos locos años 20



Vaya por delante que no conozco ni las versiones previas de esta historia, ni la novela original de F. Scott Fitzgerald, pero aun así no quita para que este "El gran Gatsby" que ha entregado el excesivo Baz Luhrmann haya resultado una película bastante estimable.

En los años 20 nos encontramos a Nick Carraway (Tobey Maguire), un aspirante a escritor en horas bajas que, como parte de la terapia que esta siguiendo en el psiquiátrico en el que se encuentra ingresado, rememora la época más apasionante de su vida, el momento en el que fue testigo del auge del carísmatico Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio) y su relación su prima Daisy (Carey Mulligan).



Lo cierto es que de primeras daba un poco de miedito acercarse a esta película, por aquello de que Luhrmann se hubiera dejado llevar por los excesos y hubiera olvidado la importancia de contar una historia, que fue lo que le pasó en esa fallida película que fue “Moulin Rouge”… Pero claro, aquí contaba con una sólida base argumental, y eso se nota, y mucho (para bien, por supuesto).

La verdad es que la trama es bastante potente. Aunque, al parecer se hayan comido varias tramas, lo que queda es una interesante historia de un hombre que se siente muy solo y tiene una necesidad enorme de ser querido y de que la gente le tenga en consideración. Ese es el único objetivo de su vida.  Y más allá de eso, lo que hay es una persona enormemente insegura, como demuestra el delicioso momento del reencuentro entre Gatsby y Daisy, o la inquietante escena en la suite del hotel. A esta difícil mezcla entre encanto, grandilocuencia y fragilidad ayuda mucho la estupenda labor de DiCaprio, que es capaz de transmitir todo esto con bastante acierto.

Uno de los puntos fuertes de la película es la estupenda actuación de Maguire como Nick. Él es el punto de vista a través del que el espectador accede a la película, pero como comenta el propio personaje en la estupenda secuencia de la boite degenerada en el hotel, él está a la vez dentro y fuera de la trama. Por un lado es el narrador, y siempre encontramos su inquietante presencia en los instantes vitales de la trama, quedando retratado por momentos como un voyeur. Pero por otro, es él el detonante último de toda la historia que vemos. Todo un hallazgo, que me imagino no será únicamente mérito del director, sino también de la novela.

Otro de los puntos fuertes de la cinta es el diseño de producción (algo que no sorprende viniendo de quien viene). La recreación que se hace del Nueva York de esos días es totalmente mítica y excesiva, acorde con el espíritu de aquellos años. Pero no se queda solo en el lujo (que lo hay y mucho) sino que también presentan ideas estupendas como ese arrabal gris en construcción que separa el Long Island de fabula donde están las mansiones de los protagonista del Nueva York golfo y chispeante. Es en esta zona, deprimida y llena de trabajadores explotados y humo, en la que se producen los hechos más trágicos de la historia. Parece que los ricos y poderosos usaran esa zona como vertedero de sus fechorías. Fechorías que, como casi siempre tratándose de los ricos, quedan sin ningún tipo de castigo. En este mundo, igual que en el real, los pobres y los que se dejan llevar por sus sentimientos son meros juguetes en manos de los ricos y poderosos.

El tratamiento visual es muy preciosista. Los efectos especiales y la luz le dan a todo una aspecto entre la fábula y la ensoñación muy adecuados. Nosotros la vimos en formato tradicional, pero la configuración de los planos permite atisbar lo que probablemente sea un buen uso del 3D. Las secuencias de las fiestas, que se le podían haber ido de las manos a Luhrmann con su consabida querencia por las raves anacrónicas, la verdad es que le han quedado ajustadas dentro del exceso que representan. Y el montaje hace que la historia, a pesar de sus 140 minutos de duración, no se haga pesada, gracias sobre todo a fundidos y superposiciones que aligeran bastante el ritmo de la película. 

Como no podía ser menos tratandose de una película de Baz Luhrmann, la música es una gozada. En este caso ha contado con el insigne Shawn Carter, más conocido como Jay-Z, como productor musical. Y además de convertir el jazz de los 20 en hip hop del siglo XXI, ha optado por versionear canciones, algunas contemporáneas de la época retratada, y otras modernas. Y el resultado es heterogeneo, y aunque algo desigual (no podía ser de otra manera contando con tantos artistas tan distintos) tiene su punto. Nosotros hemos disfrutado sobre todo de Lana del Rey (que aunque no sea mucho santo de devoción por aquí, hay que reconocerle el mérito), Florence Welch y Jack White (con una canción repescada del homenaje al "Auchtung Baby!" de U2). Pero también encontramos a gente que resulta más inesperada, como Brian Ferry o The XX. Y como fans que somo aquí de el novio de Miss Kardashian, nos alegramos que se recupere ese pepinazo (una de las mejores canciones de lo que va de década para nosotros) que es "No church in the wild" de Kanye West y el propio Jay-Z.

¿Con quien os quedaríais? Yo lo tengo clarísimo...
Pero no todo iban a ser alabanzas, porque hay un pero. Y ese pero tiene nombre y apellidos: Carey Mulligan. Algunos dirán que yo le tengo manía a cualquier cosa que tenga que ver con esa sandez que fue "Drive" (y no es cierto, odio todo lo que tenga que ver esa película excepto a Christina Hendricks y a Bryan Cranston) ¿Pero es que alguien se cree que Gatsby se puede enamorar tan locamente de una mujer tan sosa? Si alguien se lo traga, es por la labor de DiCaprio, ya que esta tía no transmite nada de nada. No sé si habrá nacido con una flor en el culo, o tiene el mejor agente de Hollywood, pero me cuesta muchísimo entender como la han elegido para este papel. Así, a bote pronto, se me ocurren un puñado de actrices que hubieran hecho una labor mucho más digna: Anne Hathaway, Jennifer Lawrence, Marion Cotillard, Emily Blunt, Diane Kruger, Jessica Chastain, Rebeca Hall... O la mismísima Isla Fisher, que hace una labor apreciable en esta película con un personaje secundario, hubiera dado mucho mejor que la pánfila de la Mulligan como Daisy.


Bueno, pues esto último quizás sea la mancha que desluce una película bastante lustrosa. Si uno se quita los prejuicios en la entrada del cine, se disfruta bastante, y no está la cosa para dejar escapar propuestas como estas.