lunes, 21 de septiembre de 2015

La casita de chocolate.


Beca y Tyler son una hermana y un hermano preadolescentes que van a pasar una semana con sus abuelos, a los que hasta ahora nunca habían conocido, mientras su madre realiza un crucero con su nueva pareja, con la que intenta rehacer su vida tras haber sido abandonada por el padre de los chicos. Lo que en principio parece una semana de intimidad familiar en un entorno idílico para los chavales, en la que la muchachaa pretende elaborar un documental sobre su familia, poco a poco se ira convirtiendo en algo mucho más inquietante.

Tras el batacazo crítico, y sobre todo, económico, que supuso la no tan despreciable "After Earth", Shyamalan intenta reverdecer laureles cambiando de estrategia: por un lado se lanzó al mundo de la televisión con la simplemente aceptable miniserie "Wayward Pines"; y por otro ha realizado una vuelta sus orígenes cinematográficos que tan buen resultado le dieron a todos los niveles.




El realizador vuelve a presentar un historia de género que se sustenta sobre narraciones populares, que en realidad es el envoltorio de un drama, que a su vez contiene un giro final para sorprender al espectador, que además le hace plantearse todo lo que ha visto hasta el momento, y con el que realizador busca hablar de temas trascendentes, Si anteriormente había tomado como punto de partida los tebeos de superheroes ("El protegido"), Caperucita Roja ("El bosque") o la Sirenita ("La joven del agua") en este caso es "Hansel y Gretel" la historia base a homenajear/actualizar/deconstruir: tenemos un hermano y una hermana, que abandonados a su suerte por sus padres, van a parar a un casa en la que son cebados con todo tipo de sabrosas viandas realizadas por una anciana, que pretende cebarlos para luego cocinarlos en un horno...

La novedad en este caso es que, ha realizado una película de bajo presupuesto, y sin estrellas, que además está rodada con estilo de metraje encontrado/falso documental,. El tema es si es una decisión personal o se ha visto empujado a ello porque no ha encontrado ni estudios ni estrellas dispuestas a confiar en el dinero y medios después de que sus dos intentonas de realizar blockbusters naufragaran estrepitosamente...




Maldades aparte, a pesar de que el falso documental es muchas veces sinónimo de películas desenfocadas y con pésimo trabajo de puesta en escena, en este caso, Shyamalan ha cuidado bastante la composición de los planos. Algo que por otra parte, y por mucho que les duela a sus odiadores, nunca ha dejado de hacer, ni siquiera en sus trabajos más atacados, como "After Earth", que a pesar de todo, tenía uno de los planos más bellos que se vieron ese año. Volviendo a "La visita",
aunque en ocasiones si que se deja llevar por los sustos fáciles que permite este género (ahí están las súbitas apariciones nocturnas de la abuela, resueltas de una manera muchas veces vista ya...), la película, con la excusa de que una de las que maneja la cámara es una aspirante a directora de cine, presenta encuadres muy perturbadores, que hacen un gran uso de la cámara en primera persona (algo que algunos piensen que se deba al formato de falso documental, pero siempre ha sido uno de las señas del realizador indio: vease sino, la genial secuencia que abre la magistral "El protegido"), el off visual y de la profundidad de campo, como demuestran secuencias como la entrada furtiva en el granero, la persecución bajo la casa o la pelea final en la cocina, respectivamente.

Luego está el que quizás sea el mayor punto débil de este realizador, y es su faceta como guionista. Cierto es que en la trilogía que cimentó su fama ("El sexto sentido", "El protegido" y "Señales") logró parir historias potentes y que funcionaban a todos los niveles que el pretendía: película de género, drama, comedia y cierta reflexión trascendental siempre provocada por el twist final. Pero en las películas que han venido después, los libretos no han terminado de funcionar: si el drama funcionaba fallaba el suspense; y si la reflexión conseguía llegar al espectador era porque la historia y la emoción quedaban en un segundo plano. En este caso, ocurre lo primero que he comentado, como historia de terror y hasta de comedia es bastante aceptable, en cambio, la reflexión sobre los valores familiares que buscan la sorpresa final y el epílogo, es bastante anodina.

De todos modos, aun lejos del citado triunvirato magistral que se marco a caballo entre el siglo XX y el XXI, si que se puede considerar que esta película es una recuperación, aunque sea parcial, del Shymalan que encandiló a las audiencias hace más de una década. Ojala esta película le sirva para recuperar crédito en la industría, y logre poner en marcha proyectos como la tantas veces rumoreada y ansiada (por lo menos por el que suscribe) continuación de "El protegido". Soñar es gratis.

sábado, 12 de septiembre de 2015

¿La primera familia Marvel?


Reed Richards es un joven genio científico que es fichado por la fundación Baxter para poner en marcha un proyecto que permitira viajes interdimensionales. El viaje se logrará realizar, pero con consecuencias extremas para todos los participantes.

Rodeada de la peor de las reputaciones posibles (problemas durante el rodaje, retirada del director a cargo de ella en la postproducción, rodaje de nuevas escenas) llegó el reinicio de "Los cuatro fantásticos" a cargo de Josh Trank. Y con tan malos precedentes se ha acabado saldando con un resultado infausto, siendo defenestrada por la crítica y absolutamente ignorada por el público de todo el mundo. ¿Merecía tan mala suerte la película? ¿Es la peor de las versiones que se ha realizado de estos personajes? ¿Es la peor película de superheroes jamás realizada? Pues aunque se trata de una película bastante insatisfactoria la respuesta a las tres preguntas es: No, no y no. ¿Tiene fallos la película? Muchos.

El primero de ellos, el casting, con elecciones tan poco acertadas como, Miles Teller (¿soy yo el único que no podía quitarse de la cabeza a Fran Perea viendo a  este hombre interpretar a Mr. Fantástico?), la Chica Invisible a la que da vida un Kate Mara despistadísima, o la Antorcha Humana interpretado por Michael B. Jordan, que se queda con los clichés del personaje, sin tener en cuenta relaciones tan importantes como la que mantiene con su hermana o con Ben Grimm, que son lo que le hace tener chicha al personaje.

El siguiente error en importancia sería el guión. No tanto por los cambios que tanto han enfurecido al
fandom más integrista, como el cambio de raza de Johnny Storm, que se queda en algo más anodino que otra cosa, o el hecho de que se haya optado por la versión Ultimate para explicar el origen de los poderes de los personajes, siendo esto último bastante más acertado en el siglo XXI, en el que la carrera especial que servía como espoleta al tebeo original ha quedado totalmente trasnochada. El problema es que no sabe generar un auténtica sensación de familia entre los personajes, y esto es algo imperdonable, ya que esta es la auténtica fuerza del grupo. Y mejor no hablar de las frases que los actores se ven obligados a recitar a lo largo de la cinta, que necesitaban un serio remodelado a gritos.


Y por último esta lo descompensado de la película. Porque esta es una de esas películas en las que los problemas que ha sufrido en la postproducción se dejan sentir mucho. De otra manera resulta incomprensible el desequilibrio entre la primera hora de película para narrar el origen de los personajes, y el precipitado climax, con una elipsis de un año entre medias que escamotea al espectador momentos que hubieran hecho entender mejor a los personajes y la dinámica entre ellos. Este afán por querer resolver la trama rapidamente, que seguramente habrá venido impuesto por el afán del estudio de ajustar el producto a sus cánones impide que se desarrollen ideas interesantes apuntadas en la hora previa, que quedan en agua de borrajas, como la utilización militar de los personajes, o el conflicto entre Ben y Reed. 

¿Y tras semejante retahíla de errores en aspectos vitales de la película puede quedar algo salvable?
Pues si. En la citada primera mitad hay bastantes cosas interesantes.

La primera de ellas es el estupendo prologo, 10 minutos muy Amblin, protagonizado por los Reed Richards y Ben Grimm infantiles, que funciona de maravilla definiendo a los dos personajes a bases de pinceladas como las cicatrices que ya desde niño Reed Richards presenta en la cara, y que hacen imaginar una infancia llena de accidentes científicos y agresiones por parte de abusones.

La siguiente hora de película, aunque baja de nivel, sigue teniendo su aquel. La puesta al día que hacen de Victor Von Muerte es acertada, convirtiendo al despota mandatario de Latveria en un arrogante pero genial joven antisistema. La llegada de los personajes al Planeta Zero (o sea, a la Zona Negativa) tiene un punto de serie B que la hace entrañable. Y la posterior llegada al mundo de los personajes y el inicio de sus poderes tiene imagenes potentes con reminiscencias de
Verhoeven (el plano de la Chica Invisible apareciendo y desapareciendo) y Cronenberg (con ese perturbador plano de Reed Richards desnudo estirandose y retorciendose a través de los conductos de ventilación para llegar a la celda en la que está su amigo Ben Grimm, que aulla del dolor que le genera haberse convertido en roca).


Sin embargo a partir de la citada elipsis, lo que queda es un barullo de ideas mal resueltas, y secuencias de acción mediocres, que además fusila secuencias de otras producciones Marvel como "Thor. El reino oscuro" o la reciente "Los Vengadores. La Era de Ultrón". Todo ello, eso sí, adernado con una acertada partitura, compuesta a cuatro manos por Marco Beltrani y Philip Glass.



Quizás sea la mejor de las adaptaciones que han tenido estos personajes, pero la primera familia del Universo Marvel merece más que esto. El tema es si después de varios tropezones con los Imaginautas, alguién tendrá el valor y las ganas de volver a adaptarlos y hacerlo como se merecen.