Riley es una joven de 11 años que vive con sus padres felizmente en Minessotta, hasta que una mudanza a consecuencia del trabajo de su padre haga tambalearse su apacible existencia. Su mente, capitaneada por Alegría y secundada por Miedo, Asco, Tristeza e Ira, intentará lidiar con ello de la mejor manera posible.
Antes de hablar de esta estupenda película voy a dejar clara
una cosa: la cinta es una gozada, pero "Lava", el corto que acompaña
a esta nuevo trabajo de la Pixar es, simplemente, una obra maestra. No solo es
maravilloso a nivel de diseño de personajes y animación (ahí es nada dar vida a
dos volcanes), y también de música, como se ve en el enlace que he dejado, sino que se trata de la mejor historia de
amor que el que escribe ha visto en muchísimo tiempo en una pantalla. Solo esta
pieza ya merece el precio de la entrada.
Una vez dejado esto claro vamos con "Del revés" (malísima traducción del título original "Inside Out": mucho mejor el que le han dado en Latinoamerica y que da nombre a la entrada "IntensaMente").
Aunque los trailers eran muy esperanzadores, había un
poquito de desconfianza (por lo menos en mi caso) a la hora de ver lo nuevo de
Pixar, la primera película que presentaban basada en algo completamente nuevo
desde la muy reivindicable "Brave" en 2012. No es que el estudio
hubiera dejado de ser un sinónimo de calidad (pocos estudios pueden presumir de
semejante retahila de obras maestras en su catálogo...) pero los últimos
tiempos hacían temer que se fueran perder en secuelas más interesadas en vender
merchandising que en contar historias nuevas y tremendamente originales que les
habían convertido en la apuesta segura en el mundo de la animación (y del cine
en general).
Afortunadamente, todos los miedos quedan despejados tras ver
esta cinta, que vuelve a marcar otro hito en la historia del estudio (y
van...), porque todo en ella es sobresaliente. Intentare ir analizando por capas, como su complejidad y brillantez merece.
El diseño de producción y de personajes es simplemente
magistral. Y no solo por lo espectacular y vistoso, que lo es y mucho, sino que
además enriquece la historia. La concepción del mundo que representa la mente
de la protagonista es una buena muestra con ese enorme almacen de recuerdos con
forma de circunvoluciones cerebrales, o detalles pequeños pero brillantes como
la consola que las emociones manejan para controlar el comportamiento: tiene un
único botón cuando nace, aumenta en complejidad durante la infancia, para
acabar convertida en un galimatias de cientos de botones cuando se inicia la
adolescencia. O ideas que harían las delicias de Dalí y Buñuel, como la
secuencia en la que los personajes pasan a ser
pintura figurativa, o la
concepción de los sueños como si de un estudio de cine se tratara. Y lo mismo
se aplica a los personajes que dan cuerpo a las emociones: su concepción, más allá
del uso de los colores historicamente relacionados con las emociones, es muy
imaginativa, con ese Miedo larguiducho que se mueve como deslizandose en todo
momento o el Asco, con modos de niña pija. Pero es que además la textura con la
que los han diseñado les acerca a los muñecos de tela (a la manera de los
Teleñecos, para que nos entendamos...) y sin embargo sus siluetas están un
tanto desdibujadas, lo que los hace les da un aspecto de eterea fisicidad (o
ficisidad eterea, si se prefiere...). Mención aparte merece Bing Bong, el
personaje más bizarro (y probablemente el más entrañable) de todos, que introduce en la película el que es uno de los temas principales de muchas de las películas Pixar: el dejar marchar.
Todo este despliegue visual sería un vacuo artificio si la
historia no estuviera narrada con brio, emotividad e imaginación. Y de todo
esto anda sobrada, a pesar de tratar temás tan complejos como la
neuropsicología, logrando mantener en todo momento el interés (tanto de mayores
como de pequeños) gracias a un ritmo perfecto, que le permite pasar de la risa
al llanto casi de un plano a otro. Pero es que además trabaja con bastante
fortuna aspectos a menudo ignorados en el cine de animación como la fotografía,
algo que queda plasmado en la secuencia de la fuga de Riley concebida como si
estuviera rodada con la cámara al hombro y con predominancia del color gris.
Y para el final el punto sobre el que se sustenta todo: un
guión ejemplar. A grandes rasgos se podría decir que es la versión "La
vida es así" de la película "Origen": uno no puede más que
quitarse el sombrero por la capacidad que tiene el libreto de manejar un tema
tan complejo como este y hacerlo entendible y disfrutable para adultos y niños,
sin caer en la simplificación perezosa o el edulcoramiento excesivo. Pero es
que al brillantez no está solo en el punto didactico, sino en la llamada de
atención que hace la cinta sobre la necesidad de todas las emociones para
alcanzar la plenitud, algo muy de agradecer en estos tiempos en los que la
neutralización de los sentimientos negativos está tan de moda. Y un sopapo para
todos aquellos que siguen acusando a (todo) el cine animado de pasteloso y
superficial.
Pixar sigue jugando en otra categoría. Y a la vista del
trailer de "The good dinosaur", la dosis extra de esta año para
compensar la ausencia de pelícual Pixar el año pasado, todo apunta que no van a
moverse de ahí a medio plazo. Solo puedo celebrarlo.