Al inicio de la Guerra Civil
española, Higinio, que había sido concejal del gobierno republicano en un
pueblo andaluz, consigue escapar mientras le llevan a dar uno de los temibles
paseos. Tras esto se verá obligado a recluirse en un diminuto cuarto secreto en
su casa durante más de 30 años, por miedo a las represalias.
En su día, esta "La trinchera infinita" me daba
un poco de pereza, pero visto la buena recepción que había tenido y las
recomendaciones de gente que considero de bien, aproveche que, tras ser
preseleccionada para los Oscar, y ante la carencia de estrenos, había sido
reestrenada en cines de mi ciudad, para verla como toda película debería ser
vista: en una sala con una gran pantalla y un buen sonido. Lo que si que me
faltó para completar la experiencia cinematográfica fue verla rodeado de gente,
ya que fui el único espectador en la sala (es la primera vez que me sucede:
otras veces la persona con la que había ido y yo éramos los únicos
espectadores, pero esta vez no había nadie más en la sala… Pese a todo mantuve
mi mascarilla en todo momento). Anecdotas (tristes) aparte, vamos con la película, que es
lo que realmente importa.
La cinta, que puede ser
despachada con pereza/prejuicios (ya he reconocido que yo lo hice en su
momento) como otra “películadelaGuerraCivilespañola”, ofrece bastante más que
eso a todos los niveles. La película vendría a ser una mezcla entre película de
supervivencia (es difícil que no vengan a la memoría “Naufrago” o “El
pianista”), una drama de pareja, y también, claro está, algo de documento
histórico. Y cumple, en general, bastante bien a los tres niveles.
Como película de supervivencia,
destaca sobre todo en los primeros compases, en los que vemos las penurias
físicas a las que se ve sometido el personaje, tanto antes de entrar en su agujero,
como en sus primeros tiempos en él. Todas estas secuencias están bien rodadas,
con cámara en mano que (casi) no resulta molesta, y que en general se entienden
bien y consiguen transmitir la intensidad de esos momentos. Es llamativo el uso
que hacen de la cámara subjetiva, que captura muy bien la sensación de vivir
dentro de un agujero, aunque también saben cuando tienen que prescindir de ello
para que esa filigrana visual no se convierta en una muleta. Y de hecho no lo hace, ya que consiguen mantener a la perfección el punto de vista subjetivo del protagonista: solo vemos y oímos lo que él. Volviendo con la odisea del protagonista,
cuando las penurias físicas están superadas (aunque se vuelva a momentos que se
podrían definir como más de género, como el homicidio en defensa propia, o la
investigación por parte del vecino fascista recalcitrante, obsesivo y rencoroso
pero, pese a todo, muy perspicaz…), empiezan la parte más dura de la
odisea que vive el personaje: la emocional. Porque la película no habla solo
del cautiverio físico, sino también de las cárceles mentales en lasque nosotros mismos nos encerramos normalmente.
Aquí la verdad es que hay también un buen trabajo de guión, reduciendo la mente
del protagonista a la par que reducen su espacio: se va volviendo cada vez más
desconfiado, temeroso y amargado. Todo esto muy bien reflejado en, por ejemplo, lo
relativo a su hijo, cuando, dada su incapacidad de ver por si mismo el mundo exterior,
se dedica a sospechar hasta de su paternidad, dado lo, digamos para no arruinar los giros de la película, complejo de
su concepción y nacimiento. O en todo el tercio final, en el que el personaje
ya es incapaz de abandonar su mundo, y necesita hasta apariciones fantasmales para ser consciente del maleficio autoimpuesto...
Como drama marital también
funciona bastante bien. Su relación resulta emotiva y creíble, y el tratamiento
que se hace de ella refleja muy bien el paso del tiempo yla mella que va haciendo en ellos. Un buen
ejemplo de ellos son los encuentros sexuales, bastante bien rodados, y que
reflejan muy bien la situación de la pareja: el primero de ellos en el agujero,
apasionado y desesperado, con los personaje refugiándose el uno en el otro de
un mundo que está contra ellos; el segundo cuando ya lleva años oculto el
personaje de Higinio, en la cama, pero totalmente desapasionado, furtivo y
rutinario. Es justo reconocer que esta historia de amor funciona por la buena
labor de los actores, algo totalmente esperable en el siempre excelente Antonio
de la Torre, pero que resulta más sorprendente en el caso de Belen Cuesta, que
se sale aquí de su habitual registro cómico. Sin desvelar nada, los últimos
emotivos cinco minutos de la película me parecen una de las más bellas
demostraciones de amor que he visto en pantalla en mucho tiempo.
Y por último, está lapelícula como documento de una época. En este
aspecto la cosa también funciona bastante bien. Lo primero que se agradece es
que la cinta no sea maniquea a la hora de representar los dos bandos de la
guerra, con unos muy buenos y otros muy malos, lo que no quita para que se
muestren en toda su crudeza los temibles “paseos” y las detenciones sumarias y
torturas que realizaba el bando nacional. Porque, por mas que el protagonista
sea republicano, y el que se podría entender como el villano, sea, como ya he
comentando, un fascista irredento, ambos tienen escalas de grises al ser
descritos: por un lado el fascista se muestra totalmente amargado y ansioso de
sangre (republicana) tras haber visto a su hermano ajusticiado por el ejercito
republicano, y por otra parte, pese a que el lo niegue, tampoco queda claro que
el protagonista Higinio, no tenga sus manos manchadas de sangre. Y otro aspecto
para que funcione tan bien como documento es la excelente dirección artística
de la película. Porque pese a que la película transcurre únicamente entre
cuatro paredes, y solo sale de ellas en las contadas ocasiones en las que el
protagonista lo hace, lo que está dentro de la casa y lo poco que puede atisbar
mirando furtivamente desde la ventana reflejan muy bien el paso del tiempo: la
ropa que utilizan las personas que entran en la casa y la decoración de la casa
van cambiando; por fuera de las calles sin asfaltar se pasan a adoquines, se
inauguran bares con terraza, desaparecen corrales… Todo hecho con bastante
esmero y sin cargar las tintas, pero logrando a la perfección transmitir la evolución de la sociedad.
En cuanto a su metraje, es cierto que se trata de una película larga pero no alargada,
ya que no sobranada, y todo está bastante ajustado. Si acaso encuentro algo de lo que se podría prescindir, es el episodio que involucra a los furtivos amantes
homosexuales, algo superfluo y forzado, pero en general bien resuelto, ya que
muestra otra de las realidades ocultas durante los años del régimen. Y puesto a buscar una pega, lo único que me molesto un poco fueron los rótulos
explicativos que van insertando a lo largo de la película, que la dividen en
capítulos y recalcan ciertos aspectos, pero resultan innecesarios. Parece casi una falta de fé en si mismos por parte de los cineastas, ya que todo está muy bien explicado y no tiene que recurrir a ese tipo de aclaraciones para
hacerse entender. De cualquier manera, se trata de algo totalmente disculpable.
Una estupenda película que cometí el error de dejar pasar y que he podido recuperar en sala de cine pandemia mediante. Espero que pueda seguir yendo a salas durante mucho tiempo.
En estos tiempos que corren que mejor que ver películas que nos hagan reír y si además nos transportan hacia otros lugares y nos permiten viajar sin movernos del sillón pues mejor todavía.
Pues bien, hoy me gustaría recomendaros una comedia irlandesa. Me encanta el humor irlandés y el carácter de los irlandeses ,optimista, siempre con sus chistes y sus canciones, no hace falta más que darse un paseo por Temple Bar y descubrirlos en sus pubs bailando y cantando, integrándote en sus bailes y trasmitiéndote su buen rollo, siempre te recibirán con una sonrisa.
Bueno podéis encontrar miles de películas dirigidas y rodadas en Irlanda, yo hoy os voy a hablar de "The young offenders" (traducida al español sería algo así como los jóvenes delincuentes) está dirigida por el director irlandés Peter Foott y podría ser un poco como el "Dos tontos muy tontos" irlandés.
Basada en la mayor incautación de cocaina que ocurrió en Irlanda en el año 2007 nos narra las peripecias de dos quinceañeros de Cork para conseguir su sueño: tener mucho dinero para construirse una mansión con mayordomo ingles y llena de bellas mujeres españolas , jejeje.
Los jóvenes Conor y Jock son fruto de una sociedad de clase media baja que se instaló en Irlanda hace mucho tiempo y que se conocen como "gitanos irlandeses" o "knackers".
Esta "tribu" tienen su origen en los irlandeses nómadas que vivían en la isla y basaban su vida en ir de un lado para otro cometiendo pequeños delitos. Actualmente viven en viviendas sociales, y viven de ayudas que les da el Gobierno por ejemplo por tener hijos, así es muy normal los embarazos entre jóvenes adolescentes.
Nuestros protagonistas se han criado en familias complicadas y desestructuradas . También su "look" es característico, normalmente visten con chándal, llevan cadenas y anillos y un corte de pelo característico.
Aunque puede parecer una historia un poco triste e incluso violenta, el director retrata en esta peli todo esto pero de forma graciosa y a modo de comedia rodada al estilo "video clip" muy similar a la famosa "Snatch" de Guy Ritchie protagonizada por Brad Pitt..
Para conseguir su objetivo sin trabajar, se les ocurre la fantástica idea de robar unas bicicletas y recorrer 160 kms hasta la costa sur de Irlanda a robar unos fardos de cocaina que han caído a la costa procedentes de un barco.
Durante su trayecto hacia el sur, recorren lugares y paisajes espectaculares que son solo una muestra de lo que podemos encontrar en este maravilloso país.
Y para seguir con el entretenimiento Peter Foott ha creado la serie que ya tiene tres temporadas y que se puede ver en la BBC.
Os dejo con MIA y su "Paper planes" que forma parte de la BSO de la película, que por cierto es muy interesante pudiendo encontrar "Where´s Me Jumper" del grupo irlandés de punk Sultans of Ping FC o la mítica "Praise you" de Fatboy Slim.