martes, 3 de noviembre de 2020

Noches de radio y luces

A mediados de los años 50 en el pueblo de Cayuga, Nuevo Mexico, Everett, un joven locutor de radio local, y su amiga y aprendiz de ese oficio, la adolescente Fay, se enfrentarán en la misma noche en la que se juega un importante partido del equipo de baloncesto del equipo local, a una serie de extrañas interferencias radiofónicas y testimonios de avistamientos en luces en el cielo que harán tambalearse su mundo.

Picado por la curiosidad que había despertado en mí alguna referencia que había encontrado en la red, y el aroma a "La guerra de los mundos" de Welles y a "Encuentros en la tercera fase" de Spielberg que desprendía a primera vista, me adentré en este "The vast of night". Y fue una muy buena idea.


Lo primero que vemos es como la cámara se va adentrando dentro de la proyección en un televisor de los años 50,  época en la que está ambientada la película, de un programa en la onda de los míticos "The twilight zone" o "The outer limits", y es en el momento el que estamos (literalmente) penetrando en la ficción cuando en ese momento cuando se inserta el título de la cinta. Así desde los primeros compases, y más allá del guiño/homenaje/reverencia, nos dejan claro de la manera más obvia posible, que la ficción que vamos a ver podría estar perfectamente integrada dentro de una de esas antologías. Y el realizador lo hace sin la más mínima distancia irónica ni condescendencia con los seriales que rememora, sino ensuciandose las manos y abrazando el género sin complejos (sí, te estoy mirando a tí Ari Aster....). Sin embargo, una vez que estamos dentro de la ficción, el director, en lugar de optar por una recreacion de los modos de filmación y diálogos de la época (opción totalmente lícita si está bien hecha, por otra parte), toma el camino opuesto, ya que asume las formas son de lo que podríamos llamar "moderna" o
"contemporanea". Algo que choca con la realización de aquella época, más estática y reposada, sobre todo en el caso de los seriales referenciados, que tenían más escasez de presupuesto y tiempos de rodaje que las grandes producciones para conseguir movimientos de grua y travellings más ostentosos. Aunque habrá algunos que acusen a estos movimientos de cámara de gratuitos y de ser un ejercicio de vanidad del realizador, están, a mí entender, bastante ajustados a la historia. De entrada, esa cámara pegada a los personajes ayuda a definir muy bien la geografía, y sobre todo, la distancias del pueblo en el que transcurre la acción, algo que a partir de la segunda mitad de la película tendrá gran importancia en el desarrollo de la trama y el suspense. Y por otra parte, aunque se trata de un recurso bastante extendido y asumido, la cámara, al convertirse en un personaje más, casi con voluntad propia, aumenta la sensación de acecho, de que hay algo invisible pero omnisciente.

Y el mismo sentimiento extemporáneo se da también con los diálogos: en lugar de optar por unos diálogos más naif y encorsetados de aquellos tiempos, aquí se opta por larguísimos diálogos sin una pausa, casi atropellados, que, salvando las distancias, no desentonarían en cualquiera de las producciones de Aaron Sorkin. Porque, curiosamente, aunque la película busca un impacto visual con los citados travellings, no es menos cierto que cuando la cámara tiene que dar un paso atrás y dejar que sean los diálogos los que lleven el compás y hagan avanzar la trama, se hace. Así encontramos dos larguísmos monólogos, el segundo de ellos rodado en plano medio de la actriz que lo recita, totalmente estático y sin cortes, que suponen dos puntos de inflexión en la trama. Y que tampoco son meros ejercicios de vanidad del guionista, ni un hueco homenaje a "La guerra de los mundos" de Orson Welles (la emisora de radio desde la que transmiten se llama WOTW, siglas en ingles de "War of the worlds"...), sino que engranan bien dentro de la trama, dado el tono de ambigüedad y subjetividad que sobrevuela toda la película: no hay nada más subjetivo y ambiguo que la narración que hacemos nosotros de un experiencia que no ha compartido nadie más.

Para ir cerrando, no me gustaría cerrar la entrada sin reseñar dos características de la película que merecen atención. La primera de ellas es la meritoria labor de la pareja protagonista, los para mí desconocidos, Jake Horowitz y Sierra McCormick ambos muy ajustados, pero con ella destacando aun más si cabe (es una delicia ver como maneja las clavijas de la centralita telefónica. Y por otra parte el final, único momento en el que la película recurre a unos escasos (al parecer, pese a la factura que gasta la película tanto en el trabajo de fotografía como de ambientación, costó alrededor de medio millón de euros, que será parecido a lo que costará un capítulo de "Cuentame..." ahora mismo...) pero resultones efectos especiales, que pese a todo no buscan lucimiento: más bien lo que persigue, y en mi caso lo consiguieron, es acentuar la ambigüedad de la cinta, lo que la emparenta con obras como "El carnaval de las almas".

En fín, una interesante y muy disfrutable película que merece ser rescatada entre el aluvión de estrenos que se suceden enterrandose unos a otros en las plataformas de streaming. Animarse a verla.





4 comentarios:

  1. Me la apunto. Parece interesante y un poco en el estilo de ciencia ficción con poco presupuesto pero fresca, como aquel "Monsters" (2010) de Gareth Edwards.
    Saludos, León!
    Borgo.

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    1. Pues dudo que te decepcione, ya que, como comento, a mí me ha supuesto una grata sorpresa. En cuanto a la referencia a "Monsters", en cuanto a gestación, si que pueden coincidir algo, pero en cuanto al tono son bastante distintas: la de Gareth Edwards perseguía intimidad y minimalismo, y esta es más un ejercicio de género puro. Y ya que la nombras en su día hablé de ella por aquí.
      https://lagatacongafas.blogspot.com/2014/06/cine-en-random-vi-monsters.html#comment-form
      Un saludo

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  2. También me animé a verla por el hype que levantó y si bien las expectativas jugaron en su contra, me parece une ejercicio de estilo y nostalgia bien entendido.

    También coincido que ese plano secuencia donde la cámara se pasea por el pueblo tiene su justificación, y sirve para que sepamos la geografía del pueblo y las distancias.

    Una peli pequeñita y resultona, que sin ser una maravilla, se puede pasar un buen rato con ella.

    Saludos.

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    1. Pues yo entré a ella más o menos como tú, pero la verdad es que por eso mismo me resultó una experiencia bastante grata, y que marque al director como alguien a tener en cuenta.
      Un saludo

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