lunes, 27 de octubre de 2014

Cuando Morrison dominaba los mutantes...


Aprovechando la edición que sacó Panini hace unos meses para rentabilizar el estreno de la notable "X-Men: Dias de un futuro pasado" me hice con la mítica etapa de Grant Morrison al frente de los mutantes. Y si bien hay que reconocer que el paso del tiempo le ha restado algo de potencia, no por la saga en si misma, sino por el uso que se ha ido haciendo de sus hallazgos.

Marvel andaba recuperándose de la travesía en el desierto que habían sido los infames 90 (en lo que a tebeos de superheroes se refiere, que en el tebeo americano hubo cosas tan geniales como el nacimiento del sello Legends o el despunte de Daniel Clowes...). La década que empezó con expectativas de ir hacia el infinito y más allá tras ver pulverizadas todas las cifras de ventas en el año 91 (cifras aun no superadas...), acabó con la bancarrota de la editorial y lo que es peor, unos tebeos que en la mayoría de los casos a lo mejor que pueden aspirar es a ser olvidados. Como todo iba a ser mejorar, se cedió las riendas a Bill Jemas y a Joe Quesada, y se les dió libertad para hacer lo que quisieran. Gracias a estos surgieron cosas tan interesantes como el Spiderman de Strazynski, la creación del Universo Ultimate (con Millar y Bendis a los mandos, demostrando que las reimaginaciones podían merecer la pena...), los Statix de Milligan y Allred, el "1502" de Gaiman y Kubert. O estos New X-Men de Grant Morrison.
Morrison venía petarlo con su faceta más comercial en DC gracias a su reinterpretación de la Liga de la Justicia. Así que Quesada y Jemas pensaron, que aprovechando el tirón de la película de Bryan Singer, era el momento de darle un empujón a los mutantes. Y vaya si lo dieron.
El escoces en verdad no inventó mucho, ya que los conceptos sobre los que pivotó su etapa estaban ahí desde los primeros numeros de al serie: la Escuela de Charles Xavier como hervidero de hormonas adolescentes; la faceta épica y galáctica de los mutantes; el miedo que suscitan los mutantes; y todo ello bañado en una visión posmoderna (es decir entre el homenaje y la parodia) el delirio pop inherente a la Edad de Plata y de Bronce de los superheroes. Es decir, un mix de las etapas de Thomas y Adams con la de Claremont y Byrne con un punto de los primeros Nuevos Mutantes. Todo ello, eso sí, pasado por la peculiar visión de este hombre.
Los jefazos de Marvel le dieron a Morrison carta blanca y le permitieron desentenderse de crossovers, sinergias y demás mandangas. Y el autor optó por crear su propia continuidad. No es necesario saber que es lo que había pasado con los mutantes antes ni tampoco después. De hecho, no es casi necesario ni siquiera conocer a los personajes para disfrutar de lo que se nos narra: estos son los Nuevos X-Men de Grant Morrison y tiene principio y fin.

La primera saga con la que empezó fue un puñetazo en la mesa: introducía a la hermana melliza oculta de Charles Xavier y exterminaba a los millones de mutantes exiliados en la isla de Genosha. Esto es un empiece, si señor. Pero es que además los de Marvel lograron mucha propaganda extra cuando se produjeron los infames atentados del 11-S, porque Morrison y su fiel escudero Quitely, hicieron que una de las viñetas del tebeo fuera la imagen de una centinela visto desde dentro de un rascacielos a punto de colisionar con él. ¿Casualidad? ¿O es que la magia que Morrison dice practicar iba a ser finalmente algo más que una pose?
A partir de aquí hay momentos buenísimos y otros que quedan algo más irregulares.
Entre los primeros, las sagas que trascurren en la escuela con la recuperación de protagonismo por parte de los alumnos, que brinda alguno de los mejores momentos con nuevos personajes como Pico, Angel, Quentin Quire o Xorn. Pero Morrison no solo se esmera en los personajes nuevos, sino que desarrolla otros cambiando para siempre su devenir, como ocurre con Emma Frost y Cíclope. El tratamiento que hace de este último es modélico y debería servir como ejemplo de como (r)evolucionar un personaje, sin traicionar su idiosincrasia. Otras sagas buenas son la del imperios Shiar, aquella que introduce a Fantomex, o el final, con esa distopía con la que Morrison clausura los mutantes (de nuevo la etapa de Claremont y Byrne en la recamara...). Por lo menos en lo que a él respecta.
En el otro lado de la balanza, estarían las sagas que desmerecen un poco el conjunto: la trama detectivesca que implica a Bishop y Sabra, bastante mediocre; la saga relacionada con Arma X, mal resuelta y a la que no beneficia en nada el trabajo de Bachalo (un hombre que me suele gustar, pero que saca aquí su faceta más farragosa); o la conclusión de la saga relativa al Fenix y a Magneto, con un final un tanto absurdo. Aun así, incluso en sus momento más bajos, Morrison sabe despertar interés, sobre todo por lo bien dialogadas que están las historia.

En el apartado gráfico, pues al historia de siempre en las series regulares, el baile de dibujantes hace que el conjunto se resienta un poco y pierda coherencia. El que brilla por encima de todos es Quitely, como era de esperar. Su narrativa es alucinante y el número sin dialogos en el que Emma Frost y Jean Grey se internan en la mente de Charles Xavier, está sin duda entre los mejores tebeos de mutantes jamas publicados. Aparte de eso me encanta como retrata este hombre a los estudiantes adolescentes, porque, no nos engañemos ¿Hay algo más hermosamente feo que la adolescencia? No. Pues imaginetelo si encima te hubieran salido alas de mosca. O peor aún, pico y plumas. Pero claro, la labor maravillosa de este hombre tiene un precio, y esa es una lentitud probervial. Como se hubiera decidido que el iba a ser el único de dibujar esta serie costara lo que costara, pues aún estaríamos esperando a que acabara.
Y claro aquí entran los sustitutos, de estilo totalmente distinto a este hombre: Phil Jimenez, colaborador habitual de Morrison también, y que por mucho que le comparen a George Perez, a mí nunca me ha convencido mucho, porque su estilo termina quedando a medio camino entre lo épico y lo realista, y siempre me genera insatisfacción; Leinil Yu, un hombre que a día de hoy recibe todo tipo de parabienes, y que tampoco me termina de convencer, y menos aun en estos trabajos primerizos, más preocupado en crear ilustraciones llamativas que en narrar una historia y lo mismo para Ethan van Sciver, otro que hoy tiene caracter de dibujante hot, vayase a saber porque...; IgorKordey, que se llevó muchos palos, y merece romper una lanza a favor de él, ya hace una labor más que digna, porque a pesar de carecer del acabado preciosista que se gastan los otros dibujantes, es valiente y tiene una narrativa clara y audaz, como la viñeta que dejo al lado de
Emma Frost, que me encanta; John Paul Leon se encarga de un único número, y menos mal, porque casi consigue hundir la emotiva historia que protagoniza Xorn; del farragoso trabajo de Chris Bachalo en esta saga ya he hablado antes; y para acabar la recuperación para los mutantes de  Marc Silvestri, con un estilo totalmente alejado del que le encumbró a finales de los 80 al frente de "La patrulla-X", pero que al contrario que en otros trabajos suyos, en este caso, sí que se ajusta a la historia que está contando.





Con todos sus altibajos, el nivel de la historia, es, como mínimo, de bien alto. Y la edición de Panini esta muy ajustada en precio y tiene bastantes extras, así que es un momento estupendo para hacerse con una de las mejores etapas de los mutantes de todos los tiempos.


6 comentarios:

  1. Intere entrada. Para los que somos profanos en la materia, entradas como ésta son muy ilustrativas. Con tu permiso comparto, León.

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    1. Me alegro de que te haya picado la curiosidad. Esta etapa es perfecta para no duchos, por ser una saga contenida en si misma principamente, pero además, tiene un punto de ironia y autoconciencia que hace que pueda funcionar mejor entre los que sean un poco reacios al tema superheroico. Así que a animarse con ella.
      Es un placer que compartas!!!
      Saludos!!!

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  2. Todo el mundo pone muy bien esta etapa (y, desde luego, el coleccionable es una buena oportunidad para hacerse con ella), pero me escama un poco eso del caos de dibujantes que hay.

    Por otra parte, aunque siempre me han gustado mucho los cómics de Marvel, curiosamente La Patrulla X es con los que menos me he involucrado (y eso que son los más populares, todo el mundo es fan de este grupo). Así que nunca he tenido mucha prisa por pillar material de estos personajes.
    No sé, quizá tenga que reconsiderarlo con esta colección y darle una oportunidad.

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    1. El baile de dibujantes desmerece un poco el conjunto, restandole coherencia, pero es un fallo perdonable, por lo potente que es la saga que plantea el escoces. Así que como bien dices, la ocasión es perfecta para hacerte con ella. No creo que te arrepientas...
      Saludos

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  3. Ultra fan, ya te conté. El detallazo de magneto was right en la cami de aquel alumno de la escuela qué? Mola. Voy a releerlos en cuanto me los lleve a Madrid.

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    1. Es difícil no ser fan de esta etapa mutante. Lo de la camiseta ya se que te mola, y si no me equivoco, me recuerda verte con una de ellas en tu periplo en la perfida Albion!!! Envidieja de la mala!!!!!

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