Mason es el hijo de un joven matrimonio tejano divorciado. A lo largo de la película se ve su maduración durante 12 años, presenciando como cambia él y lo que le rodea: su familia, sus amigos..
¿Se puede rodar la vida? Imagino que Linklater se ha hecho muchas veces esta pregunta. Es obvio que le interesa mucho la capacidad del cine para reflejar el paso del tiempo y lograr trascender la ficción para convertirse en algo real. Ya viene haciendolo en los últimos 18 años con su serie "Antes de..." que tomo como punto de partida una película romántica un pelín tontorrona y pretenciosa para ir narrando una de las más interesantes y honestas crónicas que uno recuerda haber visto en pantalla sobre la evolución de una relación de pareja. Pues con esta película el director vuelve a incidir en el tema, con más maestría si cabe.
Y eso que yo entraba con un poco de escepticismo a ver este "Boyhood. Momentos de una vida", por dos motivos. Por un lado me daba miedo que hubiera mucho ruido y pocas nueces, porque a veces estrategias extravagantes como la que ha seguido Linklater para rodar este trabajo (12 años de rodaje intermitente...) no son más que maniobras publicitarias destinadas a conseguir bombo medíatico: la primera película rodada con un movil; la primera película rodada en un plano secuencia; la primera película rodada en esperanto... Y por otra parte, me asustaba lo opuesto: que en su afán de capturar el tiempo, el director hubiera parido una película pretenciosa y en exceso trascendente.
No había motivo para estar asustado. La idea de rodar durante doce años con los mismos actores, sin ser totalmente imprescindible (si distintos actores hubieran interpretado el papel protagonista en las sucesivas etapas de su vida, hubiera salido una película más que correcta...) lo cierto es que dota a la película de una autenticidad que hubiera sido muy difícil lograr de otro modo. Ver envejecer a los actores convierte la película en algo casi orgánico y hace que por momentos uno tenga la sensación de estar viendo un documental con un punto de vouyerismo. Eso sí, que nadie piense que lo que va a ver es una película escabrosa: aunque el director no huye de mostrar los dramas en la vida del chico y su familia (¿que vida no los tiene?), el acercamiento que hace a ellos es bastante natural, huyendo siempre del morbo. Y tampoco hace un
especial hincapie el realizador en remarcar los hechos más importantes de la vida del chaval, de hecho bastantes de ellos quedan en off. En ocasiones, vemos cosas que es obvio que le van a marcar su futuro, pero en otras, vemos momentos banales, que aparentemente no aportan mucho a la trama ni al personaje, y sin embargo, son imprescindibles para darle esa coherencia tonal. Sería un poco tramposo por parte del autor perseguir un tono realista y luego basar la película únicamente en momentos trascendentales: al igual que en la película, en la vida son muchas veces los momentos aparentemente intrascendentes los que mejor nos definen. Y aquí hay otro punto que me pareció muy interesante: los personajes se refieren a hechos o a personas que han tenido gran calado en su vida, y nosotros como espectador no los vemos nunca. Esto genera una sensación de desconcierto en el espectador: no sabemos si el personaje esta mintiendo a los que le rodean sobre el hecho, o si se está engañando a si mismo sobre la importancia real que ese hecho tuvo en su vida.
Otro hecho remarcable es que el director aprovecha la evolución de el protagonista para hacer una radiografía de la evolución de sus padres (excelentemente encarnados por Patricia Arquette y Ethan Hawke): por un lado vemos como la madre conquista su independencia económica y emocional, por lo menos aparentemente (atención al momento de la despedida en la cocina...) pero no sin antes haber sufrido muchos reveses emocionales y profesionales; y por otro el padre pasar de ser un hombre ansioso de libertad que malamente cumplía con sus responsabilidades paternas para pasar a convertirse (a saber por cuanto tiempo) en el marido, padre y yerno perfecto en el llamado "Cinturón de la Biblia" (con esas casi surreales escenas del cumpleaños y las prácticas de tiro...). Lo que deja claro el director es que, los adultos, aunque siempre intentemos hacer parecer lo contrario, venimos a estar tan desorientados como los niños y adolescentes. Igual de perdidos, pero con arrugas, canas y más kilos
Una película que no conviene perderse y sin duda una de las mejores que he visto en lo que va de año. Y eso que aun no ha salido a la luz su making of, que seguro que cuando lo haga resulta tan fascinante como la película misma.
Y eso que yo entraba con un poco de escepticismo a ver este "Boyhood. Momentos de una vida", por dos motivos. Por un lado me daba miedo que hubiera mucho ruido y pocas nueces, porque a veces estrategias extravagantes como la que ha seguido Linklater para rodar este trabajo (12 años de rodaje intermitente...) no son más que maniobras publicitarias destinadas a conseguir bombo medíatico: la primera película rodada con un movil; la primera película rodada en un plano secuencia; la primera película rodada en esperanto... Y por otra parte, me asustaba lo opuesto: que en su afán de capturar el tiempo, el director hubiera parido una película pretenciosa y en exceso trascendente.
No había motivo para estar asustado. La idea de rodar durante doce años con los mismos actores, sin ser totalmente imprescindible (si distintos actores hubieran interpretado el papel protagonista en las sucesivas etapas de su vida, hubiera salido una película más que correcta...) lo cierto es que dota a la película de una autenticidad que hubiera sido muy difícil lograr de otro modo. Ver envejecer a los actores convierte la película en algo casi orgánico y hace que por momentos uno tenga la sensación de estar viendo un documental con un punto de vouyerismo. Eso sí, que nadie piense que lo que va a ver es una película escabrosa: aunque el director no huye de mostrar los dramas en la vida del chico y su familia (¿que vida no los tiene?), el acercamiento que hace a ellos es bastante natural, huyendo siempre del morbo. Y tampoco hace un
especial hincapie el realizador en remarcar los hechos más importantes de la vida del chaval, de hecho bastantes de ellos quedan en off. En ocasiones, vemos cosas que es obvio que le van a marcar su futuro, pero en otras, vemos momentos banales, que aparentemente no aportan mucho a la trama ni al personaje, y sin embargo, son imprescindibles para darle esa coherencia tonal. Sería un poco tramposo por parte del autor perseguir un tono realista y luego basar la película únicamente en momentos trascendentales: al igual que en la película, en la vida son muchas veces los momentos aparentemente intrascendentes los que mejor nos definen. Y aquí hay otro punto que me pareció muy interesante: los personajes se refieren a hechos o a personas que han tenido gran calado en su vida, y nosotros como espectador no los vemos nunca. Esto genera una sensación de desconcierto en el espectador: no sabemos si el personaje esta mintiendo a los que le rodean sobre el hecho, o si se está engañando a si mismo sobre la importancia real que ese hecho tuvo en su vida.
Otro hecho remarcable es que el director aprovecha la evolución de el protagonista para hacer una radiografía de la evolución de sus padres (excelentemente encarnados por Patricia Arquette y Ethan Hawke): por un lado vemos como la madre conquista su independencia económica y emocional, por lo menos aparentemente (atención al momento de la despedida en la cocina...) pero no sin antes haber sufrido muchos reveses emocionales y profesionales; y por otro el padre pasar de ser un hombre ansioso de libertad que malamente cumplía con sus responsabilidades paternas para pasar a convertirse (a saber por cuanto tiempo) en el marido, padre y yerno perfecto en el llamado "Cinturón de la Biblia" (con esas casi surreales escenas del cumpleaños y las prácticas de tiro...). Lo que deja claro el director es que, los adultos, aunque siempre intentemos hacer parecer lo contrario, venimos a estar tan desorientados como los niños y adolescentes. Igual de perdidos, pero con arrugas, canas y más kilos
La cámara está siempre a la altura de los personajes, no ha
condescencia ni admiración, lo que aumenta la citada sensación de vouyerismo,
de colarse en la vida de otros. Y en todo momento se respeta de manera escrupulosa el punto de visa subjetivo del protagonista: no hay nada que el personaje no vea que llegue a los ojos del espectador. Este realismo tambien se extiende a los escenarios, todos reales y la fotografía, con tonos de imágenes domésticas. Eso sí, a mí me pareció notar que los últimos compases de la película estaban rodados con cámaras digitales: además de una suerte de diario personal, de manera involuntaria, la película también ha terminado por erigirse en una crónica de la evolución de los medios de rodaje de los últimos 15 años. El estilo naturalista con el que está rodada la
película me recordó en algunos momentos a "Los 400 golpes" de
Truffaut. Y me imagino que no será casual, ya que seguramente las películas
sobre Antoine Dumel del cineasta francés habrán rondado la mente del Linklater a
la hora de poner en marcha todo el proceso.
Y antes de acabar una cosa, habrá alguno que critique el uso de canciones de pop-rock que hace la película (Coldplay, Gnarls Barkley, Hero, The Flaming Lips, Wilco, The Black Keys, Arcade Fire, Kings of Leon, Vampire Weekend...) por ser tramposo y buscar solo embellecer las secuencias para hacerlas más emotivas. Y, puede ser que algo de eso haya, pero la verdad es que el realizador hace un uso riguroso de la música contemporanea de cada momento, nunca se usa música posterior a lo que se nos está narrando, de tal manera que las canciones se pueden ver como la música que tiene en su reproductor el protagonista en cada época.
Y antes de acabar una cosa, habrá alguno que critique el uso de canciones de pop-rock que hace la película (Coldplay, Gnarls Barkley, Hero, The Flaming Lips, Wilco, The Black Keys, Arcade Fire, Kings of Leon, Vampire Weekend...) por ser tramposo y buscar solo embellecer las secuencias para hacerlas más emotivas. Y, puede ser que algo de eso haya, pero la verdad es que el realizador hace un uso riguroso de la música contemporanea de cada momento, nunca se usa música posterior a lo que se nos está narrando, de tal manera que las canciones se pueden ver como la música que tiene en su reproductor el protagonista en cada época.
Una película que no conviene perderse y sin duda una de las mejores que he visto en lo que va de año. Y eso que aun no ha salido a la luz su making of, que seguro que cuando lo haga resulta tan fascinante como la película misma.
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Me parece una película interesante: ir comentando cada paso de la evolución humana puede sonar a cliché, pero si se hace bien, ¿por qué no? Yo prefiero estas cintas a las superproducciones que, a día de hoy, poco aportan.
ResponderEliminarEs una película harto interesante y emotiva: no te la pierdas. Y en cuanto a las superproducciones, cierto es que a veces son indecentemente malas, pero si piensas en alguna de tus películas favoritas, seguro que entre ella hay superproducciones, porque en Hollywood, serán avariciosos, pero tontos no son, y saben que (casi) siempre es mejor que sea un tio con talento el que maneje las millonadas (Ford, Hawks, Hitchcock, Aldrich, Coppola, Scorsese, Spielberg, Fincher, Nolan...)
EliminarEsta tengo que verla con calma un día, que tiene una pinta excelente.
ResponderEliminarMe anima mucho lo que comentas de que no se ceba con lo dramático o lo trascendental, que a veces es de lo que pecan este tipo de películas (todos hemos visto pestiños importantes y supuestamente profundísimos acerca de adolescentes que tratan de "conocerse a si mismos", "empezar a interesarse por las mujeres", "convertirse en adultos", y esos rollos).
Es una maravilla, así que no esperes mucho para hacerlo. Y desde luego que es para quitarse el sombrero el talento que ha tenido el director para huir del dramón existencial con ínfulas. Pero aparte de eso hay otras muchas cosas estupendas. De verdad, ve a verla.
EliminarBuenos días!
ResponderEliminarTengo ganas de verla. El hecho de la forma en que el director decidió rodar esta peli durante esos 12 años y ver la evolución, no sólo del niño protagonista, también de los actores que lo acompañan, me hace bastante curiosidad.
Saludos!
Como comentas es muy curiosa la estrategia de rodaje, pero solo por eso no se mantendría la película. Tiene que tener una buena historia bien contada. Y la tiene.
EliminarNo tardes en verla.
Saludos
Ja, ja, también mencionas a Antoine Doinel, ¡menos mal que no has metido a Carlitos Alcántara! Bueno, eso quiere decir que nos vemos en círculos de cinefilia respetables. Estupenda entrada, declaras todo lo bueno que hay que extraer de esta cinta, que no es poco. También me di cuenta del uso de la música para deshojar calendarios, igual que el tema de los nintendos, aunque esos artificios me parecieron tan obvios que no me ha dado por valorarlos. La verdad es que Richard Linklater no es un director que me apasione. De lo suyo que he visto lo que más me ha gustado sin duda fue "Slacker", al igual que me pareció interesante "A scanner darkly". En cuanto a la famosa trilogía Hawke-Delpy, me falta cerrarla con el último título. De ahí lo que más valoro es a la pareja protagonista, que me parece estupenda: química y más química y unos diálogos estupendos, además de que Ethan Hawke siempre me ha parecido un gran actor.
ResponderEliminarSaludos.
Saludos.
Yo no soy muy seguidor de Linklater, aparte de la citada trilogía he visto "Fast Food Narion", y "A scanner darkly". Esta última me pareció un poco hueca más allá de su curioso acabado formal, y "Fast Food Nation" me pareció bastante curiosa, además de que conseguía evitar los tópicos del cine denuncia y repartir por todos los lados. La trilogía "Antes de..." me parece lo mejor, pero por su conjunto más que nada, porque en la primera entrega, los dos me resultan bastante insoportables. En cambio, lo que va desarrollando en las dos restantes me parece más que interesantes: es un poco como la genial "Dos en la carretera" pero extendida en el tiempo. Creo que la última entrega te gustará. Y en cuanto Ethan Hawke, aunque le reconozco talento, nunca he sido un admirador acérrimo. De hecho, creo que la interpretación de Delpy es bastante más valiente.
EliminarSaludos