domingo, 10 de agosto de 2014

Recuperando clásicos (XIV): "Centauros del desierto"


Pues así como sin darme cuenta voy a analizar por aquí la tercera obra maestra de John Ford. Con este hombre me pasa algo curioso: sus películas siempre me han gustado, pero es que conforme pasa el tiempo, me voy dando cuenta de que tras la aparente sencillez  y entretenimiento con las que se ven, hay un lenguaje cinematográfico muy trabajado y depurado. Serán cosas de la edad...

Ethan regresa al rancho de su hermano tras 8 años sin verle. En este tiempo ha luchado en la guerra civil en el bando de los confederados (aunque el dice no haberse rendido nunca...). Al poco de su regreso los Comanches atacan el rancho acabando con toda la familia excepto las dos hijas, a las que secuestran. Ethan consagrará los próximos años de su vida a buscarlas por todo el Oeste...

Pocas películas generan tanto consenso entre cinefilia y cineastas como esta para ser considerada una obra maestra. Y es que el entramado que construye Ford sobre un andamiaje a priori tan simple es fascinante. Desde el primer plano hasta el último. Y esta expresión no es una frase hecha, porque los dos iguales, marcando a fuego el destino del protagonista.





La primera imagen que vemos es la silueta del Ethan recortándose en la distancia sobre Monument Valley a través de la puerta abierta del rancho. No será la primera vez que veamos un plano tomado desde el interior a través de una puerta. Y esto que se convierte en una constante en la película es una manera muy sutil y elegante de mostrar la inadapatación del personaje de Ethan a la civilización: él ya no forma parte de ese mundo, por decisión propia probablemente, y nunca formará parte de él. Pero es que en las secuencias en las que está dentro de casas, la manera de mostrarlo deja patente su incomodidad y extrañeza. Esto se ve muy bien los pasajes que trascurren en el interior de la casa del hermano, en los que Ford pone la cámara en un ligero contrapicado, que parece mostrar al personaje aprisionado por el techo de la construcción.

Y es que ese es otro de los puntos que llaman la atención de la película: convertir en protagonista a un personaje racista, violento y amargado. Nada más lejos de lo que entonces era habitual en John Wayne, la mayor estrella del momento, famosa por haber dado vida a héroes míticos. Eso sí, todos estos atributos van siendo matizados a lo largo de la cinta. Aunque siente un odio tremendo hacía los indios (llega a disparar al cadáver de uno de ellos para obligarle a vagar como alma en pena según sus tradiciones…), la molestia que se ha tomado en conocer su idioma y su forma de vida, no dejan de ser una manera de respetarlos (además de gestos como la actitud ante la muerte de cierta india o su propio testamento), lo que les confiere más entidad que la de salvajes de una sola pieza. Su violencia viene marcada por sus vivencias en la Guerra Civil. Y su amargura viene dada por tener el corazón roto a consecuencia del amor no correspondido.

La manera de que tiene el realizador tuerto de mostrar todo esto es mediante sugerencias. La ya citada primera secuencia es ejemplar a ese respecto. En base a la manera de mostrar la llegada de Ethan al rancho de su hermano y la actitud respecto a este y a su mujer, y sin casi diálogos, se hace al espectador consciente de que Ethan estuvo (y está) enamorado de su cuñada, y se establecen dudas sobre la paternidad de la sobrina de 8 años, que es justo el tiempo que Ethan ha estado fuera… Pero no es este el único momento: ahí están la mirada que se dedican en un funeral Laurie y  Martin, que hace intuir la incipiente historia de amor entre ambos; o la inquietante mirada que dedica Ethan hacia el inalcanzable rancho de su familia, sabiendo que puede estar siendo atacado por los indios. Y más que guardo para no destripar la película para aquellos que haya cometido el error de no haberla visto aun.

El uso de las elipsis también es fascinante. Practicamente todas las secuencias violentas suceden fuera campo: el ataque de los indios al rancho familiar, el ataque suicida de Brad, el hallazgo del cadaver de Lucy por parte de Ethan. Pero el efecto que logra así, al dejarlo a la imaginación, es mucho más potente. Otra muestra de maestría narrativa es la idea de narrar gran parte de la película a traves de una carta, que sirve para concentrar varios años de busqueda en unas pocas secuencias.




La fotografía es otro de los puntos fuertes de la película. Rodada en Vistavision, la manera que tiene Winton C. Hoch, que ya había ganado dos Oscars a las ordenes de Ford, de mostrar en pantalla Monument Valley es canónica y ha servido de inspiración (reconocida además) a David Lean o Steven Spielberg a la hora de fotografiar paisajes en "Lawrence de Arabia" o "Encuentros en la tercera fase". No busca un uso realista de la luz, sino que la utiliza como si fuera una paleta para reflejar los sentimientos de los personajes. Algunos de los momentos en los que mejor se puede ver esto es en el ataque al rancho con la puesta de sol, en el funeral o en la incursión en la poblado indio al amanecer.



También funciona muy bien la música. Si pasamos por alto la incursión un tanto forzada de la canción de turno (en "El hombre tranquilo" estaba justificada; aquí no tiene mucho sentido más allá de lo mucho que le gustaba el folk a Ford y de meter al cantante popular de turno en la película...) la banda sonora brilla tanto en los momentos de suspense como en los melancólicos. Algo que esperable contando que viene de la mano de Max Steiner, el hombre que puso música a "Casablanca", "Lo que el viento se llevó", "Al rojo vivo", "El tesoro de la Sierra Madre" o "El halcón y la flecha". Ahí es nada...

Esta película tiene muchas más cosas buenas, que me guardo para no aburrir al personal, como la labor de todo el reparto (atención a Natalie Wood en su primer papel), lo bien rodadas que están la secuencias de acción y la capacidad que tiene de tratar temas tan profundos como la religión con una ligereza pasmosa. Como nota curiosa, tengo que decir que el título que se le dió en su estreno español, es uno de esos escasos casos en los que la "creatividad" de los traductores enriquece la película, y es que el tono mitológico de "Centauros del desierto", es muy superior a "Los buscadores" que vendría a ser la traducción literal. Una feliz licencia.


Curiosamente esta película, al igual que tantas obras maestras del cine ("Vertigo", "Ciudadano Kane"...) fue recibida con bastante tibieza en el momento de su estreno y no se llevó ningún gran premio aquella temporada. Sin embargo el tiempo ha ido poniendola en su lugar y su legado e influencia a día de hoy es inmenso. Que cosas...
Por si no lo he dejado claro, todo el mundo debería verla, y el que no lo haya hecho que aproveche el verano y le eche un vistazo. No se arrepentirá.


8 comentarios:

  1. Una película sobrecogedora, de ésas que explora a los seres humanos de arriba abajo. Es muy interesante leer la novela en que se basa, para ver cómo Ford convierte la excelente prosa de Alan Le May en poesía visual propia. En fin, poco que añadir a tu texto, si acaso destacar las miradas de John Wayne, ya que hablas de una de ellas: impresionante su actuación en "Centauros del desierto".

    Saludos, León.

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    1. Pues si que es una película fascinante, aunque yo el apelativo de sobrecogedora lo aplicaría más a "El hombre que mató a Liberty Valance", que si que provoca (por lo menos a mí) un congojo tremendo. No he leido la novela, peor ya que lo comentas, lo mismo la busco en la biblioteca de mi ciudad. Y en cuanto a la actuación de Wayne, es cierto que está estupendo. No era un actor con muchos registros, pero Ford sacaba lo mejor de él.
      Saludos

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  2. nunca me gustaron los westerns, quizá sea por el recuerdo de niño de verlas en la tv en blanco y negro y aburrirme... pero es Ford no? haya que darle una oportunidad... me encantaron las fotos que pusiste, dan ganas de verla solo por la fotografía que se ve tan bella... salu2...

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    1. En esta vida hay que ir superando los traumas infantiles, que si no, nos puede hacer perdernos muchas cosas... JEJEJE Esta película es estupenda, y la fotografía y los paisajes son solo un motivo más para verla.
      Saludos

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  3. Precisamente la he revisado hace poco y me he sentido algo defraudado. Tiene escenas brillantes pero creo que la segunda mitad desmerece bastante: que la batalla final está filmada sin brío, y esos toques de comedia desentonan mucho.
    Me encanta la escena en la que los protagonistas parecen mirar horrorizados las caballeras que les muestran los indios pero en realidad han reconocido a la sobrina a la que llevan buscando todos esos años.
    Saludos y buen verano. Borgo.

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    1. Yo hacía unos cuantos años que no la veía, y cuando la volví a ver para escribir esta entrada, me gustó tanto o más que la primera vez, pero eso es muy personal. Igual si que como secuencia de acción, la batalla final desmerece un poco de las maravillas que Ford firmó en "La diligencia", o "Pasión de los fuertes", pero tampoco me parece despreciable. La secuencia que comentas es ciertamente perturbadora. Pero igual es más el ataque suicida de Brad, que deja una cuerpo bastante malo...
      Saludos y buen verano a ti también.

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  4. Spielberg dijo directamente que era la mejor peli de la historia, pero a mí no me convenció, me aburrió mucho.
    A mi padre le encanta el western en general y John Wayne en particular, pero jamás le cogí el punto a esta peli, de verdad. Prefiero pelis con más acción y menos drama como "Río Bravo", "El dorado", o incluso "El Gran Jack".
    Me ocurrió algo similar con "El hombre que mató a Liberty Valance", entiendo que son pelis estupendas y que a la gente les encanten, pero prefiero otro estilo, la verdad.

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    1. Pues ahí discrepamos, porque a mí tanto esta como "El hombre que mató a Liberty Valance" me encantan. Tienes razón que las que comentan de Howard Hawks, que también me gustan mucho, tienen más acción, pero la poesía que John Ford lograba imprimir en cintas como esta sin dejar de lado la aventura me parece par quitarse el sombrero. Eso sí, tu opinión es muy respetable.

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