Como ya dije cuando escribí sobre "El tesoro de la Sierra Madre", este verano estoy aprovechando los huecos que tengo para ponerme al día con algunas carencias imperdonables, y una de ellas era Charles Dickens, del que tengo que reconocer, con bastante rubor de vergüenza, que no había leído nada. NADA DE NADA. Así que tocaba enmendarse. Y decidí hacerlo con "Historia de dos ciudades". Y a falta de mejores palabras, solo puedo decir que me alegro no haber esperado más para leer este pedazo de obra maestra.
Por si hay algún descarriado más por ahí como yo, contaré un poco de que va la novela. A medio caballo entre Inglaterra y Francia, se nos va contando la Revolución Francesa y sus años previos a través de una serie de personajes cuya vida se desarrolla a caballo entre los dos países. Para establecer un mejor panorama de todo esto, encontramos sus personajes entre todas los estamentos de las sociedades de las dos naciones: de desposeídos labradores franceses a los nobles que les esquilman hasta el agua que beben y de vigilantes-recaderos de (más otros trabajos menos legales...) un banco del Soho londinense a sus altos empleados. Todos estos y muchos más.
Este libro me ha impresionado por muchos motivos.
Uno de ellos es la manera que tiene el autor de tejer todo un tapiz a base de episodios en principio inconexos que, poco a poco, se van mostrando determinantes: una gran manera de unir no solo los destinos de los personajes, sino también la de dos paises tan importantes el uno para el otro, y a la vez con tantas disputas a cuestas, como la pérfida Albion y la Galia.
Otra cosa que me ha llamado la atención es como el escritor manipula al lector para hacerle cambiar su punto de vista, convirtiendo lo que al principio desea en algo que, cuando finalmente ocurre, pasa a ser algo horripilante. y al revés, de tal manera que al final el lector termina por darse cuenta de que está en terreno inseguro y de hay que meditar todo y valorar las consecuencias de cualquier cosa que nos cuente. Además de verter una mirada bastante ecuánime sobre la Revolución Francesa, mostrando la asfixiante situación previa a ella, pero también la retahíla de cabezas que hizo rodar (literalmente).
Luego estan los personajes, algunos de ellos inolvidables como el patético Carton, que es uno de los mejores antihéroes que he conocido, el hilarante Jerry Cruncher, con sus modales salvajes y su cachonda jerga al hablar, o el misterioso doctor Manette.
Y por último, pero quizás lo más importante, ¡¡como escribía este tío!! Posee un estilo muy vivo, cinematográfico en el mejor sentido del termino (no en el de "El código Da Vinci" y similares...), y capaz de saltar en la misma página de la carcajada a la congoja al borde de la lágrima. Hay frases que se se te quedan grabadas para siempre, a veces por su ingenio, y a veces por su profundidad. Y que decir del final, uno de los mas emotivos que recuerdo haber leído nunca.
Por si no ha quedado claro, lo recomiendo a cualquiera que sepa leer y que al igual que yo haya cometido el error de no leerlo hasta ahora. Y por supuesto que me voy a leer más libros de este hombre. Auguro muchas buenas horas de lectura.
Uno de ellos es la manera que tiene el autor de tejer todo un tapiz a base de episodios en principio inconexos que, poco a poco, se van mostrando determinantes: una gran manera de unir no solo los destinos de los personajes, sino también la de dos paises tan importantes el uno para el otro, y a la vez con tantas disputas a cuestas, como la pérfida Albion y la Galia.
Otra cosa que me ha llamado la atención es como el escritor manipula al lector para hacerle cambiar su punto de vista, convirtiendo lo que al principio desea en algo que, cuando finalmente ocurre, pasa a ser algo horripilante. y al revés, de tal manera que al final el lector termina por darse cuenta de que está en terreno inseguro y de hay que meditar todo y valorar las consecuencias de cualquier cosa que nos cuente. Además de verter una mirada bastante ecuánime sobre la Revolución Francesa, mostrando la asfixiante situación previa a ella, pero también la retahíla de cabezas que hizo rodar (literalmente).
Luego estan los personajes, algunos de ellos inolvidables como el patético Carton, que es uno de los mejores antihéroes que he conocido, el hilarante Jerry Cruncher, con sus modales salvajes y su cachonda jerga al hablar, o el misterioso doctor Manette.
Y por último, pero quizás lo más importante, ¡¡como escribía este tío!! Posee un estilo muy vivo, cinematográfico en el mejor sentido del termino (no en el de "El código Da Vinci" y similares...), y capaz de saltar en la misma página de la carcajada a la congoja al borde de la lágrima. Hay frases que se se te quedan grabadas para siempre, a veces por su ingenio, y a veces por su profundidad. Y que decir del final, uno de los mas emotivos que recuerdo haber leído nunca.
Antes de que arda la red, avisamos de que nuestra gata esta bien, pero como estamos en Agosto, hemos cogido a Sua para que nos haga una sustitución de verano |
Por si no ha quedado claro, lo recomiendo a cualquiera que sepa leer y que al igual que yo haya cometido el error de no leerlo hasta ahora. Y por supuesto que me voy a leer más libros de este hombre. Auguro muchas buenas horas de lectura.
Me ha gustado mucho la entrada porque precisamente yo también tengo una deuda pendiente con "Historia de dos ciudades". Hace tiempo iba a leerlo (de hecho creo que hasta llegué a leer el primer capítulo) pero lo dejé por algún motivo que no recuerdo (no era porque no me hubiera gustado).
ResponderEliminarGracias a que me lo has recordado y a la crítica tan positiva que has hecho, me pondré con el libro un día de estos, que le tengo muchas ganas.
Podría decir cosas aun mejores sobre este libro y me quedaría corto... Es una auténtica maravilla y dudo que te arrepientas un apice de leerlo.
EliminarSaludos