miércoles, 24 de junio de 2020

Recuperando clásicos (XIX): "Vaiana"


Esta entrada va dedicada a mis hijas, por su bondad, valentía, paciencia y buen humor durante el confinamiento.

Vaiana es la hija del jefe de una isla de la Polinesia. En dicha isla tienen un miedo atávico al mar, porque consideran que desde que Maui, un semidios, robará el corazón de la diosa de la Naturaleza Te Fiti, este se volvió en una zona pelígrosa, llena de monstruos y peligros. Sin embargo, Vaiana, que ya de bebé fue elegida por el propio oceáno como la persona digna de devolver el corazón de Te Fiti y restaurar el equilibrio, siempre ha sentido una enorme atracción por el mar, y empujada por la maldición que se empieza a apoderar de su isla, se lanzará al mar para encontrar a Maui, devolver el corazón e intentar salvar al mundo.

Esta película se estrenó en 2016, y como ya entonces no tenía la disponibilidad de tiempo de otros momentos, y además arrastraba cierto perjuicio contra Disney que me hacía preferir por esa época las producciones de su hermana Pixar por encima de las originales de la Casa del Ratón, la dejé escapar. Afortunadamente el tener de hijas pequeñas me hizo verla hace unos dos años y resarcirme, porque lo digo ya, esta obra maestra está sin dudarlo entra mis 10 películas favoritas de la pasada década. 

Empezaré hablando por su nivel de técnica, para quitarmelo de encima, no porque sea lo menos interesante, sino porque es lo más obvio. El nivel de animación de esta película que ya ha cumplido casi cinco años, sigue a mi parecer sin haber sido superado todavía por películas posteriores ni de Pixar, ni de Disney ni de ningún otro estudio. La expresividad que logran en los personajes es de una sutilidad y finura absoluta, y el manejo que demuestran de cosas tan complicadas de animar como el agua, la lava o el fuego es hipnótico.
Además los autores Musker y Clements, que en esta cinta se embarcaron por primera vez en un proyecto animado del todo por ordenador, no pudieron dejar de incluir un guiño a la animación en dos dimensiones, y utilizaron esta técnica para el personaje de Mini-Maui. Otro cosa llamativa, que estos autores ya habían ensayado en otras cintas interesantes como "Aladdin" o "Tiana y el sapo", es como intercalan secuencia animadas con un estilo totalmente distinto al de la pelicula, como ocurre en el prólogo, que ya atrapa al espectador desde el minuto cero, o en el que es mi número musical favorito de la cinta, "De nada".

Una vez que ya hemos dejado clara su excelencia a nivel técnico, vamos con lo que de verdad hace esta cinta la maravilla que es: el guión y la puesta en escena.

El guión no es alambicado ni incluye nada que no se haya visto antes en cientos de historias desde Budha a "Matrix" cumpliendo con todas las paradas (separación, iluminación por un mentor, momento de oscuridad, triunfo, vuelta a su sociedad...) del viaje del héroe que tan bien describió Campbell. Lo que no han hecho todas esas películas es tener la precisión que presenta esta obra maestra. No hay un detalle superfluo que sea añadido para el mero chiste o porque quede bonito: todo engrana a la perfección y suma algo a la trama, y hasta el más mínimo detalle es recuperado más tarde, demostrando que no ha sido
gratuito: vease el personaje de Hei-hei, el gallo que acompaña a la protagonista. Es un personaje hilarante, que tiene a su cargo los mejores gags de la película, pero no se queda en mero alivio cómico y/o adorable, tal y como ocurre en algunas cintas animadas (en varias de la propia Disney, de hecho) y acaba deviniendo en un personaje vital en la resolución del climax. Y lo mismo vale para el resto de los personajes, todos genialmente definidos e integrados, con una pareja protagonista que exuda carisma (sin caer en el típico romance de cinta Disney, que a veces funciona, pero otras lastra a la película...) desde el momento que se juntan en pantalla. Igualmente es  sobresaliente la integración que hace de las canciones, todas ellas maravillosas, en la trama, que lejos de entorpecer el ritmo, lo aceleran, aumentando también la emoción de esas escenas.

Y por último, pero no menos importante, sino más bien lo contrario, está la maravillosa puesta en escena. Hay en esta película más cine que en la mayoría de las cintas que vi la pasada década. Del ya citado prólogo, que se sigue con el momento simplemente mágico en el que el Oceano, excelentemente visualizado como ser con entidad propia y que lleva a un paso más allá la visualización que llevo a cabo James Cameron en su magistral "Abyss", escoge a Vaiana como la elegida para restaurar el equilibrio de la Naturaleza. A partir de ahí la cinta va a bascular maravillosamente entre lo aventurero, lo
fantástico, lo dramático y lo cómico. Con momentos brillantes en todos esos registros. En lo aventurero tiene tres set pieces geniales, pero si me tengo que quedar con una de ellas, me quedo, por una debilidad personal con la que involucra a los fascinantes cocos malvados, los Kakamora, que parece la versión salidos de la muy reivindicable "Waterworld", con un barco a medio camino entre Leonardo Da Vinci y el Steampunk. En lo fantástico tiene visualizaciones de mundos desbordantes de imaginación y belleza, pero lo que más delata que Musker y Clemens (recordar que ellos fueron los artífices de la resurrección de Disney de
sus momentos más bajos con "La Sirenita") son cineastas de raza, es el tono ambiguo que preside las escenas en las que Vaiana sufre una epifanía, como el descubrimiento de los barcos escondidos, la salida del arrecife, o la aparición final de la abuela; en ellas los directores juegan, con mucho acierto, a dejar en el aire si se tratan de verdad de apariciones sobrenaturales, o son la interpretación que hace Vaiana de las revelaciones que sufre. En lo dramático, destaca la crudeza de la revelación del triste origen de
Maui, narrada a través de los tatuajes vivientes que recubren su cuerpo, y que en último instancia explica su necesidad de sentirse adorado por el ser humano. Y en lo cómico, pues ya he comentado los excelentes gags que propicia el gallo Hei-hei, pero tampoco el personaje de Maui se queda atrás en su capacidad de generar momentos cómicos, con su arrogancia y sus maneras de marinero resabiado, cercano a marineros cascarrabias célebres como Long John Silver o Quint.

Por si no lo he dejado claro una de las mejores películas que he visto en mi vida, que con las múltiples revisiones, no hace más que crecer. Si alguien no la ha visto que lo haga ya mismo para reir, llorar, emocionarse y aprender, tanto de la vida como del Cine.



3 comentarios:

  1. Hola,
    Bravo por tus hijas. Los niños han sido un ejemplo de que se han adaptado bien a esta situación nueva para todos.

    En cuanto a la peli, me gustó mucho. Y es que la animación es un género que en ocasiones ofrece historias maravillosas.
    Saludos!

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    1. La verdad es que contando con lo duro que ha sido para todo el mundo, mis hijas han tenido un comportamiento ejemplar.
      Igual que la película que es ejemplar.
      Espero que todo te haya ido bien.
      Saludos

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    2. Totalmente de acuerdo.
      Aún sigo con algo de agobio, pero bueno poco a poco.
      Saludos!

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