Hace unos días vimos "Una pistola en cada mano", la nueva obra de Cesc Gay, un director a tener en cuenta, como dejaron claro "Ficción" y, sobre todo, esa comedía tan desoladora que es "En la ciudad".
Esta cinta busca establecer un retrato de los hombres en los 30-40 de hoy en día. Y para hacerlo, Gay se vale de una serie de conversaciones a dos, bien entre hombres o bien entre hombre y mujeres, en las que los hombres hablan a tumba abierta, algo que según plantea la película (y algo de razón no le falta) no es una cosa frecuente.
Nada más ver la trama se ve, que, al igual que sus anteriores trabajos, se trata de una cinta de corte teatral, dicho sea esto sin ningún ánimo peyorativo. Si la película funciona es por la buena labor de sus interpretes (entre los que destacan, como casi siempre, Luis Tosar, Eduard Fernandez y Javier Cámara) y los muy cuidados diálogos, que logran que la función quede bastante entretenida. La puesta en escena y el montaje no hacen grandes alardes, remarcando los sentimientos que se se expresan, pero sobre todo, dejando que las secuencias reposen y que no se pierda nada de la labor de los actores.
El retrato que realiza la
película de los hombres, aunque se haga desde la comedia, es bastante certero
(por lo menos, en lo que yo conozco) ya que refleja muy bien la dificultad para
expresar los sentimientos y para compartir con amigos cosas íntimas, que casi
todo el genero masculino padece(mos) en mayor o menor grado. El retrato que
establece no escatima en mostrar los aspectos más negativos de la masculinidad,
y lo hace sin paños calientes, pero, a la vez, logra que, en muchos casos por
su patetismo (ver la desoladora declaración que realiza Javier Cámara…), las
actitudes y los comportamientos de los protagonistas resulten, aunque
censurables, comprensibles. Y es aquí donde más se diferencia de “En la
ciudad”, la que para mí es hasta ahora su mejor película. Si bien “Una pistola
en cada mano” se podría ver como una continuación espiritual de aquella, dado
que comparten la ubicación geográfica (Barcelona), el tema de fondo (retrato
generacional de los que están entre los 30-40), y, hasta cierto punto, la
manera de contarla (la estructura de historias cruzadas), la actitud del
director con respecto a los personajes no es la misma. Aquí, como ya se ha
comentado, demuestra cierta comprensión hacia los personajes, y esto estaba
ausente en “En la ciudad”, donde mostraba abiertamente su desprecio respecto
hacia la actitud cobarde y caprichosa de los protagonistas. No hay más que
recordar esa divertidísima y descorazonadora comida final, en la que confluían
amigablemente profesores conquista alumnas, homosexuales reprimidas, lolitas y
matrimonios adictos a la infidelidad, todos ellos dispuestos a degustar una
paella. Impagable.
Nada más ver la trama se ve, que, al igual que sus anteriores trabajos, se trata de una cinta de corte teatral, dicho sea esto sin ningún ánimo peyorativo. Si la película funciona es por la buena labor de sus interpretes (entre los que destacan, como casi siempre, Luis Tosar, Eduard Fernandez y Javier Cámara) y los muy cuidados diálogos, que logran que la función quede bastante entretenida. La puesta en escena y el montaje no hacen grandes alardes, remarcando los sentimientos que se se expresan, pero sobre todo, dejando que las secuencias reposen y que no se pierda nada de la labor de los actores.

En fín, una película entretenida, que nos retrata a los hombres de manera incisiva, honesta, pero también compasiva. Aquí tenéis el trailer: