sábado, 14 de marzo de 2015

Los modales hacen al espia.


Eggsy Unwin es un chaval que vive en los suburbios londinenses. No es que lleve una vida especial, hasta que un día, tras meterse en lios con la policía, entrará en contacto con Harry Hart, agente de un cuerpo de agentes ultresecreto llamado Kingsman, del que el padre de Eggsy formó parte. Harry, contraviniendo el hecho de que salvo el padre del muchacho, todos sus miembros han sido parte de la nobleza o la oligarquía inglesa,  le ofrecerá la posibilidad de entrar en dicho cuerpo. Ni Kingsman ni Eggsy volverán a ser los mismos.

Surgido de la mente de ese gran creador de premisas y publicista que es Mark Millar, llega "Kingsman. El servicio secreto" la nueva vuelta de tuerca del escritor escoces a un icono popular, en este caso James Bond, tras haber retorcido a los Ocean´s Eleven, Batman, Superman, Spiderman y hasta Jesucristo. Aunque uno no sabe que pensar sobre la autoría de la historia, ya que como coargumentista figura también Matthew Vaughn, compinche habitual (dirigió la estupenda "Kick Ass. Listo para machacar" y un hombre que lleva haciendo aproximaciones a Bond desde el principio de su carrera. Ya su ópera prima "Layer cake" tenía, dentro de su tono más callejero, un cierto aire a 007, y los productores de la saga lo supieron captar bien, fichando pocos después a Daniel Craig para revitalizar la saga. Pero es que hay no queda la cosa, porque el Magneto que componía Fassbender en la estupenda "X-Men; Primera Genereción" también tenía cierto inspiración bondiana. Pues con esta propuesta, el realizador inglés se acerca lo más que se puede acercar a Bond sin llegar a ponerse tras las cámaras de una entrega de 007.

La película es una reformulación de los aspectos más lúdicos y fantasiosos de la saga Bond (basicamente las etapas de Connery y Moore), sin dejar de lado otros espías británicos canónicos, como Harry Flint o el numero 6 de la mítica serie "El prisionero", a la par que propone una crítica social más afilada  y dramática de lo que podría parecer a simple vista, y que resulta más efectiva y menos maniquea y moralista que los pestiños de Ken Loach. Las escena de los títulos de créditos vendría a ser toda una declaración de principios: de concepción claramente tebeística, tiene un tono desenfadado y gamberro hasta que el drama aparece como un mazazo, dejando claro que nadie va a estar seguro en esta película, por mucho cachondeo que haya.

Dentro de la herencia del género, encontramos a Colin Flirth se pega el gustazo de componer su Bond particular, ya resignado a no interpretarlo nunca más, o el personaje de Q particular de la saga, aquí llamado Merlín (una de las muchas referencias artúricas diseminadas a lo largo de la historia), incorporado con su habitual maestría por Mark Strong. O por supuesto el villano, entre la megalomania de Stavros de Spectra y el rídiculo del Dr. Maligno de la saga Austin Powers. O su secuaz, Gazelle, que vendría a ser una versión femenina en el siglo XXI de personajes como Tiburón o el mítico OddJob de "Goldfinger". Además de eso encontramos gadgets como la máquina de volar, sacada directamente de "Operación Trueno", y el resto del delirante equipamiento de los espías, que es imposible ver sin esbozar una sonrisa cómplice.

Por otra parte está la parte de crítica social, que funciona sorprendentemente bien. Esto me da a mí (en breve podré comprobarlo, ya que el tebeo ya está en mi mesilla) que será más mérito de la coguionista Jane Goldman, que ya fue capaz de sacar chispas como las citadas "Kick Ass" o "X-Men: Primera Generación", mejorando los aspectos más chuscos de las historias originales de Mark Millar, sin que por ello pierda mordiente. Más allá de la eficacia de la relación alumno maestro que se establece entre Eggsy y Harry, hay apuntes muy jugosos: la élite política, que se apunta al plan de exterminio global auspiciado por el villano, sin importarles nada lo que sea del pueblo; el villano, que viene a ser una distorsión hiperbólica y maligna de autoproclamados gurús de las nuevas tecnologías como Zukerberg o Jobs; o la imagen que se da de la clase trabajadora, a la que se responsabiliza en parte de sus males. Además la película aboga por las transgresión de los estratos sociales, pero no basada en el orgullo de clase, sino en la reafirmación de uno mismo como individuo consciente de lo que es y capaz de pensar por si mismo y de superar lo que la sociedad le tiene reservado, a través de la educación y el aprendizaje.

La realización de Vaughn, es quizás la más acelerada de las que ha realizado: no hay lugar para el clasicismo del que hacían gala sus anteriores trabajos. Aquí el montaje es más acelerado y los efectos especiales se hacen más explícitos, con esas planos de peleas largos y en continuo movimiento en las secuencias de acción, que más que traer a la mente el estilo de dibujo canónico y parcelado de Dave Gibbons (responsable del apartado gráfico de la serie), trae a la cabeza la dilatación temporal que tan bien ha trabajado Geoff Darrow durante toda su carrera. Aunque si que es cierto que hay momentos como los citados y excelentes título de crédito, con ese zoom desde la lejanía hasta llegar casi al plano detalle (una técnica muy explotada en obras como "Watchmen"), o la secuencia en la que cámara cambia de plano desplazandose hacía arriba, convirtiendo cada imagen en una viñeta, en la que el estilo de Gibbons parece tomar forma fílmica. Todo esto sin perder el hilo de la historia y sin que el aburrimiento o la confusión se apodere de la pantalla, que son los males endémicos del cine de acción contemporáneo.

En fín una más que digna película de entretenimiento, bien interpretada (hasta el novato Taron Egerton cumple dignamente), posmoderna y con un punto macarra (atención al giro que se le da a la promesa de encuentro sexual que cerraba las películas de la saga Bond hasta la llegada de Craig a la serie...), que partiendo de mimbres ya usados, es capaz de encontrar su propia personalidad. Y dejar al espectador con ganas de más.  Por lo pronto, yo ya me he comprado el tebeo.



10 comentarios:

  1. No he ido a verla pero le tengo bastantes ganas. Y en vista de tu crítica parece que merece la pena, que no es una payasada del montón (además, desde X-Men: Primera Generación Vaughn se ha ganado mi confianza para este tipo de cine). Intentaré verla en cuanto pueda.

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    1. Pues seguro que te gusta Tarambana. Que tampoco me confunda mi crítica: es una gamberrada, pero tiene más trasfondo del esperable. Ya me contarás.
      Saludos

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  2. Yo me lo pasé genial en el vine (ahora quiero verla en VO que por horario ese día me fue imposible, necesito ver en versión original al personaje de Samuel L. Jackson...) y el momento de las explosiones fue divertidisimo ;D

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    1. La verdad es que uno se lo pasa como un enano viendola. Y lo de las explosiones es divertidísimo, pero me lo he guardado para que la gente vaya lo más virgen posible a ver la película.
      Seguro que la versión original es mejor, pero como en mi ciudad no estrenan así, no me queda más remedio que verla doblada.
      Saludos

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  3. Tengo muchas ganas de verla. Ya te contaré León.

    Saludos!

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  4. Bueno, pues la primera idea era la de pasar de largo y sin más: un ya visto tras otro, al contemplar el trailer, como sucedía en cualquier nueva entrega de James Bond. Pero supongo que lo conocido reconfortante puede ser suficiente aval.
    Saludos.

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    1. Pues es un divertimiento estupendo para una tarde de domingo, así que ya tienes plan.
      Saludos

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  5. Sí que es entretenida de verdad. Lo que me atrajo a verla fue ver a Colin Firth recreando al agente Harry Palmer de Michael Caine.
    Saludos! Borgo.

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    1. Desde luego que Flirth se quedado bien a gusto interpretando a una puesta al día de todos los agentes que en el cine británico han sido. Y yo me alegro, porque lo hace de maravilla.
      Saludos.

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