La agente del FBI, Kate Macy, será reclutada para una misión secreta que bordea la ilegalidad para acabar con los carteles de narcotráfico mexicanos. Lo que al principio comienza con entusiasmo, acabará siendo un descenso a los infiernos, que acabará con su destrucción emocional y moral.
A pesar de que Dennis Villeneuve no me fascinó con el único trabajo que le conocía, "Enemy" (que quizás no me convenciera por el repelús que despierta en mi Saramago...), las alabanzas que esta película cosechó en Cannes despertaron mi interés. Y mi atracción por las películas de frontera hizo el resto y acabé pasando por taquilla. Y ha sido una buena idea.

Con la pantalla en negro las dos definiciones de sicario: aquel que en la antigua Roma era contratados para matar para defender la Polis; y la actual que hace referencia a aquel que mata por dinero... Mientras suenan unas percusiones que podían ser perfectamente el ruido de tambores de guerra (cortesía de Johann Johannsson, que realiza una banda sonora excelente, escasa pero muy intensa), se van solapando con un corazón que late desbocado, el de la protagonista antes de hacer frente a una peligrosa misión de rescate de rehenes. Este inicio potente atrapa al espectador y no solo por lo impactante de la secuencia y su sangrienta y sorprendente resolución, sino que porque logra que desde ese momento el espectador quede inmediatamente ligado al personaje de Kate y esta pase a ser sus ojos en todo momento hasta el tremendo final. A través de su mirada, viviremos un viaje moral en el que se pasa del apasionado afán inicial por acabar con los carteles, a el desconcierto más absoluto y acabar con la destrucción absoluta moral y ética del personaje en su última secuencia.

Como se puede ver el panorama humano que representa la película es de todo menos amable, mostrando a los, que amparados por las agencias gubernamentales norteamericanas, luchan contra el narcotráfico, desde el primero hasta el último (como demuestra la desagradable imagen que proyecta los soldados que forman parte de la misión, misóginos y sedientos de violencia), como seres totalmente amorales: más que acabar con el tráfico de drogas, utilizan su misión como medio para dar rienda suelta a sus instintos más bajos y sus ansias de poder. Y todo ello sin plantearse en ningún momento donde está su límite (y el del intervencionismo estadounidense): no hay nada ni nadie que tenga derecho a cuestionarles, y mucho menos a hacerles desistir de sus acciones, pasando en sus misiones por encima de todo y de todos.

esos planos aéreos que son capaces a la vez de narrar (porque pese a su brillantez formal no se trata en absoluto de una película esteticista) y de producir cierta sensación de irrealidad. Y, como no, del uso de la violencia, explicita y desagradable en ocasiones; sugerida y en off visual (los interrogatorios) en otras; quedando también espacio para visualizaciones elegante y surrealistas, como la visualización nocturna de los tiroteos de Juarez desde el lado estadounidense de la frontera como si de fuegos artificiales se trataran.

Sin duda una de las mejores películas del año. Esperemos que Villeneuve siga en esta linea, y que en caso de que se produzca esa sorprendente y rumoreada secuela que seguiría las andanzas del personaje interpretado por Del Toro, que sea él el responsable.
Muchas ganas de verla. Todo lo visto de Villeneuve hasta la fecha me ha sorprendido y esta película tiene ingredientes de sobra para que me guste.
ResponderEliminarSaludos.
Ya estás tardando en verla., porque sin duda es una de las mejores películas de la temporada.
EliminarSaludos