En 1994 Nicholas Barclay de 13 años desapareció en San
Antonio, Texas. Tres años después en octubre de 1997, en Linares, Jaen aparece
un adolescente diciendo ser él y haber sido victima durante esos 3 años de
abusos físicos y sexuales. Obviamente el adolescente no era Nicholas Barclay,
sino un hombre de 23 años que se hizo pasar por él. Pero esta no sera la única
mentira en una de las historias más rocamboléscas que se recuerdan...
Me acerqué a esta película siguiendo la recomendación de un
amigo. De primeras no estaba del todo convencido por lo que me comentó, ya que
me parecía que iba a ser bastante sensacionalista (el gran mal de los
documentales, que además cada vez va más en aumento...), pero insistió tanto
que le hice caso. Y la verdad es que ha sido una experiencia, no sé si buena o
mala, pero desde luego bastante perturbadora.
Al contrario de otros documentales que tienen la intención
de mostrar situaciones con la intención de dar a conocer LA VERDAD (olvidando
que el documental es un genero cinematográfico como otro cualquiera, y que nos
cuenta a lo sumo, una parte de la verdad, o como mucho la verdad del
realizador), este desde el primer momento busca construir el suspense. Además
lo hace a la manera de Hitchcock, revelando sus cartas desde el principio.
Desde los primeros compases de la película queda claro que el aparecido es un
impostor, pero el tema no es tanto ese, sino como (y porque) llegó la familia a
aceptarlo como propio, ya que llegó a pasar con ellos ¡¡¡3 meses!!!
En esta película hay algo que normalmente no me gusta
encontrarme en un documental, y es la reconstrucción dramática. No sí será una
mania personal, pero cuando hay una recreación dramática de los hechos, me
siento como si estuviera delante de un programa cutre de sucesos. Un buen realizador
de documentales tiene que saber crear tensión y emoción a base de imagenes
reales y los testimonios reales si los hubiera. Y si no se es capaz de hacer
eso, pues entonces lo que tendría que hacer sería una película de ficción
inspirada en los hechos reales. Pero aquí sin embargo, el uso de las
dramatizaciones está justificado, ya que si tenemos en cuenta que la película
se sustenta sobre la representación y la mentira, que mejor manera de mostrarlo
que con una reconstrucción dramática.
Así, la película, valiendose de reconstrucciones, más los
ambiguos comentarios tanto de la familia como del impostor, empuja poco a poco
al espectador al desconcierto. Va creando un entramado en el que, partiendo de
una situación más o menos segura en la que cree conocer el embuste sobre el que
se articula toda la trama desde el principio, todo se va complicando hasta
volverse más borroso, y uno esta cada vez menos seguro de lo que está viendo y
oyendo. El retrato de la familia, típicos exponente de la llamada basura
blanca, es de lo más desconcertante que he visto en bastante tiempo: todo
empieza con la familía muy afectada por la desaparición del chaval, pero poco a
poco, la cosa se va volviendo más turbia y aparecen sombras en ese retrato
idílico que pretenden vender. Y el impostor, aunque intenta vender una
justificación para su miserable comportamiento, acaba retratado como un ser
totalmente despreciable, como demuestran esos planos finales, en los que sabiéndose el centro de la atención del momento, se dedica a imitar a Michael Jackson mientras le van a meter a la cárcel.
Un documental interesante y bastante perturbador, que no recibió mucha atención, y que la merece. Os dejo el trailer, y también este enlace a la pagina de Youtube donde se puede ver.