Ethan Hunt descubre la exitencia de El Sindicato, un, en sus palabras, anti Misión: Imposible, que busca desestabilizar la paz mundial a base de manipular información y acabar con líderes y empresas multinacionales. Fruto de estas maniobras de destabilización, El Sindicato logra, que Misión:Imposible desaparezca y Ethan Hunt sea puesto en busqueda y captura. Hunt deberá demostrar su inocencia e intentar acabar con El Sindicato y sus planes de dominación mundial.
Interesante argumento ¿no?. Así leído parece una chorrada y un poco lo es. Sin embargo desde que el gran Brian DePalma inaugurara la serie hace casi 20 años, quedó claro que lo de menos en esta serie iba a ser la trama, y que lo importante iba a ser la pericia del director para lograr extraer de ese argumento cuanta más set-pieces epatatantes mejor. Así tuvimos una primera entrega magistral que aun es la mejor de la serie; una segunda entrega olvidable y olvidad a cargo del entonces muy en boga John Woo; una tercera entrega que suponía el debut de J.J. Abrams como director, e introducía con aceptable interés al personaje en el siglo XXI; y una cuarta entrega que suponía el estreno del genial Brad Bird en el cine de imagen real, que resucitó la serie económica y artísticamente gracias a aunar lo mejor de la primera y la tercera entrega. Y ahora Tom Cruise, que es el responsable primero y último de esta saga, ha puesto al frente de esta ¡¡quinta!! (¿Quién nos los hubiera dicho hace 20 años?) entrega a Christopher McQuirre, tras ver sus buenas formas como director en la interesante "Jack Reacher", que tenía ante sí el reto de nos desmerecer la estupenda anterior entrega.
¿Lo ha logrado? Pues podríamos decir que sí. Este “Misión Imposible: Nación Secreta” es una más que correcta película de acción que mantiene el interés en todo momento. Quizás no haya una set-piece tan alucinante como la que transcurría en Dubai, pero el realizador sabe hacer de ello un virtud, y gracias a eso, la película no da la sensación de cansancio que en su último tramo tenía aquella entrega, incapaz de superar lo que ya había mostrado. Aquí la parte más espectacular es la que transcurre en Marruecos (por lo demás, estupendamente rodada y con una gran secuencia submarina construida a base planos largos), pero en
lugar de rizar el rizo, los creadores de la película han optado por darle un tono menos abracadabrante a ese último tramo, dandole un enfoque más oscuro, con los personajes a pie de calle y (algo, que estamos en una superproducción) más de violencia. Es en este tramo final cuando más se pueden rastrear las señas de identidad que el realizador dejo caer en su primera película, la curiosa “Secuestro Infernal” y la citada “Jack Reacher”, películas descarnadas y agresivas. Tambien hay que reconocerle al realizador un buen manejo del suspense en la secuencia más juguetona de la película, la que transcurre durante la presentación de Turandor de Puccinni, que además de ser todo un homenaje a (las dos) “El hombre que sabía demasiado” de Hitchcock, marca un cierto
aliento trágico sobre el destino de los personajes. El realizador se dedica a remarcar esa cierta tragedia a base del sencillo pero efectivo truco de integrar algunas de las notas de la citada opera de Puccinni en ciertos momentos introspectivos de la película relativos al personaje más interesante de la película, el que esta a cardo de Rebecca Fergusson, actriz que es el descubrimiento de esta producción.. Y es que en la que quizás sea la mayor audacia de guión de la película, en cierto momento, los protagonistas reconocen que en ocasiones su trabajo tiene bastante de inútil e inacabable, como si estuvieran condenados a enfrentarse a una amenaza tras otra en un bucle sin fin, que sirve de distracción a poderes mayores. Pero bueno que nadie se asuste con esto que he escrito, que la película no es ninguna cinta de arte y ensayo. A pesar de lo que he
comentado, la película tiene claro en todo momento que su vocación es entretener a base de acción, suspense y acertados puntos de comedia, a cargo casi siempre de un cumplidor Simon Pegg. Además de él y la citada Rebecca Fergusson, el resto de reparto cumple con profesionalidad, aunque quizás sea Sean Harris, que da vida al villano, el que ofrece una composición más deslucida.
¿Lo ha logrado? Pues podríamos decir que sí. Este “Misión Imposible: Nación Secreta” es una más que correcta película de acción que mantiene el interés en todo momento. Quizás no haya una set-piece tan alucinante como la que transcurría en Dubai, pero el realizador sabe hacer de ello un virtud, y gracias a eso, la película no da la sensación de cansancio que en su último tramo tenía aquella entrega, incapaz de superar lo que ya había mostrado. Aquí la parte más espectacular es la que transcurre en Marruecos (por lo demás, estupendamente rodada y con una gran secuencia submarina construida a base planos largos), pero en
lugar de rizar el rizo, los creadores de la película han optado por darle un tono menos abracadabrante a ese último tramo, dandole un enfoque más oscuro, con los personajes a pie de calle y (algo, que estamos en una superproducción) más de violencia. Es en este tramo final cuando más se pueden rastrear las señas de identidad que el realizador dejo caer en su primera película, la curiosa “Secuestro Infernal” y la citada “Jack Reacher”, películas descarnadas y agresivas. Tambien hay que reconocerle al realizador un buen manejo del suspense en la secuencia más juguetona de la película, la que transcurre durante la presentación de Turandor de Puccinni, que además de ser todo un homenaje a (las dos) “El hombre que sabía demasiado” de Hitchcock, marca un cierto
aliento trágico sobre el destino de los personajes. El realizador se dedica a remarcar esa cierta tragedia a base del sencillo pero efectivo truco de integrar algunas de las notas de la citada opera de Puccinni en ciertos momentos introspectivos de la película relativos al personaje más interesante de la película, el que esta a cardo de Rebecca Fergusson, actriz que es el descubrimiento de esta producción.. Y es que en la que quizás sea la mayor audacia de guión de la película, en cierto momento, los protagonistas reconocen que en ocasiones su trabajo tiene bastante de inútil e inacabable, como si estuvieran condenados a enfrentarse a una amenaza tras otra en un bucle sin fin, que sirve de distracción a poderes mayores. Pero bueno que nadie se asuste con esto que he escrito, que la película no es ninguna cinta de arte y ensayo. A pesar de lo que he
comentado, la película tiene claro en todo momento que su vocación es entretener a base de acción, suspense y acertados puntos de comedia, a cargo casi siempre de un cumplidor Simon Pegg. Además de él y la citada Rebecca Fergusson, el resto de reparto cumple con profesionalidad, aunque quizás sea Sean Harris, que da vida al villano, el que ofrece una composición más deslucida.
Vamos, que a estas alturas de la vida, no creo que casi ningún espectador vaya a ver esta película con unas expectativas erróneas sobre lo que ofrece esta saga. Y si esto se tiene claro, me cuesta imaginar que casi nadie salga defraudado.