lunes, 30 de noviembre de 2015

Más Bond, menos cine.


Siguiendo una pista por su cuenta, James Bond encontrará en México una pista que le pone detrás de una organización de supercriminales que opera en la sombra. Conforme vaya indagando, descubrirá que dicha organización ha estado relacionada no solo con su carrera, sino con su vida misma.

Tras la magistral "Skyfall", llega 3 años después la continuación de la película, con los mismos responsables detrás con la intención de mantener el excelente nivel de aquella y de recuperar uno de los conceptos que, por problemas de derechos, más tiempo ha estado ausente de la serie, la organización de supercriminales Spectre. ¿Lo logra? Me temo que no. ¿Se trata de una cinta fallida como lo fue "Quantum of Solace"? Pues tampoco.

"Skyfall" vino a ser, lo que por lo menos para mí (y las revisiones de la película me lo han confirmado...), es el personificación de lo que debería ser el Bond del siglo XXI: acción espectacular, que tomaba las ineludibles influencias de Bourne, haciendolo más urbano y físico y menos grandilocuente, pero que a su vez retomaba las señas de Bond de toda la vida, como el sentido del humor y la recuperación de alguno de los gadgets y personajes que se echaban de menos como Q y Moneypenny;  además había un villano que bordeaba la parodia pero sin caer en ella para convertirse en uno de los mejores de la serie. Y lo más importante, todo esto a partir de un estupendo guión que se permitía indagar en los orígenes del personaje sin traicionar sus raíces y desarrollaba una de las relaciones más emotivas que James Bond ha tenido jamás con nadie.

Si ya habían encontrado la formula, debería ser sencillo seguirla, más si se cuenta de nuevo tras las cámaras con Sam Mendes, que en su momento resultó una elección sorpresa, pero a la vista de los resultados, enormemente acertada. Pues quizás no lo sea tanto.

El mejor resumen posible de la película son la imprescindible escena precréditos y los créditos mismos. No hay duda de que la escena, que transcurre en México durante la celebración del Dia de los Muertos, se trata de una escena virtuosa y bien rodada, con un (falso) larguísimo plano secuencia inicial brillante y una resolución espectacular. Sin embargo, se echa de menos emoción y auténtica sensación de peligro: en ningún momento se le olvida al espectador que Bond va a salir vivo y airoso  se enfrentamiento. Y es que aunque todos sepamos que va a ser así, las brillantes secuencias de apertura de, por ejemplo, "Muere otro día" (nunca me cansaré de defender esta película...) y "Skyfall" si que lo lograban. A continuación tenemos una secuencia de créditos correcta pero un tanto desangelada, que en base a recurrir tanto a los tópicos de coreografías de siluetas de mujeres desnudas, deviene casi en una parodia de estas secuencias, que son ya una institución en si mismas. Claro que a eso tampoco ayuda la aburridisima y anodina canción que se ha marcado Sam Smith, la peor del ciclo Craig sin ninguna duda.
Pues esta va a ser la tónica de la película: corrección sin brillantez ni auténtica emoción.





Vease por ejemplo el caso de los villanos. Se ha optado, como en otras ocasiones en la serie, por
separar el villano físico (Dave Bautista) del villano maquiavélico (Christoph Waltz), y en este caso el que gana es sorprendentemente el villano físico. Bautista, aunque de vida a un villano un tanto hueco, tiene una buena secuencia de introducción y protagoniza la mejor secuencia de acción de la película: aquella en la que se enfrente a Bond a lo largo y ancho de un tren (todo un homenaje a "Desde Rusia con amor"), de manera muy física y tensa. En cambio el villano encarnado por Waltz no alcanza el nivel esperado, quizás porque al actor austriaco ya se le empieza a ver demasiado el plumero de su estilo interpretativo de los villanos, mezclando con modales exquisitos con un actitud despiadada.







Con las chicas Bond, también hay una de cal y otra de arenca. Monica Bellucci quedando grabada en la memoría del espectador a pesar de no llegar a estar más de diez minutos en pantalla y reivindicando que la belleza no tiene nada que ver con la edad. Por el contrario Lea Seydoux, resulta de un sosez tremenda, resultando incomprensible que su personaje tenga tanto gancho para Bond.

Con todo, hay dispersos a lo largo de la película cosas que hacen que la cinta resulte agradable de ver, sobre todo para aquellos que disfrutan con las películas de Bond. La idea de convertir la recuperada organización Spectra en algo más cercano al Club Bildenberg que a un club de villanos, y su presentación en pantalla, que recuerda a "Eyes Wide Shut", son resultonas. Y el hecho de que la película no haga tábula rasa respecto a las anteriores películas del ciclo Craig también es de agradecer, ya que da más cohesión a la serie y eso le da (un poco más de) chicha al argumento. Aunque el enfrentamiento cainíta que plantea el guión quede bastante desnatado. Además, los homenajes a las películas de Connery y Moore (esa base de Spectra en un crater; ese sillón de tortura; ese gato persa blanco) hacen que el producto resulte más simpático y menos pretencioso.



Por último, es justo reconocer la brillante partitura que vuelve a realizar Thomas Newman para el personaje. En cambio es un pena no poder decir lo mismo de la labor de iluminación de Hoyte van Hoytema,, demasiado realista y gélida para una trama como esta, que hace añorar y mucho el excelente y sofisticado trabajo que realizó Roger Deakins en "Skyfall".





No es una mala película, ni siquiera una mala película Bond, pero a mejor película de espías internacionales de este año ha resultado ser "Misión Imposible: Nación Secreta". Y es que no pude evitar traer a la mente la última entrega de Ethan Hunt, en momentos como el climax, que como en aquella sucede en Londres, pero que en el caso de "Spectre" no logra ser ni tan sombrio, ni a la vez tan divertido como en aquella.

Para acabar una pregunta ¿Puede haber un mejor Bond que "Skyfall"? Pues a mí me parece dificil. Eso sí, si como se rumorea, los derechos del personaje van a parar a Warner Bros y esta le cede las riendas de la próxima entrega a su niño mimado Christopher Nolan, que ya dio muestras de su amor por Bond en la excelente "Origen", aun podemos albergar esperanza...



domingo, 22 de noviembre de 2015

Todos somos Raphael.


Jose es un hombre de mediana edad en paro que recibe la llamada de una ETT para hacer de figurante en la grabación del programa especial de Nochevieja sustituyendo in extremis a un figurante que ha sufrido un accidente laboral casi mortal. La actuación estrella del programa es la de Alphonso, una de las mayores estrellas de la canción española, de más de 50 años de carrera. Pero lo que parece un trabajo fácil para sacarse algo de dinero, se convertirá en una pesadilla.

No contaba con que esta película se hubiera estrenado este año, porque sino habría estado sin duda entre la lista de lo más esperado del año, porque las películas de este hombre son siempre algo que espero con ansiedad.

La cabeza y las películas de Alex de la Iglesia parece estar bullendo ideas continuamente en un maravilloso caos. En ellas encontramos una pasión desmedida por todo tipo de géneros y autores (cinematográficos o no). Así en su cine se pueden encontrar pasadas por su particular prisma revisitaciones o reinvenciones de: "Don Quijote de la Mancha" ("El día de la bestia"); "Las isla del tesoro" (La comunidad); el western ("800 balas"); el thriller hitchcokiano ("Crimen ferpecto"); la muerte de Gwen Stacy ("Balada triste de trompeta")... En este caso, de la Iglesia ha realizado su particular interpretación de "Star Wars", con un villano que es un heroe (o más bien un ídolo) enloquecido y atraido por el lado oscuro, que viste de negro, duerme en una capsula y habita en una estancia blanca dentro de su particular Estrella de la Muerte, que es el estudio donde se realiza la grabación de un especial de Nochevieja, que para rizar el rizo se haya rodeado por rebeldes (huelguistas que luchan para evitar sus despido por parte de la cadena) que pretenden invadirlo y acabar con su tiranía. Pero lejos de quedarse en eso, el bilbaíno convierte la película en un circo de multiples pistas, llena de subtramas: EREs ilegales pactados con el político de turno;  problemas familiares; competitividad llevada al paroxismo; crisis económica y desempleo; la divergencia entre la imagen que proyectan los ídolos de nuestra sociedad y su auténtica personalidad... Todo ello con un tono entre Kitsch y grotesco, y como no podía ser de otra manera viniendo de quien viene, bañado con mucho ritmo y humor.



La película avanza como un torbellino, y es que ya desde el principio se le impone un cierto tono musical al producto, con cuatro números musicales, que el realizador se da el gusto de rodar en todo su esplendor, que sirven de hito para el paso de un tramo a otro de la historia. Otra cinta que viene a a la cabeza el "Eva al desnudo" sobre las bambalinas del mundo del espectáculo, pero el acercamiento que se hace al tema es más cercano al que hizo mi adorado Verhoeven en la en su día vilipendiada pero reivindicable "Showgirls": si el holandés no se cortó un pelo al mostrar la zafiedad de Las Vegas y por extensión de la sociedad norteamericana, de la Iglesia llena su trama de delirantes representantes de las sociedad ibérica contemporanea. Así entre la fauna de la película hay cantantes cuasi-oligofrénicos de electro-latino ("el mismo género que hace Enrique Iglesias pero más guarro" en palabras del personaje, que, además, ejecuta una descacharrante variación de "Torero" de Chayanne...) incapaces de tener cerrada la bragueta; chonis a la caza del semen de un famoso (via tradicional o via Boris Becker) para quedarse embarazadas y extorsionarlo; figurantes que son toda una institución en la grabación de especiales de Nochevieja tras más de 40 años haciendolo; ancianas demenciadas; empresarios estafadores; buenos hombres convertidos en guiñapos pusilanimes; y el epicentro de todo, Alphonso,  la estrella de la canción española (probablemente) más exitosa de todos los tiempos y persona con la que todas las tramas, de una manera u otra, están conectadas...



Habrá gente a la que no le guste de la Iglesia (por si no se ha notado, a mí me encanta con todas sus imperfecciones...), pero lo que nadie puede negar es que objetivamente se trata del realizador español que mejor rueda. Él es uno de los responsables, junto con Amenabar, de demostrar a una generación (la mía principalmente) que aquí se puede rodar igual que en cualquier lugar del mundo si se le echan arrestos y energía. Y de energía anda el director sobrado en esta película. Veanse sino excelentes planos secuencias como aquel en el que el personaje interpretado por Pepón Nieto atraviesa todo el backstage hasta llegar a su mesa, que
describe a la perfección el ambiente que hay en el estudio; o la persecución que sucede en la tramoya, que ya es todo una seña de identidad en el realizador, que siempre que puede acaba sus películas en las alturas. Y no es esta la única idea recurrente en su filmografía que aparece en "Mi gran noche": ahí están la alegría fingida (o incluso obligada) que oculta una tremenda negrura en su interior, que era el motor de "Muertos de risa" y "Balada triste de trompeta"; y el programa televisivo de fin de año representado como momento de catarsis nacional, que también era también la base de "Muertos de risa".

Lo que si que tengo que reconocer es que, de la Iglesia tiene un problema con los finales de la mayoría de sus películas. Quizás es por la imposibilidad de dar un colofón a la altura de todo lo que ha planteado, quizás sea por querer introducir demasiadas ideas. Con todo, este, sin ser su mejor final, no cae en las fallidas conclusiones de  sus tres últimas propuestas "Balada triste de trompeta", "La chispa de la vida" o "Las brujas de Zugarramurdi". Si que peca un poco de ser demasiado amable con lo planteado hasta ese momento. ¿Una imposición de Raphael para suavizar la grotesca imagen de Alphonso? ¿Un giro hacia el optimismo de de la Iglesia, que desde "800 balas" se venía decantando por los finales pesimistas? Imposible saberlo, pero de cualquier manera no logra deslucir el conjunto. En gran parte por la más que correcta labor de todos los actores. Porque a pesar de que lo que más llama la atención en este hombre es su humor y su manera de rodar, se suele pasar por alto lo audaz que ha sido al elegir los repartos de sus películas (el fue pionero en mezclar actores de distintas generaciones, una práctica muy frecuente hoy en dia) y el buen partido que es capaz de sacarle a todos ellos.

Bueno, a pesar de que soy consciente de lo mucho que se me ha visto el plumero, creo que se trata de una de las mejores películas de este hombre, y de una película divertidísima. Yo la vi con la sala llena porque era la fiesta del cine y las carcajadas fueron muchas y abundantes.Y eso no es poco.
Como bonus track, además del trailer dejo la curiosa canción que Bunbury le compuso a Raphael, cantada a duo por ambos. Toda una curiosidad.




jueves, 5 de noviembre de 2015

Salvar al astronauta Watney.


Mark Watney es un astrobotánico que forma parte de la primera misión tripulada a Marte. A consecuencia de una tormenta de arena, queda malherido, y su equipo, dandolo por muerto, abandona el planeta. Pero Watney logra sobrevivir, e intentará por todos sus medios mantenerse vivo para comunicar que sigue con vida y resistir hasta que una misión de rescate vaya en su busca.

A rebufo del éxito de la magistral "Gravity", van llegando películas de temática espacial y con un punto existencial. El año pasado fue la irregular "Interestelar" y este año le ha tocado el turno a "Marte", que adapta una novela de Andy Weir del mismo nombre. ¿Es esta película el mejor exponente hasta el momento del renacimiento de la ciencia-ficción espacial? Veamos.


La realización de Scott es muy ajustada, y es que como ya he comentado en otras ocasiones, no creo que haya nadie por ahí capaz de no reconocerle como uno de los narradores más solventes en activo, pero dentro de esa solvencia, tampoco termina por sacar todo el partido que merece al paisaje de Marte, o al 3D, algo que si que ocurría por ejemplo en su anterior incursión en el cine en relieve, la polémica "Prometheus". La narración es ágil y sin mayores preámbulos se entra en el meollo, ahorrando tiempo en presentaciones de personajes y secuencias expositivas. A pesar de algunos
detalles que le otorgan cierta profundidad (ese crucifijo que reducido a astillas le sirve para sobrevivir, o el que las heces de la tripulación sean la clave de la supervivencia...), queda bastante claro que Scott ha primado hacer un trabajo entretenido y ameno, con apuntes cómicos (vease la selección musical repleta de música disco y glam de los 70) y un punto optimista sin caer en la candidez excesiva. Sin embargo esta decisión narrativa se
revela un arma de doble filo: el tono ligero y el sacar la cámara de Marte, primero a la NASA y luego a la nave donde se encuentran los antiguos compañeros de Watney, hace que la historia se haga más amena, y que las más de dos horas pasen como un suspiro, pero le resta intensidad al aspecto más interesante del relato. Y es que esta ligereza impide que se desarrolle más extensamente la existencia solitaria del personaje principal, ya que a pesar de que pasa dos años en el planeta, su odisea física queda demasiado escueta, y la que seguramente sería más dura, la odisea emocional de saberse abandonado a su suerte es casi inexistente. No tiene ningún momento de flaqueza ni desesperación, y todas las historias de náufragos desde la fundacional "Robinson Crusoe" de Daniel Dafoe, si funcionan es porque permiten al lector/espectador asomarse a los abismos de la desesperación ante una situación límite.
Por otra parte es justo reconocer que el aspecto documental de la película es interesante, mostrando como habría que organizarse y que conocimientos serían necesarios para lograr sobrevivir en un ambiente tan hostil por una parte, y, por otra, describiendo el funcionamiento de la NASA tanto a nivel práctico como burocrático y dejando clara la dependencia que la agencia espacial tiene su imagen pública para obtener recursos.




En cuanto a las actuaciones, pues más o menos la misma tónica. Matt Damon, que es un actor especializado en interpretar a personajes que han de ser rescatados ("Salvar al Soldado Ryan", "Interestelar" y este "Marte"...) cumple bien con el papel, pero no logra trascender a lo que muestra el guión. Su interpretación no deja entrever las cosas que esta viviendo más allá de las que son mostradas, (cosa que si sucedía por ejemplo en la maravillosa "Naufrago"...), y eso en parte desluce sus drama. Con el resto del reparto, pues hay de todo. Los que se llevan la palma son Jeff Daniels como frío y calculador director de la NASA y Jessica Chastain (que hace doblete en la cartelera con este "Marte" y la vistosa "La cumbre escarlata" como capitana de la misión a Marte. El resto van desde la corrección de Sean Bean, a la mediocridad de Kate Mara y Sebastian Shaw.









Una película correcta, que se ve con agrado, pero que a mí personalmente me ha decepcionado un poco, quizás por las expectativas que había depositado. De cualquier manera queda lejos de los mejores trabajos de Ridley Scott: "Alien, el 8º pasajero", "Hannibal", "Black hawk derribado" y la incomprendida "El consejero". Os dejo con uno de los teasers que conformaron la estupenda campaña publicitaria, que sigue la tónica de la de "Prometheus"