martes, 26 de marzo de 2013

Y llegó el día en que volví a picar con un crossover...


Desde “Civil war” no había leído un crossover, porque este me decepciono horrores, pero “Vengadores Vs Patrulla X” era un nombre demasiado atractivo como para dejarlo pasar. Además había estado leyendo “La imposible Patrulla-X” y “Lobezno y los X-Men desde que se renumeraron las colecciones tras “Cisma” y la verdad es que, para mi sorpresa, todo el bombo que habían recibido estas series, estaba justificado. Son dos lecturas entretenidísimas, y en el caso de la segunda, va más alla, ya que es uno de los mejores tebeos de superheroes que he leído en mucho tiempo. Vamos, desde el primer arco de “The Ultimates”... Pero de eso ya hablaré otro día.

Los crossover son una mezcla de maniobra de marketing (70%), con comentarios del tipo “es la mejor historia de Marvel/DC (tachese lo que proceda) de los últimos 40 años”, “nada volverá a ser lo mismo tras esta historia”, y de apelación al niño que todos llevamos dentro (30%), que se alegra al ver cuantos más personajes en una viñeta mejor. Bueno, pues en este la regla se cumple del todo, pero por lo menos han logrado que la saga no acabe siendo decepcionante, aunque si que tiene muchos altibajos, algo esperable, teniendo en cuenta el número de autores y series implicados.

Empecemos por lo malo. Como en todos los crossover, hay detrás un interés económico importante, para lograr que los lectores se compren todas las series implicadas (aquí entono el mea culpa…) y ganar más pasta. Este tipo de maniobras, acaban haciendo que la saga se resienta, ya que algunas ramificaciones se podrían haber suprimida y la saga hubiese ganado en agilidad. Entre estos momentos prescindibles estaría todo la trama de “Vengadores Secretos”, que no va a ninguna parte y resucita a un personaje mítico, para que al final todo quede como si no hubiera pasado nada. O todo el episodio de Mr. Siniestro en “La Imposible Patrulla-X” que queda como una historia un tanto idiota. Tampoco le sienta nada bien el forzado momento dramático de la muerte de uno de los personajes más importantes de la editorial, que tiene una muerte bastante gratuita e innecesaria. Y luego está el timo, porque es un timo, de colocar el logo de la saga en un tebeo en el que solo una página tiene relación con la historia central. Esta ha sido la primera vez que me he comprado (casi) todos los números de una saga, pero a partir de ahora me lo pensaré muy mucho y me informaré antes de hacerlo, para que no me la endiñen, como ocurre con los últimos números dedicados a “Los Vengadores” o a “Los nuevos vengadores”. Lo dicho, un robo.
Ahora sigamos con lo bueno. La trama de la saga es aceptablemente interesante, y tiene un puñado de historias bastante chulas: todo lo relativo a la relación Puño de Hierro-Fenix, con conexiones con lo narrado en la estupenda serie “Shield”;  las tensiones que el enfrentamiento genera en la Escuela Jean Grey y en los mutantes en general; la progresiva locura que se va apoderando de los que reciben los poderes del  Fenix; o la progresión de Hope como personaje, realmente interesante; la pelea en Indonesia, narrada dos veces de manera muy original; o la resolución, con una situación muy interesante para los mutantes en general, y para Cíclope, Coloso y Magik en particular. Los sueños húmedos del freakie que muchos llevamos dentro se ven cumplidos, sobre todo en la estupenda serie “VvX:Vs”, que a pesar de los altibajos condicionados por la rotación de autores, tiene momentos estupendos y largo tiempo esperados, como las peleas “Magneto-Iron Man” , “Viuda Negra-Mariposa Mental”, o “Pantera Negra-Tormenta”.

En cuanto a los autores, pues muy desigual, como era de esperar:
-En la serie madre "VvX" brillan con luz propia los capítulos guionizados por Jason Aaron y Jonathan Hickman con quedando el resto (Brian Michael Bendis, Ed Brubaker, Matt Fraction) en simplemente aceptables. Y en cuanto a los lápices, John Romita Jr realiza el que quizás sea el peor trabajo de su carrera, dibujando los superhéroes más esmirriados que he visto nunca, Adam Kubert cumple con su notable profesionalidad y Olivier Copiel lo borda. Y los enfrentamienos de “VvsX:Vs”, pues más o menos lo mismo, según el autor brillan o siplemente cubren expediente.
-En “Los Vengadores” gran decepción, no tanto por el guión, que es aceptable, sino por el dibujo del antaño enorme Walter Simonson, que realiza un trabajo muy mediocre. Y esto vinendo del hombre que para mí es el que mejor ha dibujado a Thor, Factor-X y Los Cuatro Fantásticos, es una auténtica pena.
-“Vengadores Secretos” decepciona en los dos aspectos; el guion de Rick Remender es bastante insulso, y el dibujo de Renato Guedes, en si mismo, no esta mal, pero no es el más adecuado para este tipo de historia, y además desmerece mucho tras ver esas tremendas portadas a cargo de Alan Davis.
-“Los Nuevos Vengadores” ha sido una sorpresa, entretenida, original y con Mike Deodato  realizando una labor estupenda.
-“X-Men: Legado” no ha estado mal del todo, guion aceptable de Gage y un dibujo chulo de Daniel Acuña.
-“La Imposible Patrulla-X” ha tenido buenos momentos de guion de Kieran Gillen y dibujos de Carlos Pacheco entre otros, pero deja mal sabor de boca por todo el aburrido tramo de Mr. Siniestro.
-Y para acabar, “Lobezno y la Patrulla-X”, una gozada a todos los niveles. Jason Aaron consigue integrar el crossover en lo que venía narrando y hacer que ambos avancen, y logra el final más emotivo de toda los cruces con saga. Y en los dibujantes, encontramos de todo, desde el abigarrado Chris Bachalo hasta el popero Mike Allred (que se encarga del cachondo capítulo dedicado a Doop) pasando por el resolutivo Nick Broadshaw.


En fin, que como saga no ha estado mal, y mis expectativas (que tampoco eran muy altas) se han visto colmadas, pero aun así me sigue dando rabia que el afán recaudatorio no haya podado algunas ramificaciones de la historia, que la hubiera mejorado y mucho. Y en cuanto a las series que seguiré después de esto, seguro seguro “Lobezno y la Patrulla-X”. Picaré con la nueva etapa de “Los Vengadores” a cargo de Hickman, y con “Imposibles Vengadores” (cuyo primer numero, a pesar de Cassaday no brilla tanto como esperaba) y el resto, creo que los dejaré correr…


De postre, el video de Fangoría para "Retorciendo palabras". La canción mola, pero lo que más mola son, además del cameo de esa  gran actriz que es Elsa Pataki, las referencias entre delirantes y entrañables a los mutantes (de los que Canut se ha declarado seguidor en múltiples ocasiones), con Alaska haciendo de Fenix Oscura y Nacho Canut haciendo de Charles Xavier. Un auténtico delirio.


jueves, 21 de marzo de 2013

Vuelo rasante



Todas las imagenes propiedad de El Deseo. S.A.

Muchas ganas le teníamos al regreso de Almodovar a la comedia (de hecho entraba en nuestra lista de lo más deseado…) y por fin llegó. Y bueno, no es que este mal, pero ha sido una experiencia un tanto insatisfactoria.

En un avión desde Madrid con destino a México, el tren de aterrizaje se estropea por un fallo humano. A bordo, con la clase turista drogada por parte de la tripulación, en primera encontramos a una serie de personajes de los nervios, al cuidado de unos azafatos y unos pilotos no menos enloquecidos.






Almodóvar, siempre tan excesivo, se desenvuelve mejor en temáticas desatadas, como el thriller o la comedia, géneros en los que ha brindado sus mejores obras: “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, “Laberinto de pasiones”, “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, “Atame”, “Carne Trémula” y “La piel que habito”... Es en ellas donde sus tramas disparatadas encuentran mejor acomodo. En cambio, en el melodrama, su abigarrado mundo funciona en ocasiones (“La mala educación”, “La flor de mi secreto”) y en otras hunde el asunto, ya que lo estrambótico de la propuesta fulmina cualquier tipo de empatía e interés por la historia.

En este caso tenía todo de cara para dar una obra a la altura de sus mejores comedias: un reparto de intérpretes de demostrada vis cómica y todos los medios que pudiera desear. Además, tiene tras de sí un gran bagaje que le ha permitido ir sofisticando mucho su puesta en escena, ya del todo libre de esa entrañable tosquedad de sus primeras obras.
Pues a pesar de todo ello, no ha logrado la película redonda que se esperaba de él. Hay en “Los amantes pasajeros” buenos momentos y buenos chistes, y se deja ver con agrado, sin hacerse aburrida en ningún momento, pero termina quedando en tierra de nadie y deja cierta sensación de oportunidad perdida.

El prólogo, en el que tenemos a Penélope Cruz y Antonio Banderas, es la mejor muestra de ello. Tienes a dos estrellas (capaces de llevar a cabo buenas actuaciones cuando tienen suerte), y en lugar de lograr una secuencia descacharrante, pues te encuentras a los dos haciendo de pareja arrabalera y con acento sureño, que hombre, si que te hacen sonreír, pero vamos, la cosa daba para mucho más.




Pues esto es lo que pasa en el resto de la película. Tienes momentos aceptablemente buenos, que te arrancan en ocasiones carcajadas, pero que quedan un poco deslucidos. Los mejores momentos los tienen el trio de azafatos locazas a los que dan vida estupendamente Carlos Areces, Raúl Arévalo y Javier Cámara. Sus conversaciones entre ellos (impagable ese altar portátil al que le reza Areces…), o con los pilotos, son francamente divertidas y tienen a su cargo el momento estrella de la película: la interpretación de la canción “I´m so excited” de las Pointer Sisters. Es en este momento cuando sale a relucir la capacidad para componer imágenes fascinantes, pero también es cierto que queda un poco deslucido por  un exceso de duración: más concentrado hubiera quedado mejor. Los momentos de humor soez, tan característicos del director, quedan en tierra de nadie. Algunos funcionan muy bien, y otros han quedado un tanto trasnochados, merecían un trato algo más refinado para no terminar siendo una comedia chusca. Además esta audacia en los diálogos, hablando de (cito textualmente): pollas, lefa, bondage, maricones, prostitución, mamadas, follar por delante o por detrás… es mostrada de manera muy recatada. Este director nunca ha escatimado en mostrar carne, además lo hacía de manera original y profundizando en los personajes con las secuencias de sexo (solo hay que revisar los brillantes polvos de “Atame”, “Tacones lejanos”, o “Carne Trémula”).Pues aquí, aunque hay sexo, y bastante además, ¡¡¡no hay un solo desnudo en toda la película!!! Y la historia los pide a gritos.

Los actores, están todos bastante bien, y dan lo que se espera de ellos, con la excepción de Blanca Suarez, que estará muy guapa, pero no logra transmitir el dramatismo que necesitaba su personaje. Y aquí aparece otro de los fallos de la película: los intentos de inyectar dramatismo y crítica social en el guion. Son un desastre y solo hacen que entorpecer el ritmo de la cinta. El mejor ejemplo es el triangulo Paz Vega-Willy Toledo-Blanca Suarez, carente de todo interés, pero hay otros, como la relación del personaje que interpreta Jose Luis Torrijo con su hija huida de casa, sin emoción ninguna. En cuanto a la crítica social, otro fracaso, por mucho que aparezcan corruptos políticos, aeropuertos vacíos y que la clase turista esté anestesiada mientras en primera clase se toman las decisiones respecto a su futuro, estas ideas no calan en absoluto, y la película hubiese quedado mejor sin ellas.

Esta película quedará en la carrera de su director como un divertimento menor (porque se pasa rápido, a lo que ayuda su escasa duración…), y parcialmente fallido en su intento de recuperar el brío y la chispa de sus comedias ochenteras. Para despedirse esta cachonda canción de Almodóvar y McNamara, en "Laberinto de pasiones". Impagable:



lunes, 18 de marzo de 2013

Cartografiando la vida y los géneros cinematográficos


Como ya visteis en el comentario del cumpleaños del blog, esta era una de las películas que esperabamos con más ganas, y tras contener la respiración durante dos semanas porque parecía que no tenían interes de estrenarla en nuestra ciudad, finalmente se dignaron a pasarla. Y menos mal, porque esta cinta es una muy grata experiencia.

El yerno de un tratante de esclavos con remordimientos de conciencia enviado a una isla del pacifico para firmar un acuerdo que le proporcionará más mercancía en pleno siglo XIX. La turbulenta historia de amor entre un incipiente físico y un  músico dispuesto a todo para demostrar al mundo su genialidad durante los años 30 del siglo pasado en Cambridge. La investigación de una periodista para desentrañar una conspiración por parte de compañías energéticas en el San Francisco de los 70. Las disparatadas memorias de un editor literario en la época actual en Londres. Un relato futurista en el que los clones son utilizados como esclavos en el Seoul del siglo XXII. Y un relato postapocalíptico en un lugar incierto en el siglo XXIII. Aventuras marítimas, melodrama de época, thriller conspiranoico setentero, comedia senil, distopía futurista y relato post-apocalíptico. Todo esto engarzado, a veces de manera directa y otras veces por los pelos, y además narrado de manera simultanea. Ahí es nada.

Esta película adapta la novela "El atlas de las nubes" de David Mitchell, novela que desconocía era considerada infilmable, por motivos tanto narrativos (narración partida, múltiples géneros) como logísticos (aparatosas escenas de acción, ambientación exótica). Pero l@s Wachoskis estaban bastante empeñados en ello, y aunque en principio su idea era producirla y que el aleman Tom Tykwer, que ya había salido victorioso (muy victorioso) de rodar "El perfume", dirigiera, finalmente optaron por entrar en el proyecto como realizadores. Llama la atención que, a pesar de tratarse de directores de cierto renombre, y de contar con bastantes estrellas, les costó muchísimo encontrar financiación, lo que ha obligado que la película se convierta en la producción independiente más cara del la historia.

Ahora hagamos un inciso para hablar de la relación entre los hermanos y el alemán. Ambos forman parte de lo que en mi mente es la generación de 1999. Y es que en este año, además de aparecer grandísimas películas de autores ya consagrados ("El club de la lucha", "El dilema", "Eyes wide shut", "Las normas de la casa de la sidra", "Muertos de risa", "Toy Story 2", "Al límite", "Magnolia", "El verano de Kikujiro", y en su momento hubiera incluido "Todo sobre mi madre", pero la revisión la perjudica mucho...) se estrenaron películas con las que empezó a llamar la atención gente muy muy interesante: Sam Mendes ("American Beauty"), Spike Jonze ("Como ser John Malkovich"), David O. Russell ("Tres Reyes"), M. Nighy Shyamalan ("El sexto sentido"), Jaume Balagueró "Los sin nombre"... Y por supuesto l@s Wachowski estrenaron "Matrix" y Tom Tykwer "Corre, Lola, Corre". Por lo que he leido en alguna entrevista, ambas películas se estrenaron a la par en EE.UU., y ambas llamaron mucho la atención (cada una a su nivel, por supuesto). Al poco los realizadores se conocieron, se demostraron admiración mutua e hicieron buenas migas. Durante estos años, l@s Wachowski han estado más estancados cinematográficamente hablando (las endebles secuelas de "Matrix"...), y en cambio, Twyker ha seguido una evolución más estable y muy interesante, con la citada "El perfume" y "The international" como muestras más destacables.

Siguiendo con la tripla de directores, es llamativa lo bien que encaja esta obra dentro de la carrera de cada uno de ellos con importantes nexos de unión con su obra previa: por parte l@s Wachowski, el interes por las rebeliones y la reinvención de la personalidad, tan frecuentes en su obra ("Matrix", "V de Vendetta"); y por parte de Tykwer, las pasiones turbulentas y la inadaptación ("El perfume") y el papel que juega el azar en nuestras vidas ("Corre, Lola, Corre").

Lo que más me ha llamado la atención es la cohesión visual que muestra la película. A pesar de que se han repartido la realización de los episodios l@s Wachowski del primero y los dos últimos (más aparatosos) y Twyker de los tres restantes (más realistas), el tono de todo es bastante uniforme, en el buen sentido. De hecho se da una hibridación estupenda entre el estilo de los tres cineastas: en los capítulos de Tykwer encontramos momentos totalmente Wachowski, como el diente que acaba en la pinta de cerveza, la caida de cientos de platos en camara lenta, o el paso de una camara de una habitación a otra saltandose las paredes; y en los episodios de l@s Wachowski hay momentos con una de violencia dignos de la sequedad que ha mostrado Tykwer en ocasiones, como los ataques de los salvajes en el episodio más tardío, o la secuencia de los latigazos y el contacto visual en los protagonistas en el episodio esclavista.

Otro aspecto sobre el que se ha hablado mucho, de manera positiva y negativa, es el que sean los mismos actores los que interpreten a varios personajes (hasta a seis en algunos casos). Mucha gente se quejaba de que el maquillaje no era creíble, o que el hecho de ir reconociendo a los actores les sacaba de la película. Para nosotros es uno de los aspectos más positivos, ya que refuerza las intenciones de la historia. En primer lugar, el hecho de que un mismo actor de vida a personajes muy distintos tanto en aspecto como en intenciones es una estupenda manera de hacer énfasis tanto en que las circunstancias que rodean al ser humano en la vida pueden hacer salir lo mejor y lo peor, como en que toda persona tiene practicamente infinitas facetas. Por lo que he leido por ahí, otras han visto aquí referencias a la reencarnación, y aunque pueda entender que alguno lo vea así, es una interpretación personal, y que no condiciona en absoluto la película. Y luego está por supuesto la esforzada labor de todos los actores, entre los que destacan Ben Winshaw (este muchacho ya merece un hueco en la historia por su versatilidad y su buen hacer), los siempre excelentes Hugo Weaving, Susan Sarandon y Jim Broadent, y el irregular Tom Hanks, que tras varios años haciendo muchas películas olvidables se descuelga aquí con una de las mejores interpretaciones de su carrera, a la altura de sus geniales trabajos en "Big", "Naufrago", "La terminal" o "Camino a la perdición".

Y luego está el tema de todos los géneros que transita la historia. Y es que esta película es una celebración del placer de narrar historias y de su poder inspirador. Historias reales, dramatizadas o inventadas. Contadas en a la luz de un hoguera; narradas a traves de una sinfonía; escritas en  un diario, en una carta, en novela; o rodadas en una película. De hecho son las historias lo que sirve de nexo de unión entre todos los segmentos.


Y en cuanto a la realización en si misma, hay varios puntos a destacar. Lo que más destaca es el montaje, capaz de hacer fluida y sencilla la narración simultanea de seis tramas, además de lograr mantener la tensión en todo momento y lograr que la película pase como un suspiro a pesar de sus casi tres horas de metraje. Que se dice pronto. Otro aspecto a destacar es la luz de la película a cargo de Frank Griebe, colaborador habitual de Tykwer, y del mítico John Toll, uno de los mejores cinematógrafos de la actualidad. En cuanto a la música, a pesar de que esta bastante bien y de que es muy importante en la trama, no logra erigirse en icónica, que era lo esperable en este caso.

Por último, el sorprendente fracaso de la película. Me cuesta mucho entenderlo, puesto que es una propuesta asimilable por casi cualquier espectador, y que plantea situaciones universales, pero estas cosas son así. De lo que si estoy convencido es que esta película se convertirá en una pieza de culto con el paso de los años. Y si no, al tiempo.

Podría extenderme más narrando un montón de momentos esplendidos en todos los segmentos de la película, pero no voy a hacerlo para no estropearle a nadie la experiencia. Es una película que hay que ver y disfrutar de todas sus sorpresas y emociones.

jueves, 14 de marzo de 2013

Y este año disco nuevo...(XIII): The Strokes



Con el inicio de la primavera la naturaleza florece de nuevo y The Strokes presentan nuevo disco para ver si con eso de que la vida renace, consiguen reverdecer laureles.

Formados en Nueva York en 1998 y provenientes de familias muy acomodadas (Albert Hammond Jr guitarra, además de ser hijo del famoso Albert Hammond, conoció al futuro cantante Julian Casablancas en un exclusivo internado en Suiza…), The Strokes, con sus influencias del rock de los 70 de ambos lados del Atlántico, fueron en gran parte responsables de hacer volver el rock a su pasado, tanto en el sonido como en la estética y la actitud. Tuvieron el ojo de llegar en un momento en la que la gente estaba ya cansada de ver a grupos de rock en los que el cantante llevaba gorra y rapeaba, demostrando una vez más que todo vuelve en esta vida.

La manera que tuvieron de hacer esto, más allá de una muy estudiada imagen desaliñada, fue sacando en 2001 un disco impecable, que recuperaba transformando levemente las canciones de su EP de presentación “The modern life”, “Is this it?”. La formula no es nada nuevo, pero resulta tremendamente efectiva: letras que  hablan de desencanto vital (light, que estamos hablando de pobres niños ricos), borracheras y excesos, despertarse sexuales, críticas a la policía de NY… y ritmos enormemente pegadizos y bailables.  Es prácticamente imposible sacar un fallo a este disco, empezando por la portada, provocativa y ambigua, y siguiendo, claro esta, por las canciones desde la primera a la última auténticos pelotazos: “Last Nite”, “Hard to explain”, “Take it or leave it”, “Is this it?”, “Someday”…  Y así hasta recitar todo la tracklist del disco, en el que no sobra nada. En cuanto a ventas lo petaron, y fueron el primero en casi todas las listas de discos del año, algo totalmente merecido.




Decididos a aprovechar su momento dulce, volvieron a publicar disco en 2003, “Room on fire”. Aunque no alcanza el nivel de su antecesor, es un buen disco en el que encontramos también unos cuantos pepinazos (“The End has no End”, “12.51”, “Reptilia”), pero que carece de la capacidad de sorpresa que tuvo su antecesor.




En 2006 llegó el tercer disco “Firsts Impressions on Earth”, y aquí se empezaron a ver más las costuras al asunto. Seguía teniendo grandes canciones (algunas muy grandes incluso, como “On the other side” o “You only live once” o “Vision of división”), pero ya empezaba a aparecer cierta sensación de cansancio y desgana. Sensación de cansancio y desgana que se acrecentaba si uno los veía en directo: ejecutaban bien las canciones, pero la frialdad y condescendencia que demostraban, terminaban por aguarte un poco la experiencia.




A finales del 2006, Julian Casablancas, decidió hacer un descanso, descanso que se prolongaría hasta 2011. Durante este tiempo, además de dar algún concierto completamente mercenario, algunos se dedicaron a proyectos personales, como el propio Casablancas, o Hammond Jr, que también se atrevió con un disco en solitario, que sorprendentemente, es bastante superior a la mediocridad que parió Casablancas con un supuesto acercamiento al baile bastante espeluznante.

En 2011 decidieron que ya había habido suficiente descanso y volvieron a la carga con “Angles”. Pero no es que se hubieran arreglado las cosas entre ellos, no. El disco fue grabado en sesiones separadas, con los músicos por un lado y el cantante por otro. Alguno habrá que me diga que hay obras maestras que han sido grabadas así, como, por ejemplo,  el canto de cisne de The Smiths “Strangeways, here we come”. Bueno, pues este no es uno de esos casos. Siguen manteniendo una buena capacidad de crear singles como “Maccu Piccu” o “Under cover of darkness”, pero el resto del disco suena faltó de energía. Parece más un disco hecho por algunos de esos imitadores que les salieron después de su triunfo que uno de esos Strokes de principios de siglo que revolucionaron la música. Para más inri, si el directo nunca había sido su fuerte, por la poca conexión que mostraban con el público, en la gira que acompañó a este disco, no es que se mostrasen distantes, es que parecía que preferirían estar planchando antes que en el escenario defendiendo su último trabajo (yo juraría que en algún momento de la actuación les llegué a ver mirando el reloj…).




El día 23 de este mes volverán a intentar reconquistar a su público con “Comedown machine”. Ellos lo venden diciendo que esta vez, si. Que han hecho un gran disco, que han vuelto a disfrutar de la música, que lo han grabado todos juntos, que son amigos de nuevo… Vamos lo que dice siempre cualquier grupo en la cuerda floja cuando estrena trabajo. La verdad es que el single que han presentado, "All the time"  "One way trigger", no es ninguna maravilla (una especie de versión del “Take on me” de A-HA ¿¿¿???), pero bueno habrá que esperar a oír todo el disco. Eso sí, más les vale que se apliquen, por que están a un paso de entrar en la categoría “pa´lo que hemos quedao” donde compartirían hueco con compañeros de generación como Interpol, Kings of Leon, The Killers y demás artistas que una vez demostraron talento pero que uno no sabe si fue una casualidad cósmica o que ya se la suda todo y  han decidido sacar churros de discos que les permitan seguir girando y forrándose…



lunes, 11 de marzo de 2013

Amor de madre


Este mes ha estado bastante escaso en estrenos interesantes, por lo menos en nuestra ciudad, y como teníamos ganas de ir al cine, y nos decidimos a ver "Mamá", y la verdad es que fue una buena decisión.

Un hombre, implicado en turbios negocios económicos que quedan al descubierto con el desplome de Lehman Brothers, enloquece y acaba con sus socios y su esposa. Tras esto, huye con sus hijas pequeñas, y acaban en una cabaña perdida en el bosque. Después del fallecimiento del padre, las niñas quedan solas durante cinco años, hasta que son encontradas por un explorador contratado por el tío de las niñas. Tras unos días en un hospital psiquiátrico para valorar las consecuencias de tan largo periodo de aislamiento, son enviadas a una casa donde vivirán junto a su tio y la novia de este, bajista en un grupo de metal y que nunca ha tenido mucho interés en ser madre.

Como casi todo el mundo sabrá, esta película es el debut de su director, Andrés Muschietti en el largometraje. Este hombre venía de la publicidad donde creo entre otras, la cachondísima campaña de la primitiva protagonizada por el perro Pancho. Más tarde, debutó con un cortometraje del mismo nombre que la cinta que nos ocupa, del que  es una extensión. El omnipresente Guillermo del Toro, lo vio, y decidió producirle la película. El corto la verdad es que es bastante sencillo, pero funciona muy bien. Aquí lo tenéis:




Como habeís visto, es sencillo pero muy efectivo, concebido como un plano secuencia, que en realidad es un montaje digital de distintos planos, y que genera bastante tensión, pero que quizás pierda un poco de garra al mostrar al fantasma. Bueno pues este será más o menos lo que ocurra con la película.

A pesar de tomar como origen una historia de tres minutos, el guión de la cinta es bastante interesante, logrando que en ningún momento se sienta como demasiado hinchado, algo que en ocasiones (más de las deseadas), ocurre con las propuestas que toman como base cortometrajes. No es que sea un dechado de originalidad, pero por lo menos es directo y sin meandros innecesarios para alargar la trama. Consigue plantear ciertas reflexiones sobre los aspectos positivos y negativos que la maternidad puede generar: valentía, amor, protección, posesión, egoísmo. Pero bueno, que nadie se espere nada a lo Bergman, (que tampoco tendría mucho sentido, la verdad). Si que es cierto que hay algún momento un pelín forzado, pero a pesar de ello no hay momentos de esos risibles que hacen que se venga abajo la historia.

Los actores estan todos bastante bien, sobresaliendo Jessica Chastain (que va de oca en oca y tira por que le toca...) y las niñas, que están estupendas, y eso que una mala elección de casting en este aspecto podría haber dado al traste con toda la película. También tenemos aquí al malvado Jamie Lannister de "Juego de Tronos", Nikolaj Coster-Waldau haciendo el doble papel de padre y tío de las niñas con bastante solvencia.


Pero como ya se vislumbra en el corto, es la realización lo que se lleva la palma. Ya desde el inicio, vemos lo bien que maneja este director la cámara. Demuestra un control del montaje y los encuadres excelentes. No hay ningún plano innecesario, y logra que la tensión nazca de la puesta en escena, no de los pepinazos de volumen de efectos de sonido ni de efectos especiales espectaculares ni escabrosos. De hecho, a partir del instante en que el fantasma se hace más presente, el terror pasa a un segundo plano, convirtiendose basicamente en un drama familiar. En todo momento se sugiere más que muestra y es en estos momentos cuando logra más tensión y emoción. Sirva de ejemplo el mejor plano que he visto en una cinta de terror en mucho tiempo, aquel en el que, mediante cámara fija, se ve a la madre forzosa (Jessica Chastain) pasar por el pasillo con un cesto de ropa a la vez que vemos a las niñas jugar con algo que no es mostrado, pero que es capaz de hacer levitar a las niñas y sonréir como han hecho desde que se fueron a vivir con sus tíos.  O el emotivo plano en el que una de las niñas es abrazada por primera vez. O el final, del que no contaré nada, pero que es a la vez terrorífico y emotivo y de gran belleza.

En fin, una película bastante recomendable, y un muy buen empiece en lo que a cine de terror se refiere para este 2013.

Este chico es un demonio


Por fin conseguí sacar un rato y ver  una de las películas más polémicas (por lo menos en lo que a reacción de la crítica se refiere) del pasado año: “Tenemos que hablar de Kevin”. Y bueno, la verdad es que, aunque entiendo que haya gente a la que haya sacado de sus casillas, me ha gustado bastante.

Una mujer de mediana edad, que vive una vida triste y solitaria, es una paria en su ciudad de residencia. Mediante una serie de flashbacks, que muestran la complicada educación de su complicado hijo Kevin y su tremenda vinculación,  el espectador va conociendo los motivos de su situación actual y sus remordimientos.

La cinta presenta una muy interesante ambigüedad a la hora de valorar la relación madre-hijo. Hay momentos en los que la actuación del hijo resulta del todo despreciable y mezquina, pero en otros momentos,  se siembran en el espectador dudas sobre si el hijo es realmente tan malvado y manipulador, o si es la actitud de la madre hacia este lo que hace que se vea como negativo lo que en principio podría ser normal. Y es que en un primer momento se nos muestra a la madre como una mujer muy independiente y libre, amante de los viajes y poco dada a mantenerse siempre en el mismo sitio. De esta manera, se presenta al personaje como alguien que, a priori, no parece tener mucho interés en la maternidad.  A este respecto hay momentos muy buenos relativos a los primeros meses de vida del bebe, en los que llora continuamente, pero solo cuando esta con la madre, o así lo percibe ella… Conforme va creciendo el niño, la cosa tampoco mejora mucho, y se da entre el niño y la madre una relación tremendamente complicada, que muestra al niño como un auténtico tirano, capaz de lo que sea (hasta de cagarse encima hasta los 6 años…) para hacerle la vida imposible a su madre. ¿O son todo imaginaciones de la madre?

A la par que se va mostrando el crecimiento del niño, se va viendo también cual es la situación actual de la mujer. No es aceptada por prácticamente nadie de su ciudad, ya que la consideran culpable de la desgracia que causó su hijo, lo que la motiva a vivir una vida cada vez más cerrada en si misma e infeliz. Aunque aquí también podemos ver cierta ambigüedad, ya que dado lo surrealista de algunos asaltos que sufre por parte de sus vecinos, y el que mucho del acoso que le hacen quede en off, deja también la duda de si no serán fruto de la mente de la madre arrastrada por la culpabilidad de no haber sido una buena madre para su hijo.

Como ya he dicho en el primer párrafo, no me cuesta entender que esta película puede generar cierto rechazo, ya que el acercamiento al tema es bastante esteticista, y por momentos, casi cercano a lo más negativo del estilo videoclipero (montaje sincopado, filtros de luz, planos muy cerrados sobre objetos...), y algún espectador puede considerar (no sin motivos) que es bastante sensacionalista. De primeras a mi mismo me echó un poco para atrás la primera secuencia, con la protagonista en un plano cenital con los brazos en cruz arrastrada por la masa sobre sus cabezas rodeada de rios de líquido rojo durante la Tomatina de Buñol (¿?), una manera probablemente demasiado obvia de mostrar la importancia que va a a tener la sangre en la historia que vamos a ver. Pero la verdad es que si algo hace que la película funcione, o por lo menos que a mí así me lo parezca, es la puesta en escena y el contarla mediante flashbacks, ya que esta narrativa es la que le da cuerpo a la película. A medida que va avanzando, uno se acostumbra al tono de la película, y por lo menos en mi caso, llega a disfrutar de como esta contada, culminando con un final muy ambiguo y que da nuevas lecturas a la cinta.

Aun no he hablado de labor de Tilda Swinton en la película, y la verdad es que es simplemente fascinante. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el uso de su físico, que varía mucho de una secuencia a otra, habiendo momentos en los que la vemos como un ser desvalido, y otros en los que parece un auténtico ogro, algo a lo que ayuda también la androginía de la actriz, con su físico alargado y carente de curvas. Aquí me gustaría llamar la atención sobre el buen uso que hace la directora del vestuario y la caracterización tanto de Swinton, como de Ezra Miller (que da vida al hijo en la adolescencia). Conforme va pasando el tiempo y la relación entre ambos se va enturbiando hasta limites insospechados, la manera de vestir e incluso el peinado de ambos se va pareciendo cada vez más, lo que es un buen reflejo de que como la dificil relación entre ambos viene dado por que ambos en el fondo se retroalimentan. Y que uno sin otro no tendría esa afán por hacer la vida imposible (en el caso de él hijo) y esa suspicacia (en el caso de la madre). Esta interesante idea, tiene la culminación en la última escena en la que ambos se encuentran en la carcel, cuando la relación muestra un conato de arreglo, propiciado por el arrepentemiento y el perdón. El hijo va vestido con el uniforme naranja carcelario, que nunca había llevado en las visitas hasta ese momento, ya que continuaba vistiendo de calle (con un look relativamente similar al que presentaba la madre) y con la cabeza afeitada también por primera vez, deshaciendose del corte de pelo que llevaba hasta ese momento, que también era fácil confundir con el de su madre. Una manera brillante de mostrar el feedback que ha habido entre ambos.

Una película interesante, que arroja una de las visiones de la maternidad y de las relaciones materno-filiares menos complacientes que se ha visto en mucho tiempo. ¡Ah! Y atentos los fans de Radiohead, que la banda sonora esta compuesta por su guitarrista, Johnny Greenwood, realizando aquí una de sus cada vez más frecuentes incursiones en el cine.



lunes, 4 de marzo de 2013

El matón implacable



Los últimos libros que he leído no me han emocionado mucho, pero la semana pasada acabé “El tiempo es un canalla” (prestado por mi cuñada) de Jennifer Egan, que fue el ganador de, entre otros muchos, el premio Pulitzer en 2011. Y aunque no es una obra maestra, se lee agradable, y es relativamente original.
El modo de narración entraría dentro del tipo historias cruzadas, ya que cada capitulo tiene a un personaje por protagonista en un episodio de su vida, probablemente el más determinante de ella, y en cada uno encontramos también a los protagonistas de otros capítulos jugando un papel más secundario. En cada capítulo, además de un cambio de protagonista, y dado que el tema último de la novela es el paso del tiempo y los cambios que genera en las personas, la narración va saltando en el tiempo (y en ocasiones también en el espacio) desde los 70 hasta el 2021, de manera muy desordenada al principio, aunque, conforme se acerca al final, va adquiriendo una estructura más lineal.
Lo que nos cuenta la novela es la historia de unos cuantos habitantes de Manhattan, relacionados todos ellos de una manera u otra con el mundo del arte en general, y la música en particular. Los personajes son bastante variopintos: aspirantes a cantantes punks adolescentes reconvertidos en magnates discográficos ahora de capa caida; asistentes personales cleptómanas; estrellas cinematográficas adolescentes venidas a menos en su edad adulta; periodistas que nos pueden controlar sus instintos amorosos; publicistas devoradas por sus excesos de ambición… Vemos la desgracias venidas a consecuencia de lo que en su momento les pareció lo mejor que les había pasado en su vida; encuentros casuales que les cambiaron su futuro; errores que les salvaron la vida; parejas que parecían inevitables y que nunca ocurrieron, y otros que parecían abocados al desastre y sobrevivieron a todo; segundas oportunidades y otras que nunca volverán. Todo eso y mucho más.


La novela esta escrita de manera amena, y se lee con gusto. Como casi siempre cuando se trata de una novela de historias cruzadas, hay altibajos en el ritmo y el interés, pero a pesar de ello no se llega a hacer aburrida en ningún momento. En cuanto al estilo de la novela, como ya he comentado, es agil y ameno. Quizás la única pega que se le pueda poner es que hay un intento de variar de registro en cada capítulo para acercarlo más a su personaje, que en ocasiones funciona y en otras no tanto. Hay capítulos narrados en primera persona, otros están contado en tercera persona, y otros por narrador omnisciente. Hay también algunos experimentos narrativos con fortuna desigual: quedan bien, como, por ejemplo, los momentos en los que se  apoya en recortes (ficticios) de la prensa para refutar o contradecir la versión del protagonista para hacernos ver la diferencia entre lo que nos cuenta el personaje y lo que en realidad fue. Otros, como un capitulo narrado a través de diapositivas de Power Point, quedan más fallidos. La pena es que, al final, uno no logra dejar de darse cuenta que toda la novela esta escrita por la misma persona, que imagino que será lo que la autora quería evitar.
De cualquier manera eso no quita que la novela se disfrute bastante. Eso sí, tengo que avisar a los que esperen muchas referencias musicales, sobre todo por esa portada con un casete, se sentirán decepcionados. Hay referencias musicales al punk y al rock, y al final un concierto tiene gran peso en la trama, pero que nadie se espere una novela rock, porque no lo es.
Por cierto, según reza la solapa del libro, la HBO ha comprado los derechos. Para una serie lo veo un poco complicado, pero para una miniserie maja, si que da la cosa.
Por último el titulo, no es una traducción del original, sino una frase que pronuncia un personaje en un momento determinado. La verdad es que esta traducción tan creativa se perdona en este caso, ya que el titulo original es “A visit from the Goon squad”, que es prácticamente imposible de traducir. Los Goon squad son las bandas de matones que se dedicaban a presionar a la gente para que se uniera a un determinado sindicato, o para que aceptara unas condiciones laborales. Como es lógico, en el caso de la novela, el matón sería el tiempo, implacable y con muy buena memoria. Cualquier intento de traducirlo hubiese sido un desastre…

Para acabar os dejo con una canción que me ha venido a la mente al reflexionar sobre el libro la mítica “Disco 2000” de Pulp, que también habla de lo que tenía que haber sido y no fue, y que a mi me genera a la par diversión y tristeza, como la novela.